Epílogo

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- ¡Joyce! Mira aquí –Pide Alexa, tomándole una foto mientras él pinta un paisaje nevado.

- Mamá, basta –pide Joyce y Jerome ríe, desde el otro extremo de la habitación.

- ¿Cuándo creciste tanto? –Le cuestiona Jerome al pequeño y él sonríe.

- No puedo creer que ya tengas 7 –dice Alexa, mirándolo, parecerse cada vez más a Daven.

- Límpiate, Joyce, tus abuelos no tardan en llegar –ordena Jerome y toma a Alexa del brazo, para dejar al niño solo.

- ¿Qué haces? –Ríe Alexa, mientras él la guía a la habitación.

- ¿No puedo besar a mi esposa antes de no poder hacerlo más por las visitas? –Cuestiona él, riendo y asegurando la puerta de la habitación.

- Jerome –se queja Alexa, sin realmente querer alejarse de él.

Están recostados en la cama, Jerome sobre ella, acariciando una de sus piernas por debajo del vestido y de pronto, un estruendoso llorido llega desde el monitor de bebé hasta sus oídos.

- No, no, no –susurra Jerome.

- Es tu turno –dice Alexa sin moverse.

- ¿Mi turno? –Jerome actúa indignado– Yo cuidé de ella, toda la noche.

- Traerla a la habitación y dejarla junto a mí, no es cuidar de ella, amor –ríe Alexa y Jerome se levanta.

- Bien, Isabel, es turno de papá –susurra Jerome, caminando en dirección a la habitación de la integrante más pequeña de la familia.

Alexa lo observa alejarse y sonríe, recuerda cuando Jerome vio a Isabel por primera vez, se convirtió en el hombre más feliz del mundo, la cuidaba tanto como a Joyce y ella disfruta enormemente verlos juntos.

- La carta –recuerda Alexa y sale de la habitación en dirección a su estudio, desea que el sobre llegue a manos de Daven para Navidad y debe preparar todo con anticipación.

Escucha el timbre y luego la voz de su padre, la locura de David, su esposo y su hijo, también al fondo distingue a Alison discutiendo con su padre y vuelve a sonreír, desea contárselo todo a Daven.

Unos días después, un hombre de barba tupida y vestir desalineado, baja de su camioneta y entra a la oficina postal, revisa el pequeño cubículo y sonríe al encontrar la carta que había esperado con ansias, ha viajado muchas horas por carretera, para poder recibir aquella carta y siente ganas de volar a casa para poder leerla tranquilo.

"Querido,

Te extrañamos cada día, Joyce no deja de pintarte, ama las fotos que tu padre nos ha dado e Isabel espera conocerte a través de ellas, al igual que Noah nos conocerá a nosotros, por favor envíale saludos de nuestra parte y también a Suri, no he olvidado su cumpleaños, le enviaré algo que compré en Milán para ella (no se lo digas).

Las fotos son de los tres meses pasados, hubiera recopilado más, de no ser porque Joyce refunfuña demasiado, se parece tanto a ti, incluso cuando se enoja. Ama pelear con Jerome, al igual que tú, y tiene un nuevo pasatiempo, vestir al perro con la ropa de Isabel. ¿Así tratabas tú a Alison?

Feliz Navidad a todos, dales un beso de mi parte y, por favor, permite que Noah sea un niño normal y disfrute de los juguetes que pueda comprar con el dinero que envía tu padre, ya sé que llevas otro estilo de vida, pero la sonrisa de tu hijo te hará muy feliz.

Te escribiré pronto, espera las increíbles fotos de Navidad y Año nuevo, obligaré a nuestros padres a usar unos disfraces, que apuesto disfrutarás, tanto o más que yo.

Te amamos.

Atte. Joyce, Isabel, Alexa y Jerome"

- ¡Suri, estoy en casa! –Grita Daven, quitándose las pesadas botas antes de entrar.

- ¡Papi! –Se escucha una vocecilla desde la sala de estar, sale corriendo en dirección a Daven y después de despejar su rostro, de sus rubios cabellos, salta los brazos de su padre.

- Llegaste pronto, no deberías manejar tan rápido –regaña su esposa, depositando un tierno beso en sus labios– ¿la leíste? –cuestiona y Daven asiente– No puedo creerlo –ríe la mujer–siempre haces lo mismo –Caminan hasta la cocina y Daven se sienta con el pequeño en brazos.

- Todos están bien, papá y Alison pasarán la Navidad con ellos –comenta Daven.

- ¿Isabel? –Se interesa la mujer.

- Ven, te mostraré las fotos que ha enviado –la llama y ella se coloca a su lado, mientras él saca un montón de fotos del interior de su chaqueta.

- Ah, se ven muy bien juntos –Suri señala una foto de Alexa y Jerome, Daven asiente.

- Deberías conocerlo en persona, es aún más encantador –se burla de ella y su admiración hacia Jerome.

- Más encantador que tú, no lo creo –coquetea la mujer y Daven sonríe.

- A veces me dan ganas de volver...

- Lo sé, yo también desearía que fuera posible –Suri lo abraza y él deposita un beso en su mano.

- Tal vez en unos años –ella asiente.

- O la siguiente semana –Daven la mira confundido– Mi padre consiguió los documentos falsos –suelta emocionada.

- ¡¿Qué?! –Daven no puede creerlo.

- Bienvenido a la vida, señor Avan Amassian –Daven sonríe e imagina la expresión de todos cuando llegue a Italia para Navidad.

Amores,

Me despido de esta historia, espero que la hayan disfrutado tanto como yo lo hice al escribirla, denle mucho amor y las veo pronto en otro escrito.

Les quiero.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora