El demonio malhumorado por el pésimo día que estaba teniendo pateaba todo lo que estaba a su paso cuando iba al jardín a tomar algo de aire fresco.
—Ahhhh no... Perdóname no quería patearte a ti... —con tristeza y algo sollozante Sebastian acariciaba a su gata negra que chillaba entre sus brazos.
—¿No te golpeé tan fuerte? Pude haberte matado... —Seguía rogando su perdón se sentía mal por haberla pateado y mandado al otro lado del jardín— Definitivamente hoy no es mi día...
Se lamentaba ahora más deprimido que enojado mientras acariciaba a la gata que más tranquila lamía su mano como consolándolo.
—Tú si eres linda... No como el joven amo que en lugar de darme apoyo moral por mi extraña situación solo se burla... Todos se burlan y no toman en cuenta mis sentimientos...
La gatita solo lo miraba fijamente con sus vivaces ojos oscuros, le maullaba bajito como dándole ánimos.
—Tú... Tuviste bebés hace poco... ¿No? ¿Estabas tan asustada como yo? —Murmuraba con tristeza, la gatita se apartó de él en un brusco movimiento y se alejaba corriendo— Al menos no te rompí nada...
Ya un poco más calmado, respiraba profundo y se disponía a entrar de nuevo a la mansión cuando vio como su gata caminaba cargando en su trompa uno de sus gatitos, todavia era pequeño.
Sebastian los miraba embelesado los ojos parecían brillarle ante tan tierna escena, sentándose de nuevo en el pórtico y emocionado los recibía.
—Tú hijo es muy lindo... Pensé que nunca me los presentarías. —Tomaba al pequeño gatito y lo acariciaba entre sus manos— Supongo se parece al padre porque no se parece nada a ti.
La gata solo maullaba se acercaba para rozarse cariñosa en sus piernas como jugando.
—Es deprimente cuando un animal te da una lección de vida —Murmuraba con ironía mientras seguía acariciando al pequeño gato, parecía que después de todo tener un hijo no era tan malo, al menos en los gatos pensaba el demonio.
—Pero no me sorprende de ustedes los gatos, son seres mejores que los humanos, más receptivos y hermosos.
Hablaba con una sonrisa, después de unos minutos veía a la gata y su hijo marcharse, ahora si más calmado regresaría para afrontar la situación, no le gustaba admitirlo pero estaba muy avergonzado con todo esto.
—Señor Sebastian... Estabamos preocupados por usted... —Decía la sirvienta un poco nerviosa se le acercaba cuando el mayordomo entraba a la cocina.
—Yo lamento haberlo molestado Señor Sebastian... —Arrepentido al borde del llanto Finny sollozaba.
—Estoy bien... —Malhumorado les hablaba mientras se acercaba al cocinero que estaba profundamente dormido.
—Bard... —le llamaba el demonio para llevarlo a su habitación, estaba mal que un sirviente estuviera ebrio en su lugar de trabajo.
—Se... Bas... Tian... —Titubeaba el ebrio entre sueños.— Te amo... No me... Dejes...
Apenado Sebastian contenía sus ganas de golpearlo, los demás miraban atentos la escena era divertido ver su extraña convivencia y el pan de cada día para su algo aburrida rutina.
—Black... Lamento haber sido chismosa y decir lo de tu embarazo frente a todos... Dice Emily... —Hablaba nervioso Snake mientras su serpiente se arrastraba donde estaba el demonio.
—Hablando de eso... Pido su discreción sobre el asunto, ya que todavía no pensaba decírselo a Bard...
—¿Por qué no?
—Cállate Finny —Susurraba la sirvienta al rubio que cuestionaba aquello de forma inocente.
—Lo siento... —Replicaba él con nervios— ¡Ahhh ya veo, se lo dirá como regalo de San Valentin que es pronto!
Animado expresaba el joven con una alegre sonrisa.
—Si Finny es por eso... —Murmuró el desganado el demonio para callarlos a todos.
—Si es asi guardáremos el secreto.
Comentaban todos emocionados sintiéndose especiales por guardar un secreto al mayordomo que tanto admiraban.
—Bard... —Le llamaba de nuevo al ebrio que no hacia caso solo seguía durmiendo, resignado de que por si mismo no iría lo agarraba para que caminara junto a él.
—Señor Sebastian... No haga fuerza... Finny ayúdalo. —Alarmada la sirvienta lo detenía.
—Si... Luego se le va a salir el secretito... —Finny le decia mientras se acercaba y cargaba al cocinero en los brazos.
—No se me saldrá nada...
—Sebas... Tian... Ngh... Hoy me toca a mi... —El cocinero parecía emocionado al sentirse cargado cuando caminaban hacia la habitación del demonio donde prácticamente ya vivían juntos.
—¿Qué le toca? —Con curiosidad cuestionaba el rubio.
—Nada...
El demonio se negaba a dar una explicación a esa insinuación estúpida del cocinero ebrio, cuando llegaron lo recostaron en la cama.
—Por cierto Señor Sebastian... Felicidades por el bebé... —en un susurro el joven emocionado le decía y antes de que lo regañaran salía corriendo.
—Uhh... No sé por qué me felicitan ni que fuera algo tan bueno...
En voz baja refunfuñaba el demonio cerraba la puerta, viendo como su amante dormía ocupando toda la cama lo acomodaba bien para hacerse espacio y recostarse un rato para descansar.
Lo miraba detenidamente teniéndolo a su lado, no podía imaginarse que ese hombre lo habia enamorado y ahora tendrían un hijo juntos.
—Ni siquiera es tan guapo... Tiene pésimos modales... Es un salvaje... Creo que soy más idiota que él al sentir esto. —Murmuraba el demonio mientras lo analizaba se acercaba a su rostro y miraba más de cerca como roncaba con la boca semiabierta— Aún así me gustas mucho...
Decía resignado percibiendo su aroma a alcohol parecía embriagarse de él tentándose a besarlo dudaba pero en un impulso lo besaba apasionado saboreando con su lengua lascivamente el interior de su boca.
—Ngh... —Sentía como Bard le correspondía no teniendo consciencia de lo que hacia— Necesito desfogar un poco la tensión.
A la medianoche el cocinero despertaba ya un poco más lúcido notando como el mayordomo estaba en su escritorio haciendo unas cuentas como era su costumbre por las noches.
—¿Sebastian...? —Algo confundido le llamaba, recordaba el motivo de su ebriedad y le miraba resentido— ¿Vas a dejarme verdad?
—Si Bard... Voy a dejarte por eso te traje a mi cama y te he estado cuidando hasta que despertaste.— le hablaba sarcástico el demonio sin voltear a verlo.
El cocinero al oírlo se emocionaba, aunque Sebastian era algo frío en sus emociones sabía como expresarlas de alguna forma que a él lo hacia sentir apreciado por el mayordomo.
—Ohhh ¿Qué me pasó?
Le cuestionaba al demonio cuando se puso de pie notaba como sus pantalones y ropa interior estaban hasta las rodillas sintiendo.
—¿Tú que crees? —Respondía con picardía— Eso te pasa por quedarte dormido.
Bard hacia un puchero y parecía lloriquear por no recordar nada de lo que su lujurioso mayordomo le había hecho, este sonreía con malicia ahora entendía que todo este enredo con el embarazo era solo resultado del amor por ese hombre y su líbido aumentado a nivel demoníaco.
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Ese demonio... Tendrá un bebé
FanficUn embarazo repentino cambiará para siempre la vida del demonio mayordomo de la Mansión Phantomhive ♡ Bard & Sebastian ♡