22. Resaca

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Alexa abre los ojos con pesadez y mira a su lado, el cuerpo de Daven, cubierto de las caderas hacia abajo con la pulcra sabana gris que ella también tiene encima.

- ¿En serio, Alexa? –Se recrimina, recordando cuán furiosa estaba con él la tarde anterior.

Mira el móvil y descubre que tiene varias llamadas perdidas de su padre y algunas de Jerome, decide marcarle a éste último. Camina de la habitación a la sala de estar y apenas cubierta con una ligera bata de ceda se sienta en el sofá.

- Buenos días, linda, ¿todo bien? –Es lo primero que pregunta Jerome y ella tarda unos segundos en responder.

- No me digas que te llamé ebria –es su respuesta y él intenta no reír.

- Yo te llamé, pero no debes preocuparte, no surgió nada inapropiado de tu parte –Alexa saca aire y mira en dirección a la habitación, escucha un par de sonidos y sabe que Daven ha despertado.

- Sobreviví –menciona Alexa y él sonríe.

- Siempre lo haces, Al. Lamento haber llamado tantas veces, estaba algo preocupado –comenta, justificando las tres llamadas que le parecen excesivas para alguien que no forma parte de la vida de Alexa en la manera en que él desearía.

- Gracias... por llamar... ¿nos veremos en la oficina?

- Por supuesto –es la despedida y ambos cortan la llamada.

Alexa escucha el sonido de la ducha y en contra de sus deseos reales de entrar con Daven, se dirige a la cocina y comienza a preparar el desayuno. Unos minutos después, ve aparecer a Daven, con el cabello mojado y revuelto, la camisa completamente desabotonada y usando apenas los calzoncillos. Intentando ocultar lo que le provoca esa imagen, le señala la comida frente a ella y él toma el banquillo para quedar observándola.

- Si te hace sentir más cómoda, puedo decir que no sucedió nada –comenta Daven, cuando nota que ella no puede mirarlo a la cara– ¿Alexa? –Insiste.

- Soy una estúpida cuando se trata de ti –dice sin mirarlo.

- ¿Deseas que lo crea? –Por fin lo mira.

- Vete al carajo –susurra, deja el plato en el fregadero y se encamina a la habitación.

Daven juguetea unos minutos con la comida y luego se levanta para ir tras ella, entra a la habitación y escucha el ruido de la ducha. Contrario a Alexa, no duda en dirigirse al baño. Observa el agua recorrer el bronceado y delgado cuerpo de la mujer, llega hasta las piernas que le han hecho perder la cabeza más de una vez y vuelve la mirada hasta sus manos, que pasan lentamente por el cabello y después por sus ojos.

- Liderarás la junta de hoy –comenta, sin dejar de observar su cuerpo.

- Porque lo menos que te importa es la estúpida fiesta de aniversario –es la dolida respuesta de ella. Enseguida siente el calor de su cuerpo desnudo a su espalda y una corriente eléctrica recorriendo su cuerpo.

- Tal vez –susurra Daven a su oído y ella se mantiene en silencio–, o tal vez estoy buscando la manera de dejarlo todo para ti.

- Mientes, un hombre como tú jamás haría algo así –susurra ella, evitando el gemido que las caricias de Daven en su entrepierna le provoca.

- ¿Cómo yo? Quieres decir como tu padre ¿no es así? –Ella apenas puede centrarse en la conversación, por las oleadas de placer que la recorren.

- Peor –responde ella, estallando de placer y apenas pudiéndose detener en pie. Daven la sostiene por la cintura y continúa tocándola, Alexa vuelve a estallar y él la gira de golpe para unir sus labios a los de ella.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora