Regreso

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-No no no... Ya me arrepentí -murmuraba Ciel muy sonrojado cuando sentía como este demonio lujurioso lo arrimaba a un árbol mientras pretendía quitarle la ropa, en medio de lascivos besos que aprendió rápido a corresponder y esas manos que atrevidamente acariciaban su cuerpo.

-¿No quieres? ¿En serio? Te veo muy animado por seguir. -El demonio excitado no pretendía detenerse estaba demasiado "encendido" para dejar ir ahora a su delicioso bocadillo.

-Hace frío... Se me congelará todo si me desnudas aquí.

-Lo entiendo luego nos congelamos y nos quedamos pegados... Con mi cosa dentro tuyo eso sería muy vergonzoso que todos nos vieran tratando de despegarnos.

El conde lo miraba mal ante tal estupidez si trataba de seducirlo de esa forma no lo estaba consiguiendo, deseaba experimentar eso que Sebastian parecía disfrutar con el cocinero pero temía que doliera mucho como había escuchado los rumores por ahí, además no quería perder la virginidad con un demonio tan idiota como el que tenía en frente.

-No quiero... Debo esperar a crecer un poco más, eso dijo Bard... Además tú no me agradas.

-¿Le harás caso a alguien que disfruta del sexo con un demonio muy seguido? Él solo es egoísta y no quiere que nadie disfrute de ese placer. Tener sexo con un demonio es tocar el cielo.

-Es irónico que digas eso... No puedo tomarte en serio si lo dices así, solo te estás burlando de mi.

Un poco malhumorado el joven conde se le separaba lo miraba con fastidio, el demonio suspiraba resignado pensaba ¿Si valia el esfuerzo por un mocoso orgulloso con un alma deliciosa? Pues si lo valía internamente se daba respuesta.

-Ya no te enojes... Si no quieres hacerlo porque Sebastian te regaña después, lo comprendo.

-No me niego por eso... Él no me pidió permiso para revolcarse con su cocinero yo tampoco lo haré... Si yo quiero estar con alguien lo hago y ya, no necesito el permiso de un estúpido demonio embarazado...

-No parece... -Se le burlaba Anthony con una cínica sonrisa se acomodaba la ropa.

-Piensa lo que quieras, iré a buscar a Sebastian.

Ciel se le apartaba ignorándolo comenzó a caminar cuando tropezó a solo unos pasos de los que había dado, cayendo al frío suelo.

-No te burles porque me caí tontamente... Estos zapatos no son para caminar en el páramo de noche. -Avergonzado el conde en el suelo le regañaba mientras trataba de levantarse solo rechazando la ayuda del otro que lo tomaba del brazo al agacharse.

-Ya ves por eso debo cargarte. -Se le burlaba el demonio acercándosele a paso lento.

Ambos se miraron fijamente para empezar a besarse apasionadamente segundos después, el demonio con un tronar de sus dedos hacia aparecer cerca de ellos una pequeña cabaña.

-La primera vez de mi niño debe ser especial sin que se le congele ese bello trasero suyo... Mejor lo calentaré -Al separarse de sus labios le susurró sobre ellos, cargándolo lo llevaba dentro de esa cabaña.

-Solo cállate, cada vez que abres la boca arruinas todo.

Replicaba avergonzado el conde con una sutil sonrisa, veía el interior decorado de la cabaña a la luz de unas velas que daba un toque romántico al ambiente, aunque le tensaba un poco lo que haría, sentía mucha curiosidad por esta nueva experiencia, del placer que experimentaría junto a este demonio que le atraía de algún modo.

-¿Eso te resultó? -A unos kilómetros alejados del conde, un pelirrojo algo asombrado cuestionaba al rubio cocinero.

-Si... Los hombres somos unos depravados mientras más depravado seas atraerás a un hombre por muy serio que este sea.

-No digas eso tan a la ligera. -Le regañaba un poco molesto Sebastian ante sus palabras sabiendo que lo insinuaba por él.

-Lo pondré en práctica tal vez así mi querido William caiga en mis encantos si lo hago. -Grell emocionado se imaginaba tener a sus pies al shinigami de impetuosa seriedad, si el rubio consiguió atraer al aparente serio Sebas chan todo le era posible.

-Eso o quizás te mate... -Burlón el demonio le insinuaba- eso quisiera verlo.

El shinigami todo alborotado ignorándolos se les alejaba mientras daba saltos parecía que iría a poner en práctica el consejo del cocinero.

-Al parecer ya te olvidó. -Divertido el rubio le hablaba al demonio que lo veía alejarse-Veo que has tenido algunos pretendientes y yo ni enterado.

-Soy un hombre atractivo ¿Qué esperabas? -El demonio murmuraba todo jactancioso comenzaba a caminar sintiendo como su ahora prometido lo abrazaba por detrás.

-Ahora que lo pienso es muy tonta la forma en que me atrajiste. -Refunfuñaba el demonio.

-Tal vez un poco Sebastian ¿Acaso te
arrepientes de eso?

-Creo que no... El que te masturbes en la cama de alguien y llamarlo para excitarte más es muy penoso.

-Oye... Tú me gustabas no sabía como mostrarlo.

-Claro -Sarcástico Sebastian murmuraba - ¿Y esa es la mejor forma de mostrar tus afectos?

El demonio rememoraba la escena cuando descubrió en su habitación a Bard saciándose solo mientras lo llamaba entre jadeos.

-Recuerdo la cara que pusiste... Estabas tan molesto pero tan excitado, no dudaste en poner seguro en la puerta y acercarte para terminar mi labor.

-Deja de recordar eso...

-Después de eso te enamoraste de mi, caíste bajo el encanto de este hombre que se saciaba pensando en ti, quien prueba a este hombre no lo deja ir nunca.

Se jactaba el rubio sin apartarse del demonio que mal lo miraba de reojo tras suyo.

-¿Qué sucede? Te quedaste muy quieto.-Preocupado Bard le cuestionaba cuando este se quedó callado sin moverse por largos segundos.

-Es que... Mi joven amo, algo le pasó debemos regresar. -Titubeante el demonio sentía como el sello oculto tras el guante palpitaba un poco.

-Maldición... ¿Cómo pude dejarlo solo con ese idiota de Anthony? Se están desflorando a mi joven amo...
El demonio murmuraba en voz baja muy enojado mientras caminaba con prisa podría ir más rápido pero Bard descubriría su extraña naturaleza, este lo seguía de regreso sin entender que sucedía tratando de encontrar sentido a lo que el mayordomo refunfuñaba.

-Ehhh tranquilo... camina más despacio piensa en el bebé.

Sebastian lo escuchaba pero lo ignoraría porque su joven amo estaba siendo profanado y eso le enfurecía, sabía las intenciones de Anthony seguramente solo querría corromperlo y después dejarlo, aturdido caminaba más rápido para detenerlo aunque sospechaba que era tarde.

-Pensé que serías más listo joven ano... Digo amo... ¿Qué ando pensando?-Murmuraba aturdido- Camina más rápido tú...

-Que marido más extraño me vine a conseguir. -Murmuraba Bard tratando de seguirle el paso notando el mal humor de Sebastian y como lo regañaba.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora