- ¡Estoy embarazada! –El estruendoso grito se escucha incluso fuera de la oficina de Daven y él intenta mantenerse en pie.
- No –susurra, dejándose caer lentamente sobre su silla.
- Confirmado Mr. Jankovic, serás padre –Daven la mira por varios segundos, anonadado – ¿Qué sucede, no dirás nada?
- ¿Cómo? –Apenas puede articular la pregunta.
- Daven, no lo puedo creer...
- Yo tampoco Elizabeth, se supone que te estabas cuidando –ella lo mira furiosa.
- Nos casaremos en menos de un mes, no entiendo cuál es tu problema –lo mira insistente, esperando una disculpa.
- Esto no era parte del trato...
- ¿Qué esperabas? –Lo mira intentando parecer tranquila– ¿Qué fuera la estúpida esposa trofeo hasta que tuvieras el valor de decirle a tu padre que detestas esta vida? –Él no responde, fija la vista en una de las pinturas que recién colocaron en su oficina– ¡Despierta Daven! No tienes 20 años, es hora de que dejes esos sueños de adolescente y te des cuenta de que esta es tú vida... nuestra vida.
- Tengo una reunión importante, te veo en casa más tarde –es lo único que dice antes de ponerse de pie y encaminarse a la puerta.
Elizabeth rueda los ojos y se deja caer sobre el sofá, sabe que es lo mejor para ambos, él dejará la loca idea de abandonar sus negocios y ella tendrá la vida que siempre quiso.
- ¿Dónde carajos se metió la señorita Koch? –Pregunta Daven furioso ante la incompetencia de los miembros de la junta.
- Me parece que deberíamos dejar esa incógnita de una vez por todas y volver a lo que nos compete –menciona Charles, tan apacible como siempre.
- Hemos perdido un contrato millonario, porque ninguno de ustedes es capaz de plantarse frente a los inversionistas y hacer lo que ella hacía –regaña Daven.
- Es porque no tenemos...
- ¡No te atrevas! –Interrumpe de golpe a uno de los tíos de Alexa, quien con ironía estaba a punto de mencionar la anatomía de Alexa– ¿Tengo que hacerlo todo para que las cosas funcionen en este lugar? –Pregunta furioso.
- Lo de Brasil sigue viento en popa –se atreve a mencionar Jerome, intentando aligerar el ambiente.
- Hace 5 meses de lo de Brasil –es su respuesta.
- Deberíamos dejar esto aquí, no llegaremos a ninguna solución de esta manera –nuevamente interviene el apacible Charles y Daven lo mira, intentando agradecer.
Los hombres abandonan la sala de juntas y Daven se queda en su sitio sin intenciones de moverse.
- No puedo hacerlo todo, ¿dónde carajos se metió? –Dirige la pregunta a Jerome, quien también se quedó inmóvil en su sitio.
- No lo sé, creí que nuevamente había algo bueno entre nosotros, pero estoy tan desconcertado como el resto... después de Brasil, ni siquiera dijo adiós –Daven mira su reloj.
- Basta de hacer el idiota, no volverá, esto está en mis manos y vamos a trabajar a mi manera...
- ¿No era eso lo que hacíamos? –Niega.
- Era a su manera, todo el tiempo lo fue –se levanta de la silla y sin decir más se marcha en dirección a su oficina.
Camina lentamente, pensando en lo complicada que se está volviendo su vida, sin Alexa para ocupar su puesto, la noticia de Elizabeth... la idea de haber perdido a Alexa, aunque intentaba ocultarlo, incluso para sí, era un sentimiento que rondaba constantemente.
- ¿Vendrás a casa? –Pregunta Elizabeth, recostada en el sofá, él se sorprende que siga ahí.
- Tengo mucho trabajo –ella asiente y él se encamina a su escritorio.
- ¿No te alegra ni un poco el embarazo? –Daven respira pesadamente, no está de humor para discutir lo que considera un descuido de Elizabeth.
- No estoy en mi mejor momento, ya lo hablaremos –es su respuesta.
- Lo hice porque quería algo que fuera de ambos... desde que volví a tu vida, ya nada es como antes, cuando nos completábamos tan bien...
- Prometimos olvidarlo –la interrumpe y ella se limpia un par de lágrimas, que él no nota por mantener la mirada fija en el ordenador.
- Espero que al menos él sea algo que podamos tener en común y nos traiga algo de felicidad a ambos –susurra y toma su bolso.
Daven la mira marcharse, llorando, intentando contener los sentimientos y no hace nada por detenerla, se deshace de las gafas y talla un par de veces sus ojos.
Dentro de la oficina de Alexa, después de tomar algunas de sus responsabilidades, Jerome mira fijamente la pantalla del móvil, lo hizo desde que regreso de esa conversación con Jankovic, en la cual mintió por todo lo alto. Duda unos segundos más y finalmente presiona llamar.
- Hola –responde con voz apacible y una tranquilidad para nada fingida.
- ¿Cómo estás? –Pregunta Jerome.
- ¿Esa es la excusa? –Ríe ella.
- No es ninguna excusa, Al, en realidad me interesa saberlo –dice serio y ella saca aire y mira por la ventana hacía los verdes viñedos que son parte de su espectacular vista.
- Después de una crisis de histeria, pánico y arrepentimiento... estoy tranquila, igual que la semana pasada –intenta bromear.
- Sé que hay alguien que me odiaría por decir lo siguiente, pero te necesitamos –Alexa inhala profundamente y libera un sonoro suspiro.
- No puedo hacerlo –confiesa.
- ¿Por qué? –La respuesta es que no podría mirar a Daven a la cara sin echarse a llorar, pero decide no ir por esa vía.
- Porque... nadie me necesita realmente, ustedes dos pueden con cualquier cosa que se presente...
- Al, sabes que no es así, Jankovic es bueno, pero no puede con todo... la presión de la empresa de su padre, la de tu familia, la boda –vaya un poco de alcohol en la herida, gracias Jerome.
- ¿Y tú? –Jerome duda.
- Yo... te extraño –confiesa.
- Me debo esto, Jerome, un tiempo para mí, sin pensar más en todo lo que implica ser parte de mi familia y desear tanto que me miren como alguien realmente valiosa para la empresa –juega sus dedos sobre las hojas de un libro.
- ¿Cuánto más? –él se interesa por el tiempo.
- Lo que me tome tener el coraje de destruir la vida de los futuros señores Jankovic –piensa y tarda un poco en responder a Jerome– No lo sé, no quiero volver a ser la idiota que siempre queda en segundo plano.
- Tal vez si hablaras con tu padre...
- No, no, no... él prefiere ver la empresa destruida antes que tenerme al mando –responde con pena.
- No es verdad, también ha intentado contactarse contigo...
- A la mierda mi padre, Daven y la empresa, ahora no quiero pensar en ello... –Jerome se queda en silencio– No me malinterpretes, sigo siendo la misma perra sin corazón, es solo que todo esto de hacerme la interesante desapareciendo va bien conmigo.
- Ambos sabemos que deseas regresar –intenta de nuevo el francés.
- No sé si deseo regresar porque me gusta mi trabajo y soy excelente en ello, porque quiero restregarle a mi padre en la cara que todo es una mierda sin mi o porque le prometí a mi madre nunca rendirme –se confiesa, sin pensar demasiado en sus palabras.
- Vuelve, Al, cualquiera que sea la razón –Alexa suspira.
- Ven a verme –pide, después de pensarlo demasiado y arrepintiéndose enseguida de la petición.
- Dame una semana –es la respuesta de Jerome, después de controlar elvuelco de sus entrañas.
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¿Quién es el jefe?
RomantizmAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...