Estaba sentada en un sofá individual, con todos mis invitadas a mi alrededor, formábamos un círculo perfecto, en el medio de nosotras se encontraba una pequeña y petisa mesa en la que habían diversos bocadillos y té.Cada una de las marquesas en el salón se encontraba hablando, sobre algún chisme o alardeando sobre sus pertenencias, mientras que las duquesas se limitaban a sonreír y asentir.
Mi madre tomó asiento a mi derecha, en cuanto nos vimos le di un gran abrazo y su sola sonrisa me reconfortó. A mi izquierda se encontraba la Marquesa Monique, quien resultó igual de risueña que su hija.
-¿No invitó a su majestad, la emperatriz? -Preguntó la Duquesa Castiello con una sonrisa.
En lo poco que había durado la reunión, una media hora, se había encargado de demostrar su rechazo hacia mí y tratar de rebajarme, cosa que no logró.
-Por supuesto que no -Le respondí con una sonrisa cínica-, no me considero digna para que alguien de la altura de la emperatriz venga a tome el té conmigo, ¿Usted se siente digna, Duquesa?
-Claro que no -Borró su sonrisa inmediatamente para mirarme con recelo-, ¿Cómo podría yo creerme a la misma altura que su majestad?
-Ninguna de nosotras podría -Hablé mirando a mis invitadas con una sonrisa, que devolvieron.
-Sin embargo, su belleza es digna de la realeza imperial, señorita Athanassia -Habló la Marquesa Monique y automáticamente todas estuvieron de acuerdo, salvo la Duquesa Castiello, obviamente.
-No creo que sea bueno exagerar -La Duquesa me miró de arriba a abajo y continuó-, hay muchas mujeres igual de hermosas o incluso más.
-¿Usted cree, Duquesa? -Preguntó curiosa mi madre.
-No era con intención de ofender, claro está que la señorita Athanassia posee una belleza inigualable pero no diría que es la mujer más bella de todo el imperio -Intentó defenderse.
-Eso está claro -Hablé-, cada una de nosotras somos hermosas y no hay porqué hacer de nuestra belleza una competencia, ¿No lo creen?
-Tiene razón, señorita -Me apoyo la Marquesa Cappielli-. Es usted muy inteligente.
-Muchas gracias -Le sonreí.
Entre todas, las Marquesas Monique y Cappielli fueron las únicas que no alardearon de su estatus o pertenencias, al contrario, se comportaron igual que las duquesas.
Pasamos la hora entre platicas sin importancia y algunas sonrisas complacientes, la Duquesa Castiello no volvió a mencionar palabra alguna en contra de mí, en más, se quedó platicando con otras invitadas y no volvió a dirigirme ni siquiera una mirada.
-Disculpe, señorita Athanassia, ¿Me permite pasar al sanitario? -Preguntó una de las Marquesas.
Si no me equivocaba, era la Marquesa Brambilla. Cómo respuesta solo le sonreí y asentí, cuando salió de la habitación llave a Lara con la mano y rápidamente estuvo detrás de mí.
-Ve detrás de la Marquesa y vigila lo que haga -Le susurré.
Ninguna de mis invitadas estaba prestando atención así que nadie se dio cuenta cuando una de las mucamas se fue.
Entre sonrisas pude estudiar a cada una de ellas, grata sorpresa me lleve al ver que la persona de la cual estaba interesada era perfecta para tenerla a mi lado.
-¿La Duquesa Lucía te está tratando bien? -La voz de mi madre robó toda mi atención.
-Recibo un trato mejor del que esperaba -Le sonreí.
-¿Eso qué quiere decir, Athanassia?
-Quiere decir lo que quiere decir -ale reste importancia-, esperaba un trato más… malo del que tengo. No debes preocuparte, madre, estoy bien.
-Siempre que quieras o necesites puedes venir a casa.
-Esta casa dejó de ser mía desde el momento en el que me fui -Le dije con pesar.
-Nunca dejará de ser tu casa también, una casa que siempre tendrá las puertas abiertas para ti, hija.
Tan solo le di una sonrisa con los labios cerrados, terminando la conversación ahí.
¿Me dolía dejar atrás a mi familia? Rayos, sí.
Que me haya hecho la idea y preparado para casarme e irme no significa que todo se haga menos doloroso, después de todo mi mundo se reducía a mi padre, mi madre y Luca. Ahora sentía que me expulsaron de todo lo que conocía y estaba a la deriva en un nuevo mundo completamente extraño.
Lara apareció, sacándome de mis pensamientos, vino directamente a mi lado y nunca esperé escuchar lo que salió de su boca. La miré completamente anonadada y dirigí mi mirada al asiento en el cual estaba la Duquesa Castiello, que se encontraba vacío.
No puede ser.
Cambié completamente mi expresión para que nadie se diera cuenta de que algo pasaba y con mi mejor sonrisa me puse de pie atrayendo la atención de todas las mujeres.
-Disculpenme unos instantes, tengo algo que requiere mi presencia -Sonreí.
-¿No es nada malo? -Preguntó mi madre.
-Claro que no, madre, es solo un pequeño inconveniente del que tengo que hacerme cargo.
-No sé preocupe, señorita, usted vaya tranquila -Dijo la Marquesa Monique.
-Con permiso.
Caminé tranquilamente hasta la puerta, con Lara siguiéndome, cuando salí de la habitación di un suspiro y con una sonrisa triunfal miré a la mujer a mi lado.
-Llevame al lugar en dónde están -Le ordené.
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Buenass.
Solo paso a avisar que en unas horas voy a subir el otro capítulo.
Voten, comenten, compartan, etc, etc.Nos vemos.

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Ciel
Fiksi Sejarah«BORRADOR» Trilogía: Reencarnación #1 "Nos arrebataron la posibilidad de estar juntos una vez y no estoy dispuesto a que nos vuelvan a separar. Te buscaré en cada vida que tenga hasta que por fin pueda tenerte en mis brazos y gritar al mundo todo el...