No había nadie, ni una mucama ni un mayordomo, el pasillo se encontraba vacío, ¿Cómo era eso posible? En lo que llevaba viviendo en la casa Castiello siempre me cruzaba mínimamente con tres o cuatro empleados por los pasillos pero, este lugar estaba desierto.Lara pareció leer mi mente porque en cuanto vio mi cara confusa me dio una respuesta.
-La Duquesa tiene prohibido a las mucamas y mayordomos entrar a esta parte de la mansión, solo son unos pocos empleados los que vienen aquí a limpiar.
Me guió hasta una puerta, la cual daba a una habitación. Tan solo bastó abrirla un poco para escuchar gemidos que provenían de ahí dentro. Miré a Lara quien solo asintió con la cabeza y me dio una sonrisa triunfal.
Con mucho cuidado abrí más la puerta y la imagen que encontré me dejó asombrada.
La Duquesa Castiello estaba acostada en un sofá con las piernas abiertas y las manos en la cabeza de la Marquesa Brambilla, quien estaba entre sus piernas. La Duquesa tenía su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados mientras gemía del placer que le daba la boca de la Marquesa.
Salí de mi ensoñación cuando Lara tocó mi hombro.
-Quédate vigilando en la puerta y entra solo si te llamo -Le ordené a Lara, quien asintió.
Cuando entre a la habitación no se percataron de mi presencia, me acerque hasta la mesa y me senté en ella. Aclare mi garganta haciendo que se paralizaran, la Duquesa se puso recta y rápidamente se tapó su parte inferior con su vestido, la Marquesa se quedó congelada mirándome con terror.
-Así que… una mujer -Arqueé una ceja mirándola con superioridad.
La Duquesa le dio una mirada gélida a la Marquesa Brambilla, quien estaba asustada temblando como un conejito con miedo de su depredador.
-Vete -Su voz salió vacía.
La Marquesa me miró y luego volvió a mirar a la Duquesa, estuvo así unos segundos más hasta que pudo reunir valentía y levantarse del sofá para irse, sin levantar la mirada en ningún momento.
Nos quedamos las dos mirándonos en silencio, yo con una mirada de triunfo y ella con enfado.
-¿No dirás nada? -Preguntó.
-¿Qué quiere que diga, Lucía? -La mencionada apretó la mandíbula con enojo.
-Lo admito, me tienes en tus manos con esto -Bajó la mirada-, por favor no se lo cuentes a nadie.
-No soy una chismosa -Le reste importancia- pero claro, no puedo controlar lo que mi doncella, Lara, vio aquí -Eso atrajo su atención y me miró con terror-. Después de todo fue ella quien me trajo para ver tal espectáculo.
-Por favor -Suplicó.
-Duquesa Lucía Castiello, no se dan una idea de lo placentero que es verla rogar -Me acerque a ella y tome su cara en mis manos- ¡Vamos, ruegue! -Exigí.
-Le suplico que no cuente nada de lo que vio, por favor señorita Athanassia.
Ver completamente destrozada y suplicando a una mujer que se muestra en total control, dominante y superior es algo totalmente excitante, más aún si esa mujer es la Gran Duquesa Castiello. Por fin la tenía en mis manos.
-¿Qué haré?¿Qué haré? -Canté mientras acercaba mi rostro al suyo- ¡Ya sé! -Sonreí.
-¿Qué? -Preguntó desconfiada.
Cualquier signo de enfado se había ido, en sus ojos solo había desesperación y terror.
-A partir de hoy usted ya no se meterá en mis asuntos -Ella asintió rápidamente- y hará todo lo que yo le pida, sin rechistar.
-Si, haré todo lo que usted quiera -Susurró.
-Perfecto, nos estamos entendiendo muy bien.
-¿Hay algo más?
-Cuando haya algo más yo misma me encargaré de hacérselo saber, no se preocupe, Duquesa Lucía. Eso es todo, ahora tan solo arreglese y vuelva a la reunión de té.
Antes de soltar su cara le di un beso, fue tal su sorpresa que solo se quedó congelada mirándome con los ojos bien abiertos.
-Recuerde nuestro nuevo acuerdo -Golpeé su mejilla derecha- y ya no traiga a sus amantes a la mansión, no queremos que otra persona se entere.
La dejé sola en la habitación y salí de allí, Lara estaba recostada en una pared pero en cuanto me vio se puso derecha.
-La Marquesa Brambilla salió corriendo, ni siquiera se percató de mi presencia -Me informó.
-La pobre estaba tan asustada que parecía que iba a ponerse a llorar y pedir perdón en cualquier momento -Le comenté mientras caminábamos.
-¿Hizo todo lo que tenía que hacer allí dentro? -Preguntó curiosa.
-Viste algo, ¿No es así? -Indague.
Lara dudó unos segundos pero luego habló.
-Abrí la puerta unos momentos, luego de que la Marquesa se fuera.
-¿Qué viste? -Arqueé una ceja.
-A usted besando a la Duquesa -Confesó- ¿Por qué lo hizo?
Lo pensé unos segundos… ¿Por qué lo hice? Ni siquiera yo sabía la respuesta, tan solo fue un acto que salió sin pensarlo.
-¿Por qué? Preguntas -Suspiré-, tan solo lo hice porque quise.
-¿Por qué quiso?
-Así es -Confirmé-, ese es un privilegio de la nobleza, hacer lo que quieren porque quieren, porque pueden, cuando quieren -Me detuve y la mira de frente-, pero la realidad es que todos tenemos ese privilegio. Hasta una criada como tú tiene ese privilegio, Lara, solo tienes que saber cuándo, cómo y con quién usarlo -Le guiñe un ojo y volví a retomar mi andar.
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Ciel
Historical Fiction«BORRADOR» Trilogía: Reencarnación #1 "Nos arrebataron la posibilidad de estar juntos una vez y no estoy dispuesto a que nos vuelvan a separar. Te buscaré en cada vida que tenga hasta que por fin pueda tenerte en mis brazos y gritar al mundo todo el...