Capitulo 3

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Los días que pasaron se me hicieron completamente largos y monótonos hasta que llegó por fin el día del funeral, el día en que despediremos al hombre que más amé en mi vida. Un pedazo de mí se iría con él, un pedazo de mí siempre lo amaría.

Todavía no podía creer como mi madre podía soportar todo, cada día venían visitas a darle el pésame, en mí opinión todos eran unos hipócritas.

Veía pasar a las doncellas y a los mayordomos de un lado a otro, ofreciendo comida y bebidas a las personas que se encontraban por toda la casa. La mitad de ellos querían vernos en la ruina, algunos eran amigos verdaderos de mi padre pero eran solo unos pocos y los que quedaban solo estaban ahí como espectadores, no les interesaba nada más que entretenerse con la desgracia de una de las cinco familias más poderosas. La mayoría eran unos hipócritas, pero para sobrevivir en esta sociedad tenías que serlo.

Fui caminando por el salón hasta llegar al jardín trasero donde fui hasta un banco y me senté. Miré las estrellas y me fue inevitable pensar en todo lo que está pasando, cómo nuestras vidas pudo cambiar de un día para el otro.

-Hace mucho frío para estar en el jardín a estás horas, podría enfermarse, mí lady.

Me gire y vi el lugar de dónde provenía esa voz.

Había un joven que caminó hasta estar parado frente a mí. No tenía ni idea quien era, lo detalle de pies a cabeza pero me resultaba extraño. Era como si lo conociera pero no sabía de dónde y aunque no sabía quién era sentía cierta confianza y familiaridad que le tienes solo a alguien que conoces de hace mucho tiempo.

-No se preocupe, estoy acostumbrada a estar fuera a estas horas, no me enfermare por tan poca cosa -Él me sonrió y se sentó a mí lado- ¿Nos conocemos? Se me hace familiar pero no puedo recordar de dónde.

-Le tengo que confesar que usted me causa la misma sensación, señorita.

-Podría ser que nos hayamos conocido en una vida pasada -Bromeé.

-Puede ser -Volvió a sonreír para luego levantarse-. Las vueltas del destino o la vida, como quiera decirle, son muy confusas pero tienen un fin. Con su permiso, señorita -Hizo una reverencia y se marchó.

Extrañó.

Lo vi alejarse pero en ningún momento pude sacarme la curiosidad por su persona. Era intrigante el sentimiento de conocerlo y no desconfiar de él, como me pasaba la mayoría de veces.

Suspiré, está sería una noche larga. Volví a dentro de la mansión y busque a mí madre, la encontré charlando con la Duquesa Castiello. No perdía el tiempo, sonreí y me acerque a ellas.

-Madre, Duquesa -Hice una reverencia-. Perdonen la interrupción pero quería comunicarte, madre, que me iré a mi habitación ya que no me encuentro muy bien.

-¿Qué le sucede, señorita?¿Es algo grave? -Habló la Duquesa Castiello y pude ver una preocupación genuina, cosa que me extraño.

-Oh, claro que no -Me apresure a negar-. Es solo cansancio, además el ambiente se me hace muy pesado, es mejor que vaya a descansar y a acomodar mis ideas.

-De acuerdo -Mi madre me agarró una mano y la acarició-. Si necesitas algo llama al servicio y si es grave haz que me hablen inmediatamente.

-No te preocupes, madre -Le sonreí tiernamente-. Si me disculpan, me retiro -Hice una reverencia hacia ellas y me encaminé hacia mi habitación.

Tuve que pasar entre toda la gente hasta poder ir al corredor que daba con las escaleras de la planta alta, al llegar a las escaleras me volví a encontrar con el mismo hombre.

-Vaya casualidad, será el destino, ¿No lo cree así, señorita? -Exclama mientras va bajando las escaleras lentamente.

-La casa no es muy grande como para no volver a encontrarnos, señor.

-Ahí tiene razón, señorita.

Nos encontramos en medio de las escaleras y quedamos uno frente a otro.

-Sigo preguntándome porque me parece conocido pero no puedo resolver esa incógnita -Le comentó-. Usted me resulta intrigante, señor.

-Puedo decir lo mismo acerca de usted, señorita -Acerca su cara hasta estar cerca de mí oreja y susurrarme-, con la ligera diferencia de que yo sí la recuerdo -Me quedó paralizada mientras él se aleja a su lugar nuevamente y me sonríe-. Me lástima que no me recuerde pero ya lo hará, tranquila.

Vuelve a sonreírme y acto seguido pasa por al lado mío para continuar bajando las escaleras.

Quede anonadada por unos segundos y luego me puse en marcha hacía a mí habitación.

Ese hombre decía cosas extrañas, no podía ignorar el hecho de que él sí sabía de dónde nos conocíamos cuando y yo no, además de que las cosas que decía no tenían sentido alguno para mí.

¿Será que sufre de demencia? Es la única respuesta que se me ocurre. O tal vez si nos conozcamos, no por nada me sentiría en confianza con su presencia, pero ¿Entonces por qué no lo recordaba? Todo me estaba dando vueltas en la cabeza, no me di cuenta cuando llegue a la puerta de la habitación.

Ni bien entré me deshice del vestido que llevaba, me puse mi camisón y entre en la cama.

Me percate que durante todo el día no había visto a Luca. Se suponía que hoy conocería a su prometida, esperaba que le haya ido bien y no sea tan mala como los rumores dicen que es. Por otro lado yo tenía que conocer a mí prometido hoy pero solo vi a la Duquesa.

Un momento.

Madre me dijo que yo conocía al que sería mi prometido debido a que de niña jugaba con él.

El hombre que conocí hoy dijo que ya nos conocíamos, sentía confianza y un aire familiar en él.

Puede que sea una coincidencia pero tal vez el demente no era un demente en verdad, sino que era el que se volvería mí prometido en pocos días.

¿Por qué no me di cuenta antes? Bueno, igual puede que esté equivocada y sea un solo un demente. Tendré que preguntar por él mañana.

Saqué todas las ideas que rondaban por mi cabeza, mire el techo y suspiré.

-Buenas noches, donde quiera que estés -Susurré-. Te amo, padre.

Después de eso me dormí completamente.

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