49. Destruida

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Sin estar lo suficientemente ebria como para lidiar con el montón de responsabilidades que han caído sobre sus hombros, cree que aún necesita un poco más de alcohol para poder hacer las cosas mecánicamente y evitar sentir.

- Fred –Alexa llama a su asistente y él se apresura a entrar a la oficina.

- ¿Funciona el intercomunicador? –Se interesa el asistente.

- ¿Estás diciéndole a tu jefa que no te grite desde el interior de su oficina? –Lo cuestiona Alexa.

- Sí, señorita Koch –bromea Fred.

- Okay, lo tendré en cuenta –ella le sonríe y Fred nuevamente la ve en esa posición de ebriedad incontrolada que desearía evitarle–. Cancela lo de mi padre –ordena.

- ¿Y los alemanes? –Alexa suspira.

- Los veré mañana... no... llámales y diles que van a reunirse con nuestro VP –Fred asiente.

- ¿Es todo?

- No, consígueme una botella del whisky de siempre –Fred duda unos segundos.

- Sí, señorita –responde después.

- Fred –el asistente regresa de la puerta–. Gracias –dice ella, intentando una sonrisa sincera.

- Está bien, señorita Koch –responde Fred y sale de la oficina.

Alexa vuelve la mirada al computador y entra a Instagram, como lo ha estado haciendo últimamente, teclea el usuario de Jerome y recorre con la mirada las imágenes una a una de arriba abajo.

- Estás teniendo una gran vida ¿no es así, mi pequeño Joyce? –Dice, observando la última foto de Jerome con el niño.

Los minutos pasan, uno a uno, mientras Alexa observa a su pequeño crecer, en fotos. Las pasa cronológicamente una y otra vez, observando detalladamente cada rasgo que ha cambiado de él y creyendo fielmente que en algún momento dejará de ver a Daven cuando observa sus pequeños ojos.

- Fred –habla al intercomunicador–, mi botella, cielo.

- Señorita, los alemanes no quieren reunirse con el señor James –Alexa saca aire.

- Entonces cancélalo todo...

Corta la comunicación de golpe y apaga el computador, se levanta, dispuesta a abandonar la empresa en ese mismo instante, no puede más con la agonía de sentirse tan vacía, con la culpa que la ha estado destruyendo.

- De cualquier manera todo se irá al carajo –susurra, tomando su bolsa– sin el capital de Jankovic estamos perdidos –agrega.

- Alex –la llama Amanda, corriendo tras ella mientras ella iba camino al elevador.

- Ah Amanda, justo la mujer a la que quería ver –dice Alexa– ¿no quieres tomarte el día libre? –Amanda la mira desconcertada.

- Estamos ahogados de trabajo, Alex, no puedes pensar en tomarte el día libre... los socios están presionando, quieren retirar su capital... -Alexa pone su mano en el hombro de su amiga.

- Lo sé, todo eso y más, lo sé. No tenemos liquidez, los contratos se nos están yendo, los socios me detestan profundamente y no van a poner ni un centavo más, los bancos no pueden darnos más dinero, lo sé, Amanda y justo ahora lo que necesito es la estúpida botella que Fred se niega a llevar a mi oficina –Amanda la mira directo a los ojos, nota que ya está un poco ebria, igual que las semanas anteriores.

- Si no actúas, todo se ira al carajo, tu increíble trabajo, lo que sufriste por llegar a tu posición, todo Alexa –ella asiente como respuesta.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora