Después de la reunión, en cuanto Alexa entra al piso 30 del edificio todos se giran a mirarla y ella no mira a nadie, no le interesa saber cómo luce o por qué la observan así– cancela todo lo que tenga para hoy –le dice a su nuevo asistente, sin siquiera mirarlo, simplemente deduciendo que es él y que si no lo es, alguien más lo cancelará todo a su orden.
- Sí, señorita –responde él, sin dejar de mirarla, quien esperaba una anciana mal encarada, no a alguien con su pinta.
Entra a su oficina y cierra la puerta lentamente, presiona un par de botones en el controlador y hace que los cristales que antes eran transparentes y le permitían una perfecta vista del exterior, se opaquen por completo.
Mira por unos segundos a su alrededor, tantos diplomas, premios por su esfuerzo y gran trabajo, un par de fotos de cuando era más joven y competía en todo. Toma una foto de sus padres y mira a su madre por unos segundos– tenías razón cuando me dijiste que no importaba cuánto me esforzara, él nunca me apreciaría –luego dirige la mirada a la sección de la foto donde se encuentra David y en un arranque de furia lo lanza contra la pared... no puede contenerlo más, manda al suelo todo lo que se encuentra en su escritorio y sigue lanzando cualquier cosa que encuentra, la furia le recorre el cuerpo, explota como nunca antes lo había hecho.
Unos minutos después, intentando recuperar la compostura, se sienta frente al escritorio y abre la carpeta en la que se encuentra la información del hombre que le ha robado el lugar que creía suyo– Maldita sea –susurra cuando llega a la segunda hoja y se da cuenta de la remarcable trayectoria de Daven– ¿Por qué no puedes ver que yo soy este listado de cualidades y más, padre? –Cierra la carpeta de golpe.
- Una pequeña ave susurró a mi oído que la señorita Koch había lanzado todas sus pertenencias al suelo y que quizá necesitaba un poco de apoyo emocional –Amanda hace su aparición, luego de que una secretaria con experiencia enviara a su asistente por refuerzos– ¿Qué es esto? –Toma la carpeta que su amiga acababa de cerrar con furia y observa un poco.
- ¿Por qué tienes el historial de vida de Eros? –Alexa no puede creer lo poco pertinente del comentario de Amanda, aunque no ha de negar que hay cierta razón en comparar a Daven con el Dios del sexo.
- Conoce a tu futuro presidente –es su respuesta y Amanda suelta la carpeta de golpe.
- ¡¿Qué?¡ -En ese momento comprende el desastre en la oficina– No... Alex... lo siento tanto... ¿Cómo fue posible?
- Tu indignación sería más convincente si dejaras de babear su foto –Alexa se deja caer sobre la silla y Amanda la mira fijamente.
- ¿Broma para ocultar cómo te sientes en realidad? –Pregunta y Alexa asiente.
- ¿Sabes lo que realmente necesito ahora? –Aparece la pregunta de cada disgusto.
- ¿Una botella? –Responde Amanda, sabiendo que para lo que siente Alexa en este momento, sería absurdo ofrecer una simple copa.
- Una botella y elegir un hombre al azar en algún estúpido bar...
- ¿Por qué no salimos de aquí? –Amanda se acerca a ella y coloca su mano sobre el delgado hombro de Alexa– A veces pones demasiado esfuerzo en esta empresa.
- Lo he puesto todo Amanda, absolutamente todo... he dejado que mi maldita vida se quede en esta empresa... ¿Y qué hace mi padre? Buscar al señor perfecto para ponerlo al mando... ¿Sabes qué sucedió en esa sala de juntas? –Amanda niega– Me humilló, pisoteó todo lo que he hecho durante años para...
- Basta, Alex... esta no eres tú, Alexa Koch no sufre estas cosas, la Alexa Koch que todos conocemos se pone de pie y lucha por lo que es suyo –Alexa niega.
- Estoy un poco cansada, Amanda. Luchar contra la pila de defectos que es David fue una batalla dura, ¿me imaginas luchando contra Daven alias Eros, la perfección hecha hombre? –Amanda ríe ante la última expresión dramática de Alexa.
- Ningún hombre es perfecto –Alexa lo sabe, perfectamente– Y claro que te imagino luchando con él y con cualquiera que se interponga entre tú y lo que deseas –dice con total firmeza y el mayor convencimiento.
- Tienes razón, -suelta Aleza, después de pensarlo por unos segundos– salgamos de aquí... ya aclararé mis pensamientos cuando mi parte emocional deje de estar presente, cuando deje pasar lo que mi propio padre me ha hecho –toma su bolso y le señala a Amanda que es momento de marcharse.
- ¿Frederick? –Pregunta Amanda, el asistente de Alexa se acerca de inmediato– Que alguien ordene esto y todo esté perfectamente pulcro para mañana por la mañana –ordena, sintiéndose segura de que para el día siguiente Alexa volverá a ser la misma– Alex, debo dejar un par de cosas listas, te alcanzo en tu apartamento –avisa después a su amiga, quien sigue inmersa en un par de pensamientos deprimentes.
Alexa deambula un poco antes de finalmente decidir marcharse, la idea de ir a gritarle a su padre todo lo que cree que merece cruza un par de veces por su mente, pero decide que no es el momento.
- Alex –la llama Charles, ella intenta huir de una charla paternal, pero le es imposible aparentar que no le ha visto.
- No digas nada, estaré bien, sólo necesito un tiempo fuera –aclara, por la manera en que la observa deduce su preocupación.
- Yo quisiera...
- Lo sé, Charles, lo sé... eres el único hombre que vale la pena en el mundo –bromea y él tira de ella para abrazarla hasta que ella se rinde y devuelve el abrazo.
- Deja de ser tan dura –ella niega.
- Es lo que soy y mañana volveré peor que ayer...
- Lamento tanto todo esto, Alex –se sincera Charles mientras la guía al elevador.
- Yo también, porque me conozco y sé que todo el tiempo que pude invertir en trabajar para bien de la empresa, tendrá que ser invertido en escudriñar el historial de vida de Jankovic para encontrar sus puntos débiles... -ambos entran al elevador– es desalentador ¿no lo crees?
- No cabe duda de que tu padre y tú son un reflejo –comenta Charles, un tanto decepcionado.
- ¿A qué viene eso? –Se interesa Alexa.
- ¿Por qué crees que lo eligió a él? –Ella duda– No te creas la primera en escudriñar la vida de alguien a tal profundidad, Alex... David va un par de pasos delante de ti, no malgastes tu tiempo, no hay mucho que tomar del joven Jankovic, lo que viste en el reporte es él, por completo.
- No, no existe el hombre perfecto, Charles –dice incrédula.
- Lo sé, vas a perder tu tiempo rebuscando entre la basura de un hombre brillante, Alex –ella niega.
- Ya veremos, viejo sabio –suelta ella, antes de besar su mejilla y abandonarlo en el elevador.
Llega a su apartamento y se deshace de los zapatos casi a la entrada, sigue la camisa y la falda, al entrar a su habitación lo único que la cubre es su ropa interior y el cabello que cae delicadamente sobre sus hombros.
Se tira de espaldas sobre la cama y repasa una vez más los hechos del día, no puede creer que justamente sea Daven quien tome la empresa en sus manos, lo que más la trastorna es el recuerdo de su deseo por desvestirlo mientras él defendía sus ideas en contra de Jerome.
- Necesitas un trago –es su manera de regañarse por la dirección de sus pensamientos.
Mira el móvil, sólo para darse de bruces contra un recordatorio de lo mal que ha ido su día.
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¿Quién es el jefe?
RomanceAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...