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El demonio al salir del despacho iba directo a la cocina al llegar todos estaban reunidos, Bard al verlo se le acercó casi corriendo lo abrazaba.

—¿Ya te sientes mejor? —Le cuestionaba al oído entre preocupado y amoroso ya que desde temprano su lindo mayordomo estaba con esos malestares, este apenado lo apartaba al sentir la mirada de todos sobre ellos.

—No me abraces frente a todos... —Le regañaba el demonio.

Los demás sirvientes miraban atentos la tierna escena de la pareja que parecían discutir sutilmente.

—Owwww que lindos son ustedes... Yo quisiera tener un novio que me trate así —Emocionada la sirvienta hablaba al ver lo tierno que se veían.

—Yo también quiero un novio...

Decía inocentemente Finny todos lo quedaron viendo extrañado por su petición.

—Tu debes tener una novia no un novio. —Le replicaba Meyrin con una sonrisa.

—¡Pero yo quiero un novio! —Con un puchero el rubio decía, los demás no entendían si era broma o en serio que hablaba.

—Bueno ahí está Snake... Para que te meta su cosita... ¿No?—Insinuaba Sebastian que recordaba la supuesta conversación del jardinero y su amo sobre sexualidad que se resumía en la palabra "cosita" para nombrar al miembro viril, los dos jóvenes solo se sonrojaban al oírlo y negaban con su cabeza.

—No meteremos cositas en ti Finny... Dice Oscar... —Murmuraba muy nervioso el joven albino, todos comenzaron a reírse.

—Para molestar no estás enfermo. —Le replicaba divertido Bard quien cruzaba su brazo sobre el hombro de su pareja de forma amistosa.

Sebastian medio sonreía ya que trataba de disimular la molestia que atormentaba su mente ahora no quería decir nada todavía hasta confirmarlo, además que insinuar algo era asi de raro. Un hombre no se embarazaba pero en el sentido estricto de la palabra el no era un hombre, era un demonio sin género definido en eso radicaba su problema actual.

Veía de reojo a Bard como este sonreía tan despreocupado y lo abrazaba, de repente molesto le lanzó un golpe inesperado en el estómago y se alejaba.

—Oye ¿Por qué me golpeas? ¿Qué hice?

—Debo salir... Y no me sigas... —Murmuraba el demonio ante la sorpresa de todos por esa actitud tan inesperada, el cocinero notaba su mirada amenazante y sabía que era seria su advertencia, sollozando lo veía alejarse sin opción a saber que le había pasado

—Joven amo... Voy a salir...

—¿A dónde vas?

—A ver a unos amigos, para hablar de cierto asunto. —El demonio afligido desviaba la mirada.

Ciel sonreía malicioso al escucharlo y al verlo tan agobiado, parecía que esto del embarazo era serio o si no lo confirmaba al menos se divertía al notar su agobio hasta saberlo.

—Te acompaño... —El joven se ofrecía o más bien imponía su presencia, aunque era obvio que sus intenciones no eran por preocupación hacia su mayordomo y este lo intuía ya que eran obvias tras esa sonrisa maliciosa.

—Puedo ir solo...

—No me hagas decir las palabras mágicas, Sebastian.

—Ahhh está bien si quiere ir... De todas formas me van a decir que no tendré nada.

—Yo digo que si... Algo me dice que si... Ya te imagino todo gordo con ese bebé... —Se comenzaba a sonreir burlonamente al demonio que desviaba la mirada.

Los dos salieron del despacho, parecia que iban discutiendo por el pasillo sin notar que unas miradas estaban al pendiente de ellos.

—El me está engañando con el joven amo. Por eso se puso así ya no me quiere y me va a dejar —Entre sollozos murmuraba Bard a sus compañeros que lo consolaban cuando veían a su amo junto al supuesto mayordomo infiel perderse por el pasillo.

—Voy a reventar su despacho para vengarme...

—¡No Bard... Eso no resuelve las cosas! —Le regañaban sus amigos cuando iba a la cocina por su armamento que escondía allí.

—Justo cuando iba a pedirle que se casara conmigo... El solo me deja... —Sollozaba en el camino de regreso a la cocina, sus compañeros se lamentaban pero pensaban que era un poco exagerado por parte del cocinero ya que no era extraño que amo y mayordomo estuvieran juntos. Al final solo regresó a la cocina para beberse toda una botella de vino, que era mejor que su idea de reventar media mansión por los celos provocados.

—Sebastian... ¿Tan lejos viven tus amigos? —Cuestionaba hastiado cuando seguían viajando en el carruaje por más de una hora en un sendero oscuro.

—Usted insistió en venir ahora se aguanta.

—¿Qué harás si resulta positivo lo del embarazo?

—No sé... Yo no quiero tener hijos.

—¿No? Es tu hijo, fruto de la movidita con el hombre que amas.

—¿Sabe? Que hablando así suena más pervertido que diciendo las cosas tal cual son.

Ciel simulaba hacerse el ofendido ante esas palabras.

—Seguiré hablando así porque me da la gana. —Murmuraba jactancioso el conde ante el mal humor de su demonio a quien solo quería molestar.

A los pocos minutos llegaban a una casa en medio de una especie de pantano oscuro, donde aparecieron unas aves de color negro que revoloteaban a su alrededor parecían apegarse más al joven que con su mano los espantaba.

—Déjenlo... El es mío...

Ciel se sonrojaba ante esas palabras posesivas de su demonio a quien miraba de reojo.

—¿Este duende es el padre de tu hijo? —Resonaba una voz a manera de eco, que provenía de una de las aves negras.

Sebastian al escuchar lo que confirmaba esa voz palideció un poco más, se agachaba sentándose en el suelo parecía abrazarse a sus piernas, mientras Ciel solo parecía estar enojado por escuchar la palabra "duende", casi al minuto reaccionó el resto de la oración.

—Yo no soy el padre, el padre de ese niño es un rubio idiota. —Burlonamente el joven aseguraba ante esas aves que seguían molestando con sus revoloteos.

Se sentía satisfecho al ver a su demonio sufrir por la confirmación de algo que ya sospechaba era cierto.

—Pero al menos él no es un duende... —Murmuró sollozante Sebastian el conde lo miraba mal pero se calmó al darse cuenta que ahora su demonio tendría un bebé y no podía lastimarlo.

—¿Seré una especie de tío o abuelo para ese niño? Dime...

—Ya cállese no me atormente más... —Replicaba alterado Sebastian al sentir como su vida ya daba un giro ante la confirmación de su embarazo.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora