Capítulo 22

166 14 11
                                    


No sabía qué era lo que me pasaba exactamente, hace una momentos estuve a punto de darle un beso a Casian, no iba a negar algo que pasó. Pero era totalmente algo que nunca hubiera hecho, no sé qué es lo que me impulsa a abrazarlo cada vez que me da una buena noticia, ni el porqué del pequeño acercamiento que tuvimos.

Aunque era algo nuevo para mí tampoco iba a negar que eso me gustaba, porque si, me gustaba estar cerca del él. Al principio lo confundí con lo mismo que sentía cuando estaba con Luca o Ramsés, pero es otra cosa definitivamente. Quería besar a Casian, quería abrazarlo, quería estar cerca de él.

No era algo malo si nos ponemos a pensar en que se trata de mi futuro esposo, pero soy totalmente una novata en esto y una parte de mi me dice que no debería estar sintiendo estas cosas.

Sin embargo cuando me encontraba a su alrededor todo sentido de la cordura se iba de mi cuerpo y lo único que hacía era tomar acciones sin pensar, como eso de tirarme a sus brazos cada vez que se me presentaba la oportunidad.

-¿Entonces al final te enamoraste de él?

No sabía que condena estaba pagando para tener que soportar a Astello pero en fin, tenía que acostumbrarme a ver su molesta cara cada vez que se le antoja venir a verme.

-No, no estoy enamorada -Le contesté-. Y no me hable como si fuéramos cercanos, señor Astello.

-Pensé que ya éramos grandes amigos.

-Pensó mal, dejar de idioteces y dígame para qué vino -Me tenía harta.

-Solo quería recordarle a la señorita que no tiene que enamorarse de Casian, usted ya tiene un amor que la está esperando.

-Si me dijera quien es ese dichoso "amor" puede que le llegue a creer solo un poco -Lo miré arqueando una ceja.

-Blaine Castiello -Respondió con una sonrisa.

Fue inevitable reír, ¿Blaine Castiello? Cómo si yo pudiera enamorarme de alguien como ese hombre.

-No haga bromas de mal gusto, señor Astello. Si no tiene nada más que decir o hacer le voy a pedir por favor que se retire -Fui hasta la puerta de mi cuarto y la abrí esperando a que él saliera.

-No estoy bromeando, tendría que hacer caso a mis palabras y no tomarlas como bromas -Luego de eso desapareció como si nada.

Cerré la puerta de un golpe y fui a tirarme a la cama. Astello y sus tonterías me tenían harta.

¿Blaine el amor de mi vida? Primero muerta antes que estar con ese idiota ególatra, estoy segurisima que está tan enamorado de sí mismo que no se da cuenta del rechazo que me genera.

No sé qué rayos se piensa pero todos los días intenta algo conmigo y todos los días me encuentro escapando de él. O no entiende las indirectas o es demasiado idiota o le importa un cuerno mi opinión acerca del asco que me genera.

Es que no puedo ni siquiera ir por un vaso de agua a la cocina porque él ya está detrás mío intentando algo. Es frustrante. Necesitaba sacarlo de encima mío de alguna manera.

Hades vino corriendo y subió en la cama conmigo, sonreí mientras lo acariciaba. Amaba a este pequeño cachorro. Fue un regalo de papá, a mi me dio a Hades y a Luca le dio a Luna. Los dos canes estaban bien cuidados, obviamente, y también eran muy obedientes.

Hades es mi pequeño bebé y no pienso dejarlo de lado ni permitir que algo le pase. Mamá siempre se burla de mí por eso, diciendo que parezco una madre defendiendo a su hijo, tal vez sea cierto, después de todo es inexplicable lo mucho que amo a ese pequeño animal.

Me estaba quedando dormida, acariciándolo, hasta que alguien tocó la puerta.

-¿Lady Athanassia? -Se escuchó la voz de una mucama.

-Adelante -Hablé mientras me desperezaba y tomaba asiento en la cama.

-Disculpe -Dijo mientras entraba a la habitación-, la señora me mandó a llamarla, la espera en el jardín.

-¿Sabes para que me llama? -Pregunté curiosa.

-Lo siento -Negó para luego retirarse de la habitación.

Sin otra opción me levanté de la cama definitivamente al encuentro con la Duquesa Castiello. La señora de la casa era muy débil, se enfermaba seguido, no era algo nuevo, de hecho su nacimiento fue un milagro. Su madre tuvo complicaciones durante su embarazo y cuando la señora nació estuvo a punto de morir, desde niña que ha tenido una salud muy débil y, si me lo preguntan, es sorprendente que siga viva hasta ahora.

Cuando llegué al jardín la vi, estaba sentada tomando su amado té de manzanilla, mirando el paisaje. Era una mujer realmente hermosa y si no la conociera diría que está bastante bien de salud cuando la realidad era que tenía un pie en el mundo de los muertos y otro pie en este mundo.

-¿Me mandó a llamar, Duquesa? -Al escuchar mi voz se sobresaltó, al parecer no me había escuchado llegar.

-Athanassia, sí -Sonrió dulcemente-. Quería que habláramos, de mujer a mujer -Me guiño el ojo-. Tome asiento, por favor.

En cuanto me senté frente a ella sentí que más que una charla esto era como un campo de batalla en el que sería puesta a prueba. Su sonrisa y mirada me decían a gritos que ésta charla sería de todo menos amigable. Nunca pensé sentirme intimidada por alguien que tenía su vida pendiendo de un hilo pero la Duquesa Castiello tenía un porte de superioridad, no había duda en su mirada, era como si tan solo con verla te dijera que no tienes chance de ganar algo contra ella.

Y así, las dos solas en medio del jardín, empezamos con nuestra charla, mejor dicho ella empezó a probarme.

CielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora