Preparativos finales

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No era precisamente el momento para siquiera mencionar la loca idea sobre el estado de su joven amo, pensaba en que era casi imposible que un demonio y un humano tuvieran un bebé juntos sino había un fuerte vínculo de entre ellos que los uniera. Descartando la tonta idea que cruzó por su atareada cabeza solo concluyó en que su amo quería fastidiarlo, ahora se prestaría a reponerse para seguir con los preparativos de la boda que se realizaría al mediodía, después de todo por orgullo propio no podía el permitirse que su boda no saliera perfecta.

—De nuevo ustedes...Con sus juegos de vómitos y náuseas. —Murmuraba a manera de regaño el cocinero a mayordomo y amo que apenados desviaban la mirada entre si— Ven Sebastian vamos a la cocina yo me encargo de esto.

Al demonio no le gustaba mostrarse sumiso pero no le quedaba más opción que obedecer antes de que se le viniera el vómito oscuro así que sin refutar fue a la cocina dejando a Bard limpiando el pasillo.

—¿Por qué me sigue? —Cuestionaba Sebastian volteando a ver a su amo que venía tras de él.

—Quiero un té o algo dulce para quitarme el mal sabor de boca.

—¿Te sientes mal? —Cuestionaba preocupado el demonio al ver su semblante enfermo, parecía que no estaba fingiendo así que se le acercaba para tocar su frente y palpar su piel para saber si tenía fiebre— Se suponía que hoy estarías muy animado por esta tonta boda y mira ya te enfermaste. Que irónica la vida ¿No?

—Deja de burlarte, seguramente es solo un malestar y ya se me pasará con un té ni creas que me perderé tu boda, así esté agonizante te casas hoy.

—Tan dramático como siempre, usted no morirá así nomas, tienes un poco de fiebre será mejor que descanses hasta la hora de la ceremonia. —Le aclaraba a la vez que lo cargaba prestándose a llevarlo a su habitación.

—Sebastian... —Murmuró Ciel apenado cuando caminaban por el pasillo.

—Digame... —Un poco extrañado el demonio le respondía a su llamado al notar el extraño gesto que hacia. El mayordomo no entendía su extraña actitud repentina pero quizás solo estaba así por la fiebre, así que decidió no molestarlo más con sus comentarios, dejándolo en su habitación suspiró ante la idea que antes rondó su cabeza.

—Sebas... Tian... Te andaba buscando. — Era el llamado emocionado de Bard al encontrarlo por el pasillo— Pensé que te había dicho que te quedarás en la cocina.

—Ehhh... Que nos vayamos a casar en unas horas no quiere decir que seas mi dueño y yo deba obedecer tus ordenes.

—Ah pero cuando te digo que abras las piernas cuando estamos en nuestros asuntos si haces caso.

—Vas a hacer que me arrepienta de esta boda. ¿Quieres eso? ¿Quieres que te deje?

Nervioso Bard sonreía solo repetiendo que era una broma mientras lo abrazaba para que no lo dejara, el demonio le contó sobre lo enfermo que estaba su amo en ese momento y como le preocupaba su estado cuando caminaban a la cocina.

—Tal vez tenga bebés adentro tú también te pusiste así los primeros días... —A manera de broma el cocinero le dijo mientras reía.

Escuchando de inmediato los sollozos de su pronto esposo.

—¿Qué pasó? Es solo una broma.

—Es que el es tan pequeño, es como si un

—Es que el es tan pequeño, es como si un bebé tuviera bebés. —Sollozaba Sebastian

—Entonces... ¿Si puede estarlo? Yo lo decía en broma.

—Es probable... —Murmuró Sebastian tratando de calmarse al ver como los demás sirvientes se le acercaban no quería que notaran su vulnerabilidad.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora