Hambre

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El demonio se agarraba la cabeza con molestia mientras entraba a la mansión después de oír esa inesperada noticia, obvia evidencia del enojo y frustración que le invadía, su joven amo si que lo amaba... Amaba contrariarlo, ¿Ni un día más de descanso podía darle? Pensaba molesto.

—Tranquilo Sebastian tal vez estaba aburrido y fue a dar un paseo al centro.— Le decía el rubio detrás de el tratando de calmarlo, los otros dos también los seguían. Llegaron a la habitación del conde para buscar quizás alguna pista que hayan dejado antes de marcharse.

Llegando a la habitación del conde empezaron a buscar alguna pista que haya dejado antes de marcharse.

—¿Desde cuando no saben de él? — Cuestionaba el demonio a Snake y Finny.

—El señor Agni dijo que anoche vino a darle un té antes de que se durmiera porque dijo que estaba con algo de náuseas ya en la mañana cuando iba a darle el desayuno no estaba y el señor Anthony tampoco...

Respondió un poco nervioso el jardinero mientras veía como este seguía buscando.

—El principe y su mayordomo salieron a buscarlos al centro de inmediato, dice Emily...

Sebastian fruncía más el ceño al no hallar nada, ya se imaginaba a donde habían ido y no precisamente era al centro de Londres ¿Qué pretendía Anthony al aprovechar su ausencia para robarse a su amo? Era un demonio después de todo, cualquier cosa podía esperarse de él y eso le fastidiaba en gran manera sumando a esto que su joven amo que se suponía más listo mostrara ingenuidad de nuevo para dejarse manipular así.

—¿A dónde vas?

—Sé donde pueden estar —Le respondía el demonio a su esposo disponiéndose a salir, dirigiéndose a la entrada principal de la mansión. Bard sin apartarse de su lado no pensaba dejarlo solo en esta situación— No es necesario que me acompañes... Quédate aquí por si regresan.

—Eh Sebastian... Cuando nos casamos dijimos en las buenas y las malas ¿No? Las malas incluyen buscar al joven amo cuando lo secuestran. —Le replicaba en ese habitual tono despreocupado suyo para animarlo— Además estás alterado debes calmarte, esos niños saldrán con la cara arrugada de tanto que te enojas.

—Creo que tendrán la facciones del joven amo con tanto que me hace refunfuñar.

—Es eso o será porque que él te los hizo y ya me lo estás anticipando para que no me sorprenda cuando nazcan.

—Corrijo, tendrán tu cara porque tu me haces refunfuñar aún más... No es momento para estar con tus celos idiotas.

—Ya no me golpees... —Se quejaba con un puchero apartándose.

—Entonces deja de decir idioteces.

— Oye tu dijiste que podías sentir si algo malo le pasaba con eso del contrato. ¿No?

El demonio se quedó pensativo porque en parte tenía razón aún así le molestaba que Anthony se tomara esas atribuciones el no era el demonio de su amo, su amo no le pertenecía solo porque le dio su florecita pensaba con enojo. Eso definitivamente no contaba porque de ser así Bard y todos los humanos con quienes había intimado antes formarían parte de su harén de almas.

—Sino llega hasta antes de que la noche caiga iré a buscarlo. —Murmuró el demonio entendiendo que tampoco podía estar tras de el cada vez que le placiera escaparse como una forma de manipularlo. Además si estuviera en peligro solo bastaba con llamarlo, en un suspiro se resignaba dirigiéndose a su habitación a descansar mientras pensaba en lo poco considerado que era su amo al ver su estado y causarle estas complicaciones.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora