Capítulo 46

83 11 3
                                    


-¿Sucede algo, Athanassia?

Levanté la vista de mi plato de comida, Casian estaba frente a mí con una mirada confusa.

-¿Disculpa? -Pregunté- Lo siento, no estaba prestando atención.

Él solo suspiró mientras negaba con la cabeza.

-¿Se siente bien?

Sus ojos demostraban genuina preocupación pero yo no podía pensar en otra cosa que no fuera que delante de mí se encontraba el hijo de la persona que mató a mi padre.

Algo cambió.

Cuando volví a la mansión y lo vi parado en el comienzo de las escaleras, cuando me miró y me sonrió tiernamente no pude sentir otra cosa que rechazo y culpa. Culpa por sentir atracción hacia él, porque sí, me había dado cuenta que lo que sentía por Casian no era más que una atracción física. Porque para amar a alguien hay que conocerlo, es un sentimiento que no puede nacer de la noche a la mañana, ni de una pequeña mirada.

Pero los sentimientos de rechazo y culpa se mezclaban con las ganas de querer tomar a Casian y besarlo, entrar a una burbuja donde solo estemos los dos. Porque en mi cabeza seguía recorriendo el recuerdo del beso que nos dimos, nuestro primer beso.

-Estoy bien -Le sonreí nerviosa-, solo son bobadas de mujeres, ya sabe -Le reste importancia, tratando de que se olvide del tema y no indagué.

-De acuerdo -Dijo, sin estar muy convencido-. Alfred me habló de la reunión para tomar el té que tendrás mañana.

Había olvidado completamente esa dichosa reunión. Mañana vendrían las señoritas de la nobleza, me resultaba agotador de solo pensarlo pero era una buena ocasión; era mi oportunidad para poder elegir bien quien ayudaría en nuestra pequeña rebelión.

-Así es, mañana vendrán algunas señoritas -Hablé con entusiasmo-. Espero que todo salga según lo planeado.

Casian me sonrió. Incluso su sonrisa ya no me causaba el mismo efecto que antes, era algo triste pero no me iba a permitir lamentarme por eso. Podría tener al hombre que quisiera, después de todo era un muy buen partido, pero a mi padre no lo vería nunca más y eso era culpa de ellos.

-Me alegra que esté más entusiasmada, no me gusta verla triste.

Me sentía confundida ya que no podía saber con certeza si lo que me decía, si lo que me demostraba era verdadero o solo parte de una actuación.

La cena transcurrió normal, en silencio, Casian no volvió a intentar hablar, cosa que agradecí.

-Preparame la tina -Le ordené a una de las mucamas que caminaba detrás de mí.

-Sí, señorita -Luego de dar una reverencia, se perdió por otro pasillo.

-¿Quiere que traiga el libro que estaba leyendo? -Preguntó otra de las mucamas.

No tenía cabeza ni siquiera para leer y, así, escapar de la realidad, al menos unos minutos.

Estaba a punto de responder a la mucama cuando veo en la puerta de la habitación a Astello, mirándome con una sonrisa.

-No, mejor déjenme sola, no quiero que nadie se acerque a mi habitación hasta que yo lo ordené -Dije, mirando a Lara-. Si alguien quiere algo de mí, que hablen con Lara y luego ella venga a hablarme, solo ella tiene permitido entrar a la habitación.

Todas asintieron, no muy convencidas.

-Ahora, largo.

Se fueron, una a una, en fila. Lara fue la última en quedarse, esperando a que yo le diera alguna orden o algo.

CielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora