Celos

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Sebastian en la última semana parecía estar más que ocupado con su pequeño amo recién nacido, junto a Ciel que con esfuerzo trataba de adaptarse en su papel de padre pero le resultaba bastante agotador pues tener la vida de alguien tan pequeño y vulnerable era demasiada responsabilidad. Ni siquiera sabía cuidarse a sí mismo y ahora un hijo dependía de él, aunque agradecía tener a su fiel mayordomo a su lado para ayudarlo.

—Su bebé es muy tranquilo en comparación a los míos. —Comentaba animado Sebastian cambiando el pañal del pequeño en esa madrugada— Creo que se parece un poco a usted en ese aspecto.

—Eso dice Soma... Aunque yo creo que no soy muy tranquilo.

—Si lo es, en especial cuando todo está como usted desea, a veces es un tanto caprichoso.

Al escuchar aquello Ciel codeó a su demonio con fingida molestia mientras el pequeño recostado en la cuna con una sonrisa los miraba a ambos.

—¿Quiere que me lo lleve a la habitación con los otros bebés para que usted duerma?

—¿Harías eso? —Entre bostezos el conde preguntó, estaba tan cansado y al parecer los horarios de sueño de los bebés mitad demonio y mitad humano no podían concretarse así que habían noches que el pequeño no dormía nada y hoy al parecer era una de esas.

—No hay problema, ellos quieren a su bebé... Creo que hoy tendrán su pijamada, hablarán cosas de bebés o harán alguna especie de orgía entre ellos.

—¡Cállate! ¡No digas eso frente a mi pequeño ya no lo voy a dejar junto a tus bebés, deben ser unos pervertidos igual que sus padres! ¡Ustedes terminarán corrompiendo a mi bebé!

—Ofende a mis pequeños, ellos no saben de esas cosas, creo que al menos hasta ahora son muy inocentes.

—Ese "creo" no me convence pero si noto algo raro no dejaré que se les acerquen nunca más.

Ciel le advertía mientras tomaba entre sus brazos a su pequeño para despedirse y así Sebastian se lo llevara para poder dormir un poco más.

—Cuidate mi pequeño y no dejes que los hijos de Sebastian te hagan cosas raras e inapropiadas. —El bebé sonreía como entendiendo la orden que su joven padre le daba, abrazándolo parecía despedirse— Te portas bien...

Por último decía con un tierno beso en la mejilla se despedían, Sebastian sonreía al ver como su amo siendo gruñón ahora mostraba ese lado dulce con su primogénito, en él al parecer se aplicaba ese común lema de "Los hijos te cambian"

—¿A mi no me dará un beso de buenas noches? —Sebastian cuestionó con el afán de molestarlo cuando tomaba al bebé.

—¡No! —Sonrojado Ciel se negaba viendo como su demonio con una sonrisa socarrona se alejaba junto a su pequeño.

A pesar de su molestia en lo profundo de su ser si anhelaba darle no solo un beso sino muchos besos, Sebastian le seguía atrayendo pero trataba de olvidarlo al saber que una relación entre ellos era imposible. Reprimir esos absurdos sentimientos le resultaba muy difícil más ahora al ser tan cercanos con lo del cuidado del bebé. En medio de un suspiro iba a su cama a dormir para olvidar su leve mal de amores además las horas de sueño no debían desaprovecharse, eran muy valiosas.

—Tu papá es algo gruñón pero es muy lindo. —Era la conversación de Sebastian con el pequeño que lo miraba fijamente con esos enormes ojos color verde claro mientras caminaban por uno de los semioscuros pasillos de la mansión.

—Oye Sebastian... Tardaste demasiado

Murmuró entre bostezos Bard junto a la cuna de los bebés que al parecer también era su noche de no dormir, ya que se los veía jugaban entre ellos muy animados.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora