Ciel

Capítulo 30

No había tardado nada en arreglarme, gracias a Lara, a las demás mucamas y a que habíamos empezado temprano con todos los preparativos.

Tenía un vestido nuevo, color coral, hermoso y estaba bajando las escaleras para ir hacia la puerta, donde me esperaba Casian con un traje negro y una corbata de color coral en combinación con mi vestido. Lo que me resultó extraño ya que yo no le había dicho que color sería el del vestido que usaría.

De todos modos su gesto de ir combinados hizo que tuviera una sonrisa en mi rostro, sonrisa que por supuesto él también tenía. En cuanto llegue al último escalón, y estuve frente a Casian, él estiró una de sus manos para que yo la tomara y me guió hasta afuera, donde nos esperaba el carruaje.

-¿Por qué no dice nada? -Pregunté cuando después de un rato, ya dentro del carruaje, Casian seguía sin hablar y mirándome.

-Las palabras simplemente no brotan de mi boca, pero eso no quiere decir que dentro de mi cabeza no esté babeando por lo bella que se ve, señorita Athanassia.

Solo con esas palabras pudo hacer que mi corazón diera un vuelco y latiera cada vez más rápido, en mi estómago pude sentir un hormigueo que se hizo paso de golpe, y me sonrojo. Evité su mirada, más que nada por la pena de que me viera sonrojada.

El efecto que tenía Casian en mi era algo que no podía controlar.

Seguimos el viaje en silencio, él mirándome a mí y yo mirando el paisaje casi nocturno que se veía por las ventanas de nuestro transporte, el atardecer hacía que se viera casi todo de un color anaranjado hermoso.

Trataba de no prestarle atención al hecho de que en ningún momento Casian había apartado la mirada de mí.

-¿Mi vestido tiene algo? o ¿Tal vez sea mi peinado? -Pregunté.

-No, ¿Por qué lo pregunta? -Dijo confundido.

-Es que no ha apartado la mirada de mí ni por un segundo.

-Perdone -Se sonrojo completamente, además de ponerse nervioso y tuve que aguantar la carcajada que estuvo a punto de salir.

Se veía como un niño al que acababan de regañar o al que habían encontrado haciendo una travesura, era tierno.

-Lo que sucede es que me es inevitable verla solo a usted -Confesó.

-Entonces espero no ver qué mira a otras mujeres durante el banquete -Bromeé.

-Tienes mi palabra de que no voy a hacerlo -Dijo cuando por fin pudo calmarse y el rojo de su cara se fue.

Luego de esa pequeña charla el viaje se hizo más ameno, aunque después de eso llegamos rápido al palacio. Entre con un brazo enganchado al de Casian, el salón se veía hermosamente decorado. 

Apenas pusimos un pie en el salón pude ver cómo Ramsés se acercó a nosotros, rápidamente y con una sonrisa se detuvo frente a mí.

-Te ves hermosa, Athy -Dijo.

-Gracias, usted también se ve muy guapo, su alteza -Le respondí.

-Por favor, Athy, háblame de tú, ya sabes que no me gusta que me trates de usted ni de “alteza” -Dijo Ramsés con ojos tristes.

-Esta bien -Le sonreí y me acerque para darle un abrazo-, Feliz cumpleaños Ramsés -Susurré en su oído y pude sentir como él me apegaba más hacía su cuerpo.

Casian se aclaró la garganta y eso hizo que Ramsés y yo terminemos con el abrazo.

-Feliz cumpleaños, alteza -Dijo Casian asintiendo con la cabeza, a lo que Ramsés le respondió del mismo modo.