Relato

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—Nunca me había sentido tan avergonzado!

—Tranquilo Sebas... No te pongas así...

Eran las palabras cariñosas de Bard abrazándose a su mayordomo que en la cocina refunfuñaba al sentir la mirada de todos sobre él cuando escucharon la feliz noticia de su embarazo, sabía que tenían que enterarse en algún momento pero no todos a la vez. Eso no lo esperaba y no estaba preparado para enfrentar aquello ahora con menos razón diría que talvez estaban creciendo en su interior tres bebés, sería su secreto, mucho menos se lo comentaría a su chismoso joven amo.
Bueno un secreto entre demonios pensaba Sebastian mientras se apartaba del rubio.

—Déjame solo... —Le advertía el demonio saliendo de la cocina parecía irse al jardín.

El rubio se rascaba la cabeza un poco nervioso, no quería enojarlo más así que solo lo dejó irse y que estuviera solo hasta que se calmara.

—¿Y Sebastian?

Le cuestionaron algunos cuando Bard llegaba de nuevo al comedor sin el mayordomo.

—Sebastian anda algo sensible estos días...
—Murmuraba Ciel con un suspiro de fingida resignación.

—Es culpa nuestra... Todos nos sorprendimos ante la noticia que reaccionamos un poco exagerados y el se lo tomó a mal... —Con un poco de tristeza Lizzy hablaba.

—Pues... ¿cómo quiere que reaccionemos?

—Burlón decía Lau— ¿Un hombre embarazado? Yo solo quería conocer el hecho explicado en detalle.
Todos aunque no lo admitieran querían los datos de este hecho raro de la naturaleza así que miraron a ver al cocinero que se sonrojaba.

—No voy a explicar eso... Es privado. Todos son unos pervertidos. —Con un poco de molestia les regañaba el rubio.

Bueno... Que tal si jugamos a imaginar cómo, cuándo y dónde fue concebido ese bebé. —Lau sugería ante todos con una sonrisa, la mayoria asentía la cabeza aceptando la propuesta.

—Hagan lo que quieran... —Ahora molesto dijo Bard salía del comedor, decidió ir a buscar a su querido Sebastian que escuchar las tonterias de ellos, ahora entendía la molestia de su prometido.

—Yo digo que lo concebieron en el escritorio del despacho del conde. —Burlón hablaba el chino.

—Paro que no! —Refutaba avergonzado Ciel solo por imaginarse algo así. Todos se reían al ver su reacción. —Si ese niño sale con el ceño fruncido sabremos que fue concebido ahí.

—¡Cállate! —Le gritaba el conde al chino.

—Yo digo que fue en su habitación... —Murmuraba Soma un poco sonrojado—Ahí es donde las parejas hacen sus asuntos privados.

—Que aburrido si fue así.. —Le refutaba para molestar Anthony al joven príncipe— Se nota que eres virgen.

—¿Qué tiene que ver eso? —le reprochaba el hindú con mala cara.

—Porque cuando uno tiene ganas lo hace donde sea. —Miraba coqueto a Ciel que le devolvía una mirada de odio— Yo lo haría ahora mismo en esta mesa frente a todos.

—¡Eres un depravado! —Le gritaba con enojo Ciel igual de avergonzado.

—Jo jo jo... Yo si sé donde fue concebido... Pero no se los contaré...

Todos voltearon a ver al viejo ex mayordomo mientras este tranquilamente bebía té, comenzaron a rogarle que le contara.

—Sebastian... —Le llamaba Bard cuando por fin lo encontró algo alejado de la mansión sentado sobre el pasto parecía estar mirando el firmamento lleno de pequeñas luces que iluminaban sutil el ambiente nocturno.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora