Capítulo 47

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Ella me miraba, sin soltar palabra alguna. Su silencio era como el filo de una espada, cortando mi piel, dejando la sangre escapar de mi cuerpo.

No sabía qué más hacer, sentía que de a poco se iba perdiendo la poca confianza y el poco cariño que logré ganarme. Sentía como si se estuviera escapando de mis manos y ni siquiera cerrando el puño podría evitar que se desvaneciera.

Y es que Athanassia era maravillosa, sabía con certeza que si la perdía no iba a poder encontrar a otra mujer que la igualará.

¿Tenía miedo? Sí.

Miedo de que descubriera que yo no valía la pena y se vaya, miedo de que se aburra de mí y consiga a otra persona, miedo de no ser lo suficientemente bueno para ella.

-Su silencio hace que mi mente piense solo lo peor -Le confesé.

-Perdone -Habló luego de mucho silencio- ¿Podría… darme un tiempo a solas? -La miré con tristeza y rápidamente continúo- Es solo para pensar -Aseguró.

Sin quedarme otra opción tan solo lo acepte y la dejé, en esa habitación, sola.

En los pasillos de la mansión no me crucé con nadie, se encontraban completamente vacíos, combinando así con mi estado de ánimo. Hice el camino hasta la oficina de mi padre, en donde él me esperaba sentado en su escritorio.

-¿Por qué te muestras débil ante ella, Casian? -Es lo primero que pregunta mi padre cuando me ve cruzar la puerta.

-Quiero tener la misma clase de amor y relación que tienen tú y mamá -Respondí.

-La diferencia es que yo nunca perdí mi dignidad ante tu madre. Si sigues comportándote como una niña asustada ella solo te usará a su antojo.

Él no lo entendía, si yo no abría mi corazón a Athanassia ella nunca me abriría su corazón a mí. Yo tengo que dar el primer paso para que ella se de cuenta que es seguro cruzar por el hielo congelado.

-¿Dónde guardaste el contrato que nos envió el Duque Vel Laviti? -Preguntó mientras buscaba entre los papeles de su escritorio.

-En la segunda gaveta de tu escritorio -Respondí con simpleza mientras tomaba asiento frente al escritorio.

Me puse a mirar el techo, como si fuera lo más interesante, mientras papá buscaba el dichoso contrato de manera desesperada. No le preste atención, mi cabeza estaba ocupada pensando en Athanassia.

¿Qué tenía que hacer para que ella pudiera estar dispuesta a confiar por completo en mí?

Primero tendría que pensar qué hice mal para que no confiará en mí, pero ahí se ponía difícil, según lo que creía, había hecho todo bien pero, al parecer, lo que yo creía que estaba bien en realidad era un completo desastre.

A pesar del beso ella se comportaba como si fuéramos tan solo dos conocidos, ni siquiera me consideraba un amigo. Sí, nos conocimos hace relativamente poco pero estábamos comprometidos, no existía razón alguna para que ella me considerará como un… ¿Enemigo? Carajo, no lo sé.

-¡Casian! ¿Dónde rayos está el contrato? -Gritó mi padre, sacándome de mi burbuja.

Fruncí el ceño y lo miré confundido.

¿Contrato? ¿Que contrato?

-¿De qué hablas? -Y al parecer, esa pregunta solo lo enojó más.

-Casian, deja de jugar con la poca paciencia que tengo, ¿Dónde carajos pusiste el contrato?

Mi mente se puso a analizar y recordar todos y cada uno de los eventos cercanos, hasta que di con el indicado.

El contrato con el Duque Vel Laviti fue entregado a mí para sellarlo y guardarlo pero en medio de mi trabajo fui interrumpido por mi hermano.

Blaine se había aparecido de la nada, en medio de la oficina, gritando y arrojando todo a su paso. No entendí casi nada de lo que me dijo ya que, en su enojo, parecía no modular bien las palabras.

Lo último que recuerdo de ello fue que deje a Blaine solo en la oficina para que se tranquilizara y luego lo buscaría para hablar, cosa que nunca pasó ya que con todo lo de Athanassia se me olvidó completamente lo de Blaine.

Fue ahí cuando encontré la respuesta: Blaine.

-Te traeré el contrato -Respondí mientras me ponía de pie-, no te preocupes por nada, padre. Déjalo en mis manos.

Antes de  que siquiera mi padre intentara responder algo, salí apurado en busca de mi hermano. Blaine debía darme explicaciones, no solo de su pequeño berrinche, sino también de la desaparición del contrato.

Casi corriendo fui a su habitación, el único lugar en la casa en el que estaba seguro de que él estaría ahí. Sin golpear, solo entre y me lo encontré sentado, leyendo el contrato que papá estaba buscando con desesperación mientras tomaba té.

Me puso más furioso el hecho de verlo tan tranquilo, fue como algo caliente brotando desde el fondo de mi estómago y estallara de golpe.

-¿Qué se supone que haces con el contrato que desapareció de la oficina de papá? -Pregunté furioso.

No esperaba una respuesta, realmente solo quería desquitar mi enojo en él, enojo que no solo se trataba de Blaine siendo un idiota, sino también de Athanassia alejándose de mí.

-¿Quién carajos te dio permiso de irrumpir en mi habitación así? -Tiró el contrato en la mesa y se puso rápidamente de pie, enfrentándome cara a cara.

-¿Robas un contrato de la oficina de papá y lo único que tiene que importarme es el hecho de entrar a tu habitación sin avisar primero? -El sarcasmo de mi voz fue tan evidente que lo confundió.

A pesar de las miles de diferencias y peleas que teníamos, nunca antes me había molestado tanto, ni siquiera cuando insinuó querer a Athanassia y heredar el título de Duque.

-Casian, mejor relájate y luego hablaremos -Dijo con tranquilidad mientras volvía a tomar asiento.

Su calma solo me daba más rabia.

-¡Lo hablaremos ahora! Estoy harto de que te comportes como un niño pequeño, Blaine. Asume tu responsabilidad y compórtate como alguien acorde a tu maldita edad.

Él solo me miraba, sorprendido, sin saber cómo reaccionar, sin saber qué decir o hacer.

-No vuelvas a robar contratos, documentos o siquiera un lápiz de la oficina de papá. No se te ocurra volver a hacerme un berrinche como el de la otra vez -Proseguí-, y si quieres seguir comportándote como un idiota, házlo, pero no aquí y menos frente a mí, papá o Athanassia.

-¿Es eso lo que te molesta? -Preguntó cuando salió del asombro- Siempre me he comportado de la misma manera, ¿Que cambió?

Me quedé callado.

Era cierto, Blaine seguía siendo el mismo idiota que hace diez años y estaba seguro de que aunque pasarán otros diez años más no iba a cambiar.

-Te diré lo que ha cambiado -Habló cuando vio que no iba a interrumpirlo-, ahora está ella aquí. Tú no quieres verte como el niño tonto que siempre fuiste y estás acorralado, porque no te están saliendo las cosas como quieres -Me miró con burla-, ¿Que se siente que la mujer que quieres no te quiere en lo más mínimo? -Apreté la mandíbula- Dime, hermanito, ¿Que se siente que alguien no haga las cosas como quieres?

Me contuve de darle un golpe, él solo estaba jugando conmigo. Era lo que Blaine hacía mejor, provocar a los demás al punto de explotar.

-No caeré en tus malditos juegos, Blaine.

-Sabes que lo que digo es una realidad. Athanassia es la primera persona que no se deja seducir por tu cara bonita -En este punto lo tenía frente a mí, tomó mi cara en sus manos y me obligó a no sacar la mirada de él-, es la primera que te toca los nervios ya que no puedes usarla a tu antojo y eso es lo que más me divierte y gusta de ella.

Sonrió con burla mientras mi rabia se adueñaba de todo mi ser.

CielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora