¿Qué hacen aquí? —Murmuraba Sebastian acercándose a sus supuestos amigos con una falsa sonrisa los apartaba del resto para hablarles en privado.
—Ya te dijimos... vinimos a devolverle el anillo a tu lindo amo. —Le respondía uno de ellos con una perversa sonrisa a lo lejos miraba a Ciel acomodarse su anillo en uno de sus dedos.
—Dejen a mi amo tranquilo, el no sabe de esas cosas.
—Si lo sabemos... Nos echamos a reir cada vez que nos acordamos de sus orgasmos... —Burlón le respondía otro con una risita— Es tan lindo...
—Si lo conocieran como yo seguro no dirían tan a la ligera lo "lindo" que es —Refutaba Sebastian con el ceño fruncido.
—Vaya, veo que tu novio nos está mirando enojado... ¿Estará celoso?
—El no es celoso... —Murmuraba Sebastian aunque sabía lo celoso que era su ahora prometido no lo admitía frente a otros— Solo les quiero advertir que no divulguen que somos demonios, nadie sabe de este asunto solo mi amo.
—¿Ni tu novio?
Sebastian negaba con la cabeza con seriedad a esa pregunta, se lo diría en algún momento pero no ahora ni de esa forma.
—Bueno no diremos nada... Así es más divertido el "asunto" —Acotaba el que parecía ser un poco más serio.
Los demonios conversaban aparte mientras todos al otro lado se preguntaban quienes eran esos extraños hombres que irrumpieron de repente en el jardín
—Joven amo... ¿Quienes son ellos? —Cuestionaba receloso Bard.
—Bardsito está celoso, para variar... —Se le burlaba Meyrin al escuchar su pregunta y notando su gesto de molestia.
—No estoy celoso... Solo me preocupo por él. —el cocinero se justificaba con un puchero se sonrojaba un poco— El es tan guapo... Que me preocupa que alguien me lo robe.
—Ahhh no está tan guapo... Está bien flaco —Murmuraba el conde con una sonrisa— Pero yo de ti lo alejaría de las mujeres con pecho abundante.
Todos fijaron su vista a Meyrin quien muy avergonzada se cubría su pecho con sus manos.
—¡No me miren a mi! —Exclamaba ella con mucha vergüenza.
—Eso no es cierto joven amo, a él ni le gustan las mujeres. —Con un puchero murmuraba Bard cuando vio que su demonio se acercaba, lo miraba mal.
—Cierto ¿Qué te gustan las mujeres con mucho pecho? —Le reprochaba celoso.
—Ehhh y... ¿A qué viene eso de repente? —Entre molesto y apenado Sebastian le preguntaba, su mirada rodó a su joven amo que miraba para otro lado— No me gustan las mujeres.
—Yo lo alejaría de los circos... —Murmuraba Ciel con malicia.
—Hablaremos luego de eso Sebastian... —Con una falsa sonrisa Bard le hablaba, todos los quedaron viendo que alguien aparte del conde lo regañara era un poco raro.
—Vaya... Eres todo un macho cabrío... —Decía uno de los tres demonios acercándose al rubio parecía coquetearle— Ya veo porque conquistaste a uno de nosotros.
—Ehhh no soy eso... —Se le apartaba temoroso este al intuir sus intenciones y se ocultaba sutil tras Sebastian que celoso miraba la escena— ¿Nosotros? ¿Qué quieres decir con eso?
—Ellos son unos primos lejanos... —Los presentaba el demonio con una sonrisa para acabar tan tenso momento, Ciel parecía disfrutar de todo esta situación.
—Soy Anthony... Mucho gusto. —Con una picara sonrisa saludaba a todos, era el más coqueto de los tres.
—Yo soy Matt, un placer conocerlos —Hablaba con una amplia sonrisa el que parecía ser más burlón.
—Mi nombre es Johan, es un gusto conocerlos también —Era el que aparentaba ser más tranquilo se presentaba.
Todos respondían el saludo amistosamente presentándose también los de la mansión siendo igual de amables, minutos después se disponían a entrar a la mansión porque empezaba a hacer frío.
—Sebastian... ¿Estás bien? —Preocupado Bard le preguntaba agarrándolo cuando lo vio tambalearse un poco.
—Solo me dio un pequeño mareo, estaré bien.
—Te llevo a la habitación... —El rubio pretendía cargarlo pero Sebastian no se dejaba, rehuyendo del agarre.
—No... Debo atender a las visitas...
—¡Joven amo! Digale algo... —Le pedía Bard con un puchero.
—Sebastian ve a descansar... —Le ordenaba el conde— No te preocupes por las visitas, de todos modos son tus visitas así que ellos irán contigo.
Sólo a los demonios que le visitaban parecían sorprenderse de la actitud algo maliciosa del joven contratista de su compañero demonio.
—Saldré con Tanaka al centro a comprar unas cosas... —Acotaba el conde con seriedad.
—Pero joven amo... Yo siempre lo acompaño al centro... —Resentido murmuraba el demonio acercándose a su amo para convencerla de que lo llevara.
—No tengas celos mayordómicos —burlón le regañaba el joven.
—Esa palabra ni existe—Malhumorado al verse reemplazado murmuraba bajito el demonio.
—Ahhh tu amo es todo un encanto, me gusta mucho... Le lamería el alma toda la noche —Perverso hablaba Anthony quien era el que estaba más cautivado con el joven conde quien pretendió no oírlo, un poco sonrojado se disponía a salir de la mansión.
Sebastian sin más opción obedeció la orden, encaminándose más malhumorado a su habitación no pronunciaba palabra alguna, Bard y sus supuestos primos tampoco hablaban para no molestarlo.
—Bienvenidos a nuestro nido de amor... —Con una sonrisa Bard les comentaba cuando entraban a la sencilla habitación que compartía con el mayordomo, quien apenas entró se recostó en la cama, al parecer si se sentía mal.
—Muy linda... Así que aquí tienen sexo todas las noches y concibieron a ese bebé —comentaba burlón Matt para apenarlos.
—Ehhh ¿ustedes saben lo del bebé?.. —Les cuestionaba apenado el rubio se acercaba a Sebastian le comenzó a quitar los zapatos para que reposara mejor, después lo abrazaba fuerte al verlo más pálido de lo normal.
—Owww ustedes son muy lindos que me dan ganas de vomitar mis oscuras entrañas para después tragarmelas de nuevo. —Decía Matt con burla ante la cara de incertidumbre del cocinero que no entendía el chiste o supuesto halago que le hicieron.
—Si sabíamos lo del bebé por eso vinimos a visitarlos. —Le respondía el otro, acercándose a Sebastian— Vaya si te ves mal.
—Macho cabrío... ¿Podrías ir a ver agua fresca? —El demonio coqueto le pedía como pretexto para que saliera ya que querian hablar con Sebastian a solas.
—Dejen de decirme así... —Murmuraba Bard saliendo un poco molesto de la habitación por tal apelativo.
—Ya no le digan así, se escucha mal aquí entre los humanos. —Les regañaba el demonio cuando Bard se había marchado.
—Es por molestar no te lo tomes tan en serio.
—Hablando de otro asunto más importante que el macho cabrío. Sebastian... No creas que solo vinimos a molestarte, a conocer a tu adorable macho o a ver a tu delicioso amo... También vinimos a advertirte de algo que descubrimos sobre tu embarazo.
Sebastian se preocupó un poco por lo último que dijo, sus rostros reflejaban aparente seriedad, porque aunque renegaba por su embarazo no quería que nada malo le pasara a su pequeño hijo.
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Ese demonio... Tendrá un bebé
FanfictionUn embarazo repentino cambiará para siempre la vida del demonio mayordomo de la Mansión Phantomhive ♡ Bard & Sebastian ♡