Visitante

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El mayordomo sin salirse de su rol recibía muy amable al alemán de corpulenta figura que entraba a la mansión muy confiado y animado.

-Diederich, es un gusto verte. -Le saludaba Ciel a su encuentro cuando se acercaba para estrechar su mano.

-No podía perderme tan extraño acontecimiento pequeño Phantomhive.

-Que extraño... Porque yo no te avisé apenas te mandé la carta en la mañana.

-Ahhh es que "Barbas" me mandó una carta hace unos días y no podía perderme su boda.

Sebastian callado solo escuchaba la conversación sin intervenir aunque disimulara se le notaban muy bien los celos sobre todo en ese detalle que el desconocía. ¿Su chef se escribía en secreto con este hombre? ¿Por qué no se lo dijo si solo son amigos? Ciel disfrutaba en silencio los gestos celosos de su mayordomo lo conocía tan bien que parecía poder leerlo cual libro abierto.

-Vaya... Ustedes son muy amigos. -Insinuaba el conde solo para molestar más a su demonio que no quería escuchar la confirmación por parte del alemán.

-Iré a preparar una de las habitaciones para usted. -Con una falsa sonrisa el demonio se alejaba con las maletas de la visita que parecía tener también la intención de molestarlo.

-Me sorprende que permitas algo así entre tus sirvientes podrías meterte en un buen lio si esto llega a saberse. -Le hablaba Diederich cuando caminaban hacia su despacho.

-¿No estarás celoso?

-Claro que no... No soy homosexual.

-¿No? Porque yo escuché un rumor por ahí que cierto cocinero fue de tu interés cuando fuimos a Alemania.

-Solo nos hicimos buenos amigos ya que tenemos algunas cosas en común como las armas, ambos estuvimos en la milicia de nuestros países y apreciamos la comida, solo eso. -Le refutaba entre apenado y malhumorado.

-Hablas con cierta emoción en tu voz... ¿Tuvieron sexo? -Le cuestionaba con una pequeña sonrisa haciéndolo avergonzar más.

-Que irrespetuoso, los niños a tu edad no deberían hablar de esos temas tan deliberadamente -Le regañaba un poco sonrojado.

-Solo es curiosidad además no soy un niño. Ya no... -Murmuraba con algo de melancolía el conde.

Mientras tanto Sebastian malhumorado trataba de calmar sus celos antes de bajar para ver a Bard y reclamarle, no quería pelearse con él antes de la boda pero no podía evitar enojarse por la extraña y cercana amistad de su ahora prometido con el alemán con quien tuvo un pequeño desliz antes.

-Tal vez le gustan así gorditos... -hablaba para si mismo pensando en el fisico del alemán-Será que por eso se excita más al sentirme el vientre abultado.

Comenzaba a sollozar al darse cuenta de ese detalle se recostaba en la cama hecho bolita, trataba de calmarse al notar lo ridículo que estaba actuando sin un fundamento lógico sus reproches solo por su inseguridad y celos."'

-Quizás lo invitó para saber si de verdad ya no lo quiere o tal vez para que evite la boda y así no sentirse tan culpable por plantarme.

Se atormentaba solo, al tener tantos pensamientos celosos que reflejaban su inseguridad, pensamientos que fueron interrumpidos por alguien que abría la puerta.

-Señor Sebastian... ¿Qué hace aquí?

-Finny... Solo arreglaba la habitación para la visita.

-Escuché como si alguien llorara y entré... ¿Usted estaba llorando? -No... Yo nunca lloro...

-Pero tiene los ojos vidriosos... ¿Ya se peleó de nuevo con Bard? -Confundido el jardinero le cuestionaba.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora