La noche de la dichosa reunión por fin había llegado y los nervios se apoderaban de mi cuerpo a medida que los minutos pasaban.
-Cálmese, señorita -Habló con calma Blaine.
En estos instantes estábamos en un carruaje, viajando en dirección a un bar en las calles más pobres del imperio. Al parecer los nobles que se reunirían querían que nadie sospechara de esta pequeña junta.
Cambiaron no solo la fecha de reunión sino también el lugar. Era pasada la medianoche, la luz de la luna era lo único que alumbraba nuestro camino, eso y las antorchas de fuego que estaban al borde del camino.
El silencio se hacía presente en medio de Blaine y yo. Salimos de la mansión en cuanto estuvimos seguros de que todos dormían, Astello se aseguró de que nadie nos viera o nos siguiera. El chofer del carruaje era uno de los sirvientes de confianza de Blaine, así que no estaba preocupado de que pudiera hablar de algo.
-Estoy calmada -Le aseguré-, es solo la ansiedad de comenzar con nuestro juego.
-Yo diría que no veo tranquilidad en su ser -Dijo con gracia-. Verá que todos los nobles que estén presentes piensan igual que usted, igual que yo -Me garantizó.
-Eso no me preocupa, lo que me puede llegar a preocupar es que fallemos, que nos descubran o que alguno nos delate.
-Tiene mi palabra de que eso no va a suceder -Miró hacía el camino, haciendo que la luz ilumine la mitad de su cara-.Las personas que hoy conocerá están dispuestas a arriesgarse por un cambio -Guardó silencio unos segundos- , además Astello la salvará si llega a pasar algo malo.
-¿Qué hay de usted?
-Me metí en esto sabiendo que debía arriesgar todo lo que tengo -Me confesó mirándome con una sonrisa triste-, no tengo nada que perder más que la vida, aunque no vale nada.
-Sigo pensando que es un imbécil -Admití, cosa que lo hizo reír un poco-, pero puedo decir con certeza que su vida si vale la pena... además puede que ahora lo soporte más que antes.
-Admítalo, le caigo bien -Sonrió.
-Dije que lo soportó más que antes, no haga que mi aversión hacia usted vuelva -Le advertí.
Blaine solo me miró con diversión y se quedó callado. El resto del viaje lo continuamos en silencio, en unos 10 minutos ya logramos llegar a nuestro destino.
-Cúbrase con su capa, por ahora es mejor guardar el anonimato -Me aconsejo-, solo hasta que sea seguro.
-Creí que había dicho que las personas ahí dentro pensarían como nosotros.
-Que piensen como nosotros no quiere decir que debamos confiarnos -Me dijo serio.
Se acercó a mí y cubrió mi cabeza y rostro con la capucha de la capa, luego él hizo lo mismo y me tendió su mano para guiarme.
-No hace falta que me lleve de la mano, no soy una damisela en apuros -Le sonreí irónica y pase a un lado de él.
-Solo trataba de ser amable -Escuché que dijo a mis espaldas, cosa que ignoré y seguí caminando.
El bar tenía muy mala pinta, estaba claro que nos encontrábamos en uno de los barrios más pobres. Había prostitutas cada 5 pasos, hombres en el suelo desmayados debido al alcohol que tenían en el cuerpo, también otros pocos hombres vomitando en algunas esquinas, algunos a punto de pelearse y otros charlando con las prostitutas.
Era un ambiente completamente nuevo para mí, los sentimientos de incomodidad y de no encajar en aquel lugar se instalaron en mi pecho.
Blaine abrió la puerta del bar, dejándome entrar primero. El lugar estaba casi lleno de personas, amontonadas en alguna mesa o paradas en la barra pidiendo alcohol.
Poseía un clima oscuro,que podría llegar a decirse que era lúgubre. Mujeres iban y venían llevando alcohol con una sonrisa pícara en sus rostros, hombres miraban con lujuria a aquellas camareras quienes gozaban de ser vistas así.
Caminé detrás de Blaine, teniéndolo muy de cerca. Fuimos sin ningún inconveniente hasta la barra, en donde él habló con el hombre que servía el alcohol, creo que era el dueño.
-Quisiéramos beber algo -Dijo con seguridad, haciéndome fruncir el ceño.
¿Por qué va a pedir una bebida? Se supone que la reunión sería en cualquier momento y el idiota quería beber algo de alcohol.
-¿Qué puedo ofrecerles? -Respondió el hombre con indiferencia.
-Nos gustarían dos hipocrás.
El hombre detrás de la barra se quedó, por unos segundos, petrificado, luego nos miró con seriedad para después hablar nuevamente.
-Solo nos queda una botella que está en el depósito -Me miró y luego a Blaine-, ¿Les gustaría acompañarme en busca de ella?
-Todo sea por un buen vino -Acepto Blaine.
Aquel hombre salió de la barra y, después de mirar a su alrededor, nos hizo una seña para que lo siguiéramos.
Nos llevó por un pequeño pasillo, casi sin iluminación, para luego abrir la puerta de lo que parecía un sótano. Prendió una antorcha y se la dio a Blaine.
-Bajen y sigan derecho, deben entrar a la tercera puerta, a la derecha -Nos indicó.
Después de decir aquello simplemente se giró y se fue por el mismo camino por el cual habíamos llegado, desapareciendo en la oscuridad de ese lugar.
-Bueno -Habló Blaine, matando el silencio-, entremos.
-¡Espera! -Lo detuve antes de que pusiera un pie en las escaleras.
-¿Qué ocurre? -Me miró alarmado.
-Nada, solo quería asustarlo -Le sonreí.
Me miró mal, suspiró y procedió a bajar por aquellas, oscuras, escaleras. Bajé detrás de él, teniendo cuidado de no pisar mal y caer; fueron muchos escalones hasta que finalmente llegamos al final.
Él alumbró el lugar, otro pasillo sumergido en la oscuridad. No sé que tenía la gente con los pasillos oscuros pero, a mí parecer, eran horribles.
Caminamos unos pasos y encontramos dos puertas enfrentadas, una a la izquierda y otra a la derecha.
-¿Recuerdas cuál puerta dijo que era? -Preguntó.
Miré a Blaine, él me miró a mí.
-¿Realmente no recuerda o esta haciendose el idiota?
-¡Claro que lo recuerdo! -Dijo y se acercó a la puerta de la izquierda- Era.
-Tercer puerta a la derecha -Suspiré.
-¡Exacto! Era para ver si estaba atenta, señorita.
-Claro...
Seguimos nuestro camino, rápidamente pudimos llegar a la que era la habitación. Blaine abrió la puerta, entrando primero él, y luego entre yo detrás. Apagó la antorcha, ya que la habitación estaba bien iluminada, y se quedó quieto unos segundos, mirando a su alrededor.
En total eran 7 personas, 9 contándonos a nosotros dos. Todos llevaban su cara cubierta y guardaban su distancia que los demás desconocidos.
-Parece que llegamos a tiempo -Dijo Blaine con alegría.
Las siete miradas se posaron en nosotros, luego se abrió nuevamente la puerta dejando entrar a una décima persona.
-Bueno, creo que soy el último.
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Ciel
Fiksi Sejarah«BORRADOR» Trilogía: Reencarnación #1 "Nos arrebataron la posibilidad de estar juntos una vez y no estoy dispuesto a que nos vuelvan a separar. Te buscaré en cada vida que tenga hasta que por fin pueda tenerte en mis brazos y gritar al mundo todo el...