Regaño

242 36 0
                                    

—¡Date prisa...! —le regañaba ansioso Sebastian a su rubio cocinero mientras este desganado lo seguía sin entender que sucedía— Están desflorando a mi pequeño amo.

—Déjalo que recoja flores ¿Qué tiene de malo eso?

—Creo que no entiendes lo que estoy diciendo.

—Estoy cansado, tengo sueño, frío y no quiero pensar—Murmuraba malhumorado Bard al oírlo aún no entendía de que le hablaba y no quería entenderlo ahora, solo trataba de seguirle el paso cuando en realidad solo quería ir a un lugar a dormir.

Mientras tanto el joven conde haciendo gestos de dolor jadeaba teniendo entre sus piernas a Anthony que cariñoso lo besaba después de haberle quitado satisfactoriamente su virginidad.

—Duele hacer esto... Quítate... —Muy sonrojado Ciel lo apartaba sentía como un tibio liquido salia de su ya no virginal trasero —Y es asqueroso.

—Vaya si que eres tan romántico. —Con una mala cara se le apartaba, como el niño caprichoso le ordenaba.

—No me hagas esa cara... Aguanta mi mal humor esto duele peor que una patada en el trasero.

—Una patada bien profunda... —Perverso el demonio le hablaba abrazándolo le daba mimos a pesar de su malhumor.

—Eres un pervertido... —Ciel se dejaba consentir a pesar de mostrar disgusto le agradaba lo que le hacia su demonio amante, aunque dolía sintió placer al final. —¿Cómo Sebastian soporta esto? Él lo hace siempre.

—Primero solo te acostumbras, además Sebastian tiene el agujero bien acostumbrado a esto ya ni le duele.

—¿Debes ser tan obsceno al hablar?

—Soy un demonio podría hablarte peor... Pero me controlo porque eres un niño.

—Ya no soy un niño. —Un poco coqueto le aclaraba trataba de moverse pero le dolían las caderas que solo jadeó de dolor que lo paralizó— Soy un inválido ahora.

El joven comenzó a manotearlo con molestia el otro divertido se dejaba golpear ante ese gesto infantil besándolo trataba de masajear sus caderas.

—¡Joven amo! —Irrumpía Sebastian la cariñosa escena llenándose de enojo se les acercaba a la cama, Ciel muy avergonzado se escondía bajo las sabanas. —Tú... Te aprovechaste de mi joven amo, el es un niño todavía.

—Sebastian... Yo no me aproveché de él, el también lo deseaba.— Se justificaba Anthony con una jactanciosa sonrisa que sólo provocaba más la ira de su amigo demonio—Cariño dile que tu también lo querías.

Removía a Ciel bajo las sabanas para que saliera y aclarara el asunto, este molesto se asomaba.

—¡No me digas así, no soy tu cariño...!

—Usted joven amo... Salga de esa pecaminosa cama y vamos a la mansión ahora.

—¡No le des ordenes a tu "pecaminoso" amo!

Estaban discutiendo cuando se escuchó de repente un pequeño sollozo, mirándose todos entre si ya que ninguno de los tres era cuando vieron como Bard se restregaba los ojos.

—¿Qué te pasa a ti? —Le regañaba Sebastian a su novio.

—Es que el joven amo le robaron su florecita. Él es tan pequeño debe dolerle bien feo el trasero, si a mi viejo me dolió la primera vez... Ya entendí lo de las flores...

—¡Cállate Bard! No me duele nada...

Le gritaba el conde al verse descubierto por el cocinero que lloriqueaba, ni siquiera podía pararse para contradecir su insinuación.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora