Primer beso

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Sebastian estaba con su amo esa mañana viendo como este disimulaba su malestar por la "borrachera" del día anterior mientras bebía su té.

—Si no se siente bien puede quedarse a descansar todo el día, mañana y pasado. —En un tono burlón le sugería el demonio para fastidiarlo.

—Ya estaré bien, no vas a deshacerte de mi tan fácil. —Murmuró con mala cara el conde— Y a todo esto tengo curiosidad sobre la excusa que le diste a Bard sobre tu vómito oscuro.

—No tuve que aclararle nada, el solito se lo aclaró... Pensó que comí su comida carbonizada por amor, lo dijo tan ilusionado y... ¿Cómo podía negárselo y romper sus ilusiones?

—¿En serio te vas a casar con un idiota así?

—Es mi idiota... —En un suspiro susurró como respuesta.

—Estás tan enamorado que me das pena.

Sebastian podía responderle algo pero sería cruel ya que su amo hablaba de esta forma por el resentimiento que le embargaba porque aún sentía algo por Anthony quien lo había abandonado, así que solo sonrío y se acariciaba el vientre.

—Fruto de ese amor se formaron estos bebés

—¿Me quieres hacer vomitar de nuevo?

—No... Claro que no. Solo pensaba que estos niños me unirán por siempre a Bard.

—¿Eso es malo? Lo dices como resignado.

—Ahhh no... ¿Así soné? —Murmuró el demonio entonces su mirada se tornó llorosa.

—¿Y ahora qué te pasa? —Refunfuñó el conde con una extraña sonrisa al notar este cambio en la actitud de su mayordomo.

—Yo también me voy a morir un día.

—Ehhh bueno si...

—¡Ponte triste también por mi! —Le reprochó ofendido el joven al ver su reacción desinteresada— De no haber sido por mi, tú y tu Bard nunca se hubieran conocido.

Comentó resentido con un puchero lo último.

—Bueno también me pondré triste por usted, todo a quien quiero se irá de mi lado un día, me quedaré solo para siempre. —Diciendo eso el demonio se deprimía haciéndose bolita en la cama de su amo.

—Oye... Mi cama... —Sonrojado Ciel murmuraba mientras se le acercaba, notando como sollozaba deprimido tratando de calmarlo acariciaba su cabello.— Tranquilo, por qué no nos transformas a todos en demonios y así estaremos vivos por siempre a tu lado.

—Es una buena idea. —Entre sollozos trataba de animarse el demonio.

—Yo lo decía en broma... —Nervioso Ciel le hablaba con una sonrisa.

Hasta que el grito repentino de una niña los interrumpió al entrar sin previo aviso a la habitación

—Vaya así que tu eres el amante. —Insinuaba pervesamente Sullivan con una sonrisa cuando entraba junto a Lizzy.

—¡¡¡Ciel!!! ¿Cómo puedes estar con un hombre casi casado? Qué lleva bebés de otro hombre en su vientre —Le reprochaba Lizzy acercándose, los dos en la cama se separaban de inmediato— A menos que esos sean tus hijos y a Bard lo usan para encubrir su amorío.

—¡Oye no te inventes historias! —Sonrojado Ciel trataba de aclarar mientras se levantaba de la cama junto a Sebastian.

—No es lo que creen, el joven amo es como mi padre solo me estaba consolando porque me siento triste.

Las niñas se acercaron al mayordomo que tenía la mirada llorosa junto con un pequeño puchero mientras aclaraba el asunto, conmovidas y enternecidas lo abrazaban para darle ánimos.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora