Confusión

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Entre los suspiros y murmullos de los presentes que emocionados celebraban tan feliz acontecimiento, observando con alegría como la pareja se disponía a darse su primer beso ya siendo esposos oficialmente entonces de repente ese pequeño acto de amor y romance fue interrumpido por un estruendo que hizo que todos voltearan para ver una especie de destello rojo entrar junto a los vidrios esparcidos al aire de la ventana rota.

Sebastian malhumorado solo trataba de calmarse por tan abrupta interrupción parecía que no tendría ni un minuto de tranquilidad ni siquiera en su boda.

—De nuevo tú.. Y deja de decirme feo. —Le aclaraba con molestia Bard mientras veía esa delgada figura acercárseles con mala cara.

—Tu no puedes casarte con alguien tan guapo como Sebas-chan... Seguro lo has embrujado porque mira hasta tiene un ridículo vestido. —Murmuraba Grell mirando con cierta lastima al demonio que arqueaba la ceja con molestia.

—El no me embrujó ni nada... Yo quise vestirme así.

—Aunque algo que si puede afirmar y es que mi Sebastian cayo bajo el embrujo de mi encanto natural. —Bard presumía jactancioso con una sonrisa ante todos mientras se abrazaba emocionado a su serio mayordomo.

—Encanto natural? —Burlón el pelirrojo le cuestionaba— Si claro.... Un feo como tú, el único encanto que tendría debe estar entre tus piernas.

—¡Eso no es cierto! Soy más que un macho viril.

El rubio y el pelirrojo discutían, Sebastian hastiado solo se apartaba con evidente malhumor viendo como su amo se le acercaba seguramente para molestarlo.

—No me siento bien Sebastian...

—Ya se me hacia raro que estuviera tan callado. -—Con una pequeña sonrisa el demonio le decía en confidencia entre los dos— Lo llevaré a su habitación, se ve muy pálido.

—Tengo náuseas... No quiero vomitar frente a todos.

El demonio preocupado lo cargaba con prisa ante la mirada de todos que veían como el mayordomo de vestido oscuro caminaba por el pasillo nupcial, los invitados solo para molestarlos les lanzaron los pétalos blancos.

—¡Vivan los novios!

—Ehhh pero... ¿Y yo? —Confundido, resentido y un poco celoso Bard decía al ver como su ahora esposo se marchaba con su amo en brazos, cuando se suponía que eran ellos quienes saldrían de esa manera.

—Vaya... Ya ves, ni cinco minutos de casados tienen y ya te cambiaron por alguien más bonito y joven. —Se le burlaba Grell— Pobre de ti.

—Es tu culpa, por andar discutiendo contigo me distraje un poco y ya se me robaron al novio.

—Creo que Ciel se sentía mal... —Murmuraba Lizzy con un puchero quien todavía seguía molesta con él por el desplante de la noche anterior.

—Iré a ver... —En un suspiro de resignación el cocinero hablaba al escuchar a la joven que preocupada se acercaba.

En el fondo de su corazón sabía que no podía sentir celos de la relación entre Sebastian y su amo porque entendía el lazo que los unía, más ahora debía ser comprensivo porque parecía que su amo ciertamente estaba embarazado. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió como alguien se le lanzaba a los brazos, con sorpresa miró a ese extraño pelirrojo apegarse a su regazo.

—Para que no te quedes con las ganas de llevar a alguien después de casarte.

—Ya quisieras ser mi esposo... —Bard le decía con molestia tratando de echarlo al suelo pero este solo se le aferraba más. —

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora