Capítulo 36

139 13 6
                                    


Luca tan solo se reía de mí, le había contado todos los sucesos que habían pasado desde que entré a la casa Castiello hasta el día de la fiesta del cumpleaños de Ramsés.

Al principio solo se quedó en silencio, escuchando atentamente lo que le decía, una vez que termine de hablar se echó a reír a carcajadas, burlándose de todo lo que me había pasado.

-¿Ya has terminado de burlarte de mí? -Le pregunté sería.

-Todavía no, espera un segundo -Río por un rato más y luego me miró con una sonrisa-. No te enojes, hermanita, ¿Quien se burlara de ti si no soy yo? Es un deber de hermanos.

-Lo que tú digas, Luca -Suspiré.

-Bueno, ¿Me pediste que viniera aquí para burlarme de lo que te sucede o necesitas algo en específico? -Preguntó mientras llevaba un bocadillo a su boca.

Le hice una seña a Lara, que se encontraba detrás de mí a una distancia prudente, y se acercó trayendo consigo los documentos que Astello le robo a Blaine.

En cuanto los documentos entraron a la vista de Luca los miro curioso, Lara los dejo en la mesa y volvió a su lugar, detrás de mí.

-¿Y eso? -Preguntó.

-Esto, hermanito -Hablé mientras tomaba los documentos en mis manos-, es nuestra carta maestra -Me levanté y comencé a acercarme a Luca, quien no sacaba la mirada de los documentos-. Gracias a esto tenemos en nuestras manos a Charlotte Vel Laviti.

-¿Qué dicen los documentos? -Pregunto intrigado en cuanto puse los dichosos papeles frente a él.

-Descúbrelo tú mismo -Le dije mientras volvía a mi asiento.

Luca empezó a leerlo, su cara demostraba todo lo que sentía en ese momento. Paso de la curiosidad a la intriga, luego a la fascinación y por último una sonrisa de triunfo que hizo que recordara las veces de niños en las que ganaba algo y se ponía a presumir eso.

Al dejar de leer me miró, todavía con esa sonrisa, y lanzó una carcajada. Yo solo lo miraba seria pero luego de que él dejara de reír no pude evitar sonreír también, se sentía como si tuviéramos 7 años nuevamente y  estuviéramos haciendo una travesura, siendo dos cómplices de un crimen.

-Hermanita, me sorprendieron siempre tu inteligencia y astucia -Arquee una ceja-, desde pequeños siempre fuiste buena haciendo planes y todo eso -Suspiró-. Es por ello que agradecí siempre ser tu hermano y no tu enemigo.

-¿Por qué?

-¿No es obvio? Terminaría perdiendo -Soltó una risa irónica-. Tal vez tú no te hayas dado cuenta, Athanassia, pero siempre vas por todo, arrasando con todo a tu paso. Cada persona que estuvo en tu contra, ya sea con algo pequeño o grande, termina cediendo, perdiendo.

-No lo veo así -Negué con la cabeza-, estás dramatizando las cosas, Luca.

-Por todos los cielos -Negó con una sonrisa-, no diré nada más de eso. Mejor cambiemos de tema. Descubrí algo sobre tu querida futura suegra.

-Tienes mi completa atención -Dije con una sonrisa.

-Le pedí a Carlo que la investigará, los lugares a los cuales frecuenta, las personas, ya sabes, lo normal -Se encogió de hombros y luego se recargo sobre la mesa-. Lo que encontró es muy… -Divago, moviendo la cabeza- como decirlo… Peculiar.

-¿Qué tan peculiar? -Pregunté interesada.

-¿Recuerdas lo que nos decía papá? -Preguntó de la nada, a lo que fruncí el ceño.

-Se más específico -Le pedí y él suspiro.

-Los nobles tienen la ventaja de hacer todo lo que quieran, sin importar que sea. No importa que tan ilegal, asqueroso o que sea un pecado. Lo único que importa…

-Es que nadie se entere de lo que hacen -Seguí-. Podemos hacer lo que queramos mientras sea en las sombras, podemos hacer lo que queramos mientras sea un secreto para los demás.

-Exacto -Sonrió-. La querida Duquesa Castiello, al igual que todos los nobles del imperio, también tiene esa… filosofía de vida.

-¿Qué encontraste? -Le pregunté directamente.

-Tiene amantes -Sonrió.

-¿Que? ¿Solo eso? -Se me fue toda la emoción de un momento a otro- Pensé que iba a ser algo más… jugoso, emocionante, no lo sé.

-Athanassia, déjame terminar.

-Esta bien, prosigue, hermanito.

-Estás amantes son personas plebeyas -Dio un silencio para parecer más interesante, cosa que le encantaba-más específicamente, mujeres plebeyas.

En ese momento, luego de su última palabra, sentí como la emoción y la euforia se adueñaron de mi cuerpo.

Mujeres.

La Duquesa Castiello tenía relaciones con otras mujeres y no contenta con eso, eran plebeyas.

-No bromees conmigo -Le sonreí a Luca, quien se limitó a asentir- ¿Mujeres? -Solté una carcajada.

-Así es, a tu futura suegra le gustan las mujeres y no solo eso, sino que participa en varias… fiestas ilegales -Sonrió pícaro.

-¿Orgías? -Dije sin poder creermelo del todo.

-Así es -Respondió mientras llevaba un bocadillo a su boca.

-No puedo creerlo -Sonreí.

CielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora