Podía escuchar una voz llamándome a lo lejos, cada vez acercándose más pero no podía distinguir muy bien qué era lo que me decía.De repente, algo golpeó mi hombro derecho, haciendo que toda la oscuridad a mi alrededor se esfumara en un abrir y cerrar de ojos.
-¿Está bien, sir Casian? -Athanassia me miraba con preocupación.
¿Qué me había pasado?
Mi mano soltó la de ella y bajó hasta mi abdomen, en el lugar en el que tendría que estar la herida pero no había absolutamente nada.
Estaba vivo.
La confusión vino a mí tan rápido que no tuve ni siquiera tiempo de asimilar nada. Seguía en el mismo lugar, frente al piano, con Athanassia al lado mío. Sin embargo, no estaba herido y ella no llevaba un puñal en sus manos.
-¿Qué sucedió? -Logré preguntar.
-No lo sé, de un momento a otro fue como si se hubiera ido de este lugar pero su cuerpo seguía aquí -Ella trataba de explicar pero ni siquiera sabía que era lo que había pasado.
Mire a mi alrededor, buscando esos ojos color carmín pero no hallé absolutamente nada.
-Creo que el estrés me jugó una mala pasada -Le reste importancia.
La inquietud y el nerviosismo no abandonaron mi cuerpo, ni siquiera cuando le pedí a Athanassia que me dejara solo y salió por la puerta sin darme una segunda mirada.
¿Me estaba volviendo loco? Quizás.
Solté un resoplido mirando al techo. El cielo seguía siendo el mismo, el sol también estaba ahí pero... ¿Qué fue lo que vi?
-Yo podría responder esa pregunta -Una voz a mi lado me hizo saltar del susto.
En cuanto mire a la persona que tenía sentada a mi derecha lo primero que me atacó fue un rojo intenso en sus ojos y una sonrisa malévola.
-Duque Astello -Me dio su mano, la cual estreché con desconfianza-. Astello para los amigos -Guiño un ojo.
-¿Quién se supone que es usted?¿Y cómo llegó aquí?
-Muchas preguntas para las que tengo respuestas pero solo te daré el gusto de responder una, así que piensa bien.
Sin prestarme atención se puso a tocar el piano, una melodía que nunca antes había escuchado empezó a sonar, llenando toda la sala y, junto con ella, mi cabeza.
-¿Qué fue lo que vi? -Asumía que esa era la causa por la que apareció, además de ser lo que más me tenía intrigado.
Creo que esa fue la pregunta correcta ya que Astello puso una sonrisa mucho más grande.
-Una advertencia.
-¿Advertencia? -Repetí- ¿De quién?¿Para qué?
-De mí, para ti -Respondió con simpleza, encogiéndose de hombros-. Solo quería ayudarte a abrir un poco los ojos para que puedas ver lo que hay en tus narices.
-¿Y eso sería a mi prometida matándome?
-Exacto, mi querido Duque -Volvió a sonreír-. Cómo ya dije, es solo una advertencia. Tú decides si hacer caso a ella o ignorarla.
Y así, tan rápido como dejó de tocar el piano y la melodía desapareció, desapareció él también.
Definitivamente me estaba volviendo loco.
Debería ir a hablar con Athanassia y tratar de explicarle pero... ¿Explicarle qué cosa? Ni siquiera sabía que era lo que había pasado. Además de que me había propuesto darle su espacio para poder pensar y decidir qué pasaría con nosotros.
Muy en el fondo tenía ganas de que volviera y mandara todo al carajo, que me hablara y pidiera ayuda pero por lo que la conocía sabía que no haría eso, no podía esperar de ella algo que nunca haría.
También estaba mi padre, llamándome patético por estar a los pies de una mujer. Claro que para él era fácil, mamá no hizo que dudara de su amor ni por un segundo, como tampoco huía de él.
Por otro lado estaba Blaine, mi maldito hermano mayor al que le encantaba joder todo. No tenía ni idea que mosca le había picado, volver repentinamente y querer “recuperar” algo que había perdido hace tiempo, idiota.
Debía tener cuidado con los pasos que daba, ser más cauteloso. Podría tener a Athanassia en la palma de mi mano pero cada vez que estaba a punto de conseguirlo había algo que lo detenía y la empujaba lejos nuevamente, era frustrante.
Estaba fascinado por ella, lo admitía pero, ¿Cómo no estarlo? Es una mujer digna de adorar, no podía evitar incluso admirar cada paso que daba. Me tenía hechizado.
Pero a pesar de eso, podía controlarme y si las cosas no salen como yo lo espero puedo eliminar ese “hechizo” en un instante, al igual que a su pequeña bruja que lo hizo.
Lo que Astello me había aconsejado seguía latente en algún lugar recóndito de mi cabeza, haciendo eco en mis pensamientos.
-Andar con cuidado a partir de ahora -Suspiré-. Cómo si no tuviera más cosas de las que preocuparme. Que pereza.
Con pesar me puse de pie y caminé a la salida. En cuanto crucé la puerta dos guardias me esperaban.
-Lord Casian -Habló uno de ellos-. Su majestad, el Emperador solicita su presencia en el palacio, ya mismo.
-Iré a prepararme, esperen por mí fuera.
Realizaron una inclinación y se fueron. Solo había una cosa que me traería el llamado de Su Majestad: más problemas.
Cuando volviera a casa debía prepararme unas vacaciones lejos del Imperio. Me las merecía, después de todo lo que llevo aguantando en los hombros.
Antes de ir al palacio debía asegurarme que Athanassia no pensara cosas raras sobre mí. Me puse en marcha a su dormitorio, lugar donde asumía que se encontraba pero al abrir la puerta de la habitación me recibió una de las mucamas y no ella.
-Quiero hablar con tu señorita -Ordené.
La muchacha me veía fijamente a los ojos, cosa que aumentaba mi mal humor. Si había algo que no me gustaba era que la servidumbre se tomará el atrevimiento de mirarme a los ojos cuando se dirigían a mí; eran personas inferiores, no tenían ni el derecho ni la obligación de verme a la cara.
-La señorita está descansando, se encontraba muy desganada y pidió que nadie la molestara en lo que queda de la tarde -Respondió.
-No soy nadie, soy su prometido.
-Como ya dije -Insistió-, se encuentra descansando. Si quiere puede dejar un recado y yo se lo haré saber cuándo en el momento en el que despierte.
-Dejalo -Mi irritación se había multiplicado.
Me fui, tratando de calmar mis emociones pero en la entrada me topé con Blaine.
¿Acaso hoy era el día de alterar a Casian?
Me miraba con superioridad, como siempre, estaba deseoso de que llegara el día en el que podría restregarle en la cara que todo lo que él quería era mío. Que yo era mejor que él.
-Hermano, estaba a punto de ir a buscarte -Dijo en cuanto me tuvo frente a él.
-¿Y eso a que se debe?
-A que tenemos una audiencia con el Emperador -Sonrió.
Carajo.
¿Qué tenía que hacer un maldito parásito en una reunión con el Emperador? Yo era el sucesor de la familia, Blaine no tenía vela en nada de eso.
Me trague mi enojo y le sonreí, respire profundo y fuimos en camino al maldito palacio.

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Ciel
Historical Fiction«BORRADOR» Trilogía: Reencarnación #1 "Nos arrebataron la posibilidad de estar juntos una vez y no estoy dispuesto a que nos vuelvan a separar. Te buscaré en cada vida que tenga hasta que por fin pueda tenerte en mis brazos y gritar al mundo todo el...