Búsqueda

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—Ciel... Es tarde... ¿Por qué no esperamos la mañana y los buscamos? —Trataba de disuadirlo el joven hindú a su amigo mientras le hacia un puchero, cuando lo seguía a su habitación seguramente a buscar un abrigo para salir —Además hace frío...

—Si... El frío le hará daño. —Acotaba Agni aunque sospechaba que sus ruegos no serían escuchados.

Y así fue porque Ciel los ignoró, se disponía a ir buscarlos sin importar si tuviera que hacerlo solo, pensaba que no se dejaría fácilmente manipular por los berrinches de su mayordomo al marcharse de esa manera.

—Nos separaremos en grupos para buscarlos, no deben estar lejos...

Organizaba la búsqueda el conde con mucha seriedad a pesar de la hora, algunas malas caras frente a él, ya que sus invitados solo querían ir a descansar.

—Bueno... Si no quieren ayudarme... Vayanse, no los voy a obligar. —Con firmeza el conde les sentenciaba, la mayoria se alejaba sin decir más.— Les dije eso para que se quedaran no para que se vayan.

—Lo siento Ciel... Pero no te voy a ayudar porque no me parece bien que le hagas eso a Sebastian. —Lizzy con seriedad le afirmaba sin decir otra palabra se marchaba a su hogar.

—Vaya... Y se supone que serás mi esposa... Por eso me haré homosexual—Murmuraba en voz baja el conde al verla alejarse.

—Ciel... Me gustaría ayudarte pero me duelen los pies.— Se justificaba la otra niña de cabello corto oscuro quien era cargada por su mayordomo se alejaban con prisa.

—Si claro... con esos pies chiquitos ni tanto dolor debes tener... Ni siquiera caminas... —Mascullaba molesto el conde en voz baja de nuevo.

—Adiós... —Se despedía el chino sin justificarse más también se marchaba.

—¿Tú también te vas? —Le cuestionaba Ciel al joven principe que se le acercaba.

—Ahhh no... Solo queríamos decirte que te apoyaremos en tu búsqueda, pero insistimos en que mañana lo haremos, hace frío y te vas a enfermar.

—Amo Ciel... Sé que el señor Sebastian le preocupa pero el está en buenas manos nada malo le pasará.

De nuevo los hindúes trataban de convencerlo pero este los ignoraba ya vería la manera de escaparse, así que les mintió sobre su salida nocturna para que lo dejaran tranquilo. Los demás incluido sus sirvientes se lo creyeron y fueron a sus labores normales.

—¿Ustedes si me acompañarán? —Les cuestionaba Ciel a los demonios quienes en silencio habían permanecido a su lado observando toda la escena.

—Contigo mi amor donde sea... —Emocionado Anthony se le acercaba mientras agachado acariciaba su rostro sonrojado podia sospechar que a Ciel le gustaba ser consentido.

—Anthony... No te pongas meloso... Es patético. —Le regañaba el más serio de los tres.

—Déjalo... A mi me gusta lo idiota que se ve —Se le burlaba Matt con una sonrisa no les apartaba la mirada.

El conde timidamente sonreía ya que Sebastian no estaba y había decidido hacer su vida al menos tenía el consuelo de tener a otro demonio de reemplazo, no estaría mal jugar con él por un rato.

—Oye... —Le llamaba Johan con seriedad al conde— Ya invocaste a Sebastian por el contrato ¿Verdad?

Ciel se quedó pensativo mientras desviaba la mirada ciertamente no había hecho lo más lógico que debía hacer quizás por su enojo que le nublaba la razón pero no por eso dejaria en evidencia su torpeza.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora