- Vámonos, –insiste Daven– olvidemos cualquier cosa por esta noche, solo existiremos tú y yo –dice, mirándola fijamente a los ojos y odiándose un poco, por no poderse controlar. Después, sin darle tiempo a responder la toma de la mano y abre la puerta de golpe– todo suyo –le dice a la mujer que deseaba entrar, quien acompañada de la señorita de mantenimiento, los miran molestas.
Sin soltar la mano de Alexa, atraviesan el lugar, es imposible no notar las miradas curiosas, pero a Daven ya no le importa y a Alexa nunca le parecieron importantes, él tira de ella hasta la salida, sin decir una palabra más.
- ¿Por qué no puedo simplemente decir no, cuando existen tantas probabilidades de que sea tan solo parte de la venganza que desea? –Se cuestiona Alexa, mientras lo ve recibir las llaves de su auto– Eres una idiota, una completa idiota –se regaña.
- Vamos –Daven le tiende la mano y ella duda–, por favor –pide, Alexa toma la mano y camina lentamente hasta el auto.
- Tal vez no es una buena idea –habla Alexa, ya en el interior del auto.
- Tomemos una copa, a solas y si sigues pensando que no es una buena idea, yo mismo te llevaré a casa, ¿qué dices? –A Alexa le sorprende la amabilidad de Daven.
- ¿Qué pretendes? –Cuestiona.
- En un inicio pretendía hacer la velada sumamente incómoda para ti –confiesa–, pero luego te vi, a lo lejos, envuelta en ese vestido que te hace lucir irresistible para cualquiera y tu perfume, maldita sea, tu perfume –la mira unos segundos y luego vuelve la mirada al camino–... simplemente no pude evitarlo.
Después de un viaje de 20 minutos, Daven estaciona el auto y rodea para abrir la puerta de ella, le toma la mano y nuevamente la guía todo el camino hasta su apartamento.
- Debes pensar que soy una idiota, no estoy siquiera medio ebria y te seguí como un cachorro perdido –agrega ella, mientras lo observa servir el vino.
- Tranquila, Alexa, lo único que pasa por mi mente justo ahora es la clase de ropa interior que podrías estar usando debajo de ese vestido que se entalla en las partes adecuadas –es la respuesta de Daven, quien le ofrece la copa y no pierde oportunidad para tocar su mano y hacerla sentir aún más nerviosa.
- Mientes –Daven reprime una respuesta agresiva, ante aquella afirmación de Alexa.
- No puedo obligarte a creerme, si quieres, puedes pensar que estoy dando una de mis mejores actuaciones, que soy el más grande mentiroso que hayas conocido, pero esto no se puede actuar –tira de ella hasta juntar su pelvis con el abdomen bajo de Alexa y hacerle sentir su erección, ella se tensa y siente como el deseo la recorre, otra vez y más intensamente, desde su sexo y por todo su cuerpo.
Alexa deja la copa a un lado y tira de las solapas del saco de Daven para acercarlo hasta su boca y continuar el beso que encendió su sangre no mucho tiempo atrás, camina un par de pasos hasta que él choca con el sofá y se sienta.
- No, Alexa –susurra Daven sobre sus labios y muerde un poco su barbilla–, esta vez no puedes ser el jefe –aclara, tomándola fuerte por las muñecas y negándole el acceso a sus labios. Se levanta, dejándola a un lado y comienza a alejarse, mientras ella lo observa confundida– ¿no vienes? –Pregunta, retrocediendo un poco para mirarla.
Alexa lo sigue, tan solo unos segundos después, enseguida se da cuenta que la dirección de Daven era su habitación.
- Desátate el cabello –ordena él, adentrándose en su closet y abriendo algunos cajones, Alexa deshace el pequeño moño en que llevaba atado el cabello y mira de un lado a otro, esperando algo que ni siquiera ella sabe qué es.
- ¿Daven? –Llama, cuando siente que ya ha tardado demasiado.
- No seas impaciente –responde Daven.
- ¿Algún día me perdonarás? –Es su siguiente pregunta, en casi un susurro y Daven decide actuar como que no ha escuchado nada.
- Lo tengo –sale del clóset, con una sonrisa seductora y unas bonitas esposas de cuero.
- No –es la primera reacción de Alexa– no, no, no, estás demente –dice, teniendo en mente todas las posibilidades de Daven, mientras ella se encuentre tan indefensa.
- Será divertido –asegura él, conociendo perfectamente el trasfondo de la negativa–, esta noche quiero que seas mía, Alexa –habla mientras se acerca con ese aire seductor que hace flaquear las piernas de la mujer–, totalmente mía, como no lo fuiste nunca –dice, susurrante, acercándose a ella sobre la cama y llevándola hasta la parte superior, donde con total calma y sin pedir más permisos la ata al cabecero, mientras su aliento choca contra los labios de ella, sin llegar a besarla.
Daven se reincorpora y se aleja unos pasos a los pies de la cama, dándole una vista panorámica de Alexa atada a la cama– ¿confías en mí? –cuestiona, mirándola con todo el deseo que desearía no sentir.
- No –es el primer instinto de Alexa, pero no responde–, un poco –miente después y él ríe, desanuda su corbata lentamente, repasando esas increíbles piernas que aún lo atraen, de una manera casi insana.
- Podemos trabajar con eso –dice Daven, acercándose por un costado de la cama, para vendar sus ojos con la corbata.
- ¿Ahora qué? –Pregunta Alexa, al no escuchar ruido alguno.
- Ahora, solo disfruta –lo escucha hablar a los pies de la cama y enseguida siente como sus hábiles manos se deshacen de sus tacones.
Daven comienza a trazar un camino de húmedos besos desde el interior de sus tobillos y subiendo, con la lentitud más tortuosa que logra, mirando de vez en cuando hacia el rostro de Alexa, quien no puede hacer más que morder el interior de su mejilla.
- ¿Sabes? –Se detiene Daven, justo en el interior de su pierna, en esa parte exacta en la que sabe hará enloquecer a Alexa– eres la mujer con las bragas más sexis que me haya follado jamás –agrega, con una sonrisa, esperando alguna reacción de su parte.
- Son tuyas si me las quitas –responde Alexa, varios segundos después, cuando ha pasado demasiado tiempo sin que Daven haga algo– ahora continúa –ordena.
- ¿Disculpa? –Juega Daven– Esas no son formas de pedirme que te...
- ¿Puedes continuar? Por favor –pide Alexa– Daven –llama, y enseguida siente las tibias caricias en sus piernas.
Daven vuelve a inclinarse sobre ella y besa lentamente el interior de la pierna, donde pausó antes, Alexa está volviéndose loca de deseo y el sosiego de Daven, no hace más que aumentar su anhelo.
Luego de varios minutos de tortura en los que Alexa, no hacía más que mover sus caderas para indicarle lo que deseaba, él comienza a jugar su lengua en el sexo de ella, volviéndola loca de placer. Se detiene cada tanto para evitarle el orgasmo y disfrutar de la expresión desesperada de su rostro.
De pronto Alexa siente que arranca de tirón su ropa interior, causándole un leve dolor en las caderas, pero enseguida vuelve los labios a su sexo y eso la hace olvidar el escozor– Daven –susurra, entre gemidos– Daven –está a punto de llegar al clímax y Daven se detiene una vez más.
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¿Quién es el jefe?
RomanceAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...