Fiesta

207 29 0
                                    

Los recién casados se encaminaban a la mansión con algo de prisa. Bard se detuvo abruptamente al recordar un pequeño detalle

—Oye Sebastian ¿Haremos la fiesta? —Le cuestionaba tímidamente a unos pasos de la entrada principal.

—¿Todavía quieres una fiesta con todo lo que ha pasado?

—Pero es nuestra fiesta de boda estaba muy ilusionado con todo lo que haríamos en ella, bailar contigo frente a todos, tomarnos fotos, comer juntos el gran pastel que preparaste y que todos nos feliciten— Decía con un puchero —Es la primera vez que me caso quería que nuestra boda fuera inolvidable pero hasta ahora todo ha salido mal.

—También es la primera vez que me caso. —Insinuaba con una rara sonrisa.

—¿De verdad?

—¿Por qué lo dudas? —Receloso el demonio le preguntó.

—Porque quizás en el infierno tienes una esposa o esposo. No sé, quizás hasta tengas un montón de hijos ahí. —Con recelo respondía.

—Te oculté solo que era un demonio, me voy a resentir si sigues dudando de mi.

El rubio al ver como su esposo hacia ese puchero de evidente resentimiento se acercaba para darle un pequeño beso y así calmarlo.

—Era broma... Pero bueno si no estás de humor para la fiesta lo comprendo.

—Si eso te hace feliz lo haremos... —Murmuraba con fingido malhumor el demonio sintiendo de inmediato como este lo levantaba emocionado— Despacio... Me zarandeas a los bichos estos y se ponen más inquietos ya de por si es difícil tenerlos tranquilos cuando estás cerca.

—Se deben parecer a mi... ¿No? Además se emocionan con su papito cerca eso es muy

—Ya me imagino cuando nazcan y estén más grandecitos van a querer reventar todo lo que esté a su paso ya me veo tras de ustedes regañándolos. —En medio de un suspiro de aparente desanimo el demonio hablaba aunque imaginarse aquello le hacia mucha ilusión.

—¡Oigan ustedes... Parece que ya resolvieron sus asuntos! ¿Podemos empezar la fiesta? —Les gritaba Lau desde la ventana junto a los demás que parecían haber estado presenciando la cursi escena en que la pareja cariñosa abrazándose conversaba.

La pareja se separaba con un poco de molestia al ser interrumpidos así, se dispusieron a entrar ya que mientras más pronto comenzaran la fiesta la terminarían antes.

—Iré a ver al joven amo antes de empezar la fiesta, vuelvo enseguida.

Se justificaba el demonio entrando a la mansión antes de ir al salón designada para la fiesta.

—Te acompaño, debo disculparme con el joven amo por mi actitud de antes. —El rubio se quedó callado como pensativo— Ahora me pregunto ¿Por qué un niño tendría a un demonio como mayordomo?

—Esa es una historia algo complicada de explicar por el momento, cuando pase todo este ajetreo te la contaré. Vale aclararte que esta situación no la conoce nadie más que nosotros así que cuidado con divulgarla porque por muy esposo mío que seas, te golpeó. —Con un aura un poco macabra el demonio le advertía con una sonrisa.

—Ahora entiendo porque a veces eres tan aterrador... —Murmuraba nervioso el rubio, asilos dos fueron con risa a la habitación de de su amo.

—Sebastian... Hemos decidido que nos quedaremos con Ciel hasta que su bebé nazca.

Era lo primero que escuchó el mayordomo de los labios del príncipe hindú al entrar a la habitación, esa idea no le agradaba para nada porque sabía que en lugar de ser ayuda solo complicarían más el asunto.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora