37. Te deseo

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- Joder –susurra él– estás muy ebria.

- Lo suficiente para olvidarme de tu esposa y confesarte lo que he querido hacer contigo desde que te vi sentado frente a Jerome en su oficina el día que volví a la empresa –dice acercándose a él y tomándolo por la corbata mientras la tibieza de su cuerpo apenas cubierto por delgados trozos de tela de encaje disturban los pensamientos de Daven sobre lo correcto e incorrecto.

- No puedo –él intenta ponerse de pie, pero ella está frente a él y no lo permite, devolviéndolo a su sitio.

- ¿Seguro? –Pregunta, sujetando la corbata con la mano izquierda y deslizando la derecha desde su pecho hasta su entrepierna.

- Alexa –susurra Daven, echando la cabeza un poco hacia atrás y cerrando los ojos ante el tacto de la mujer.

- Por favor –susurra ella sobre sus labios– no tienes idea de cuánto te necesito –agrega, para después morder con delicadeza el labio inferior de Daven, mientras su mano derecha sigue recorriendo con lentitud su miembro sobre la tela.

- Mírame –pide Daven y ella lo ignora, ocultando su rostro en la curvatura de su cuello y continuando los jugueteos– Mírame –suelta enérgico deteniendo lo que hacía con su mano derecha por la muñeca y poniéndose de pie frente a ella.

- Me lastimas –susurra ella, mirándolo a los ojos.

- ¿Qué pasa contigo?

- Te deseo, como nunca había deseado a nadie en mi jodida vida...

- Ambos tenemos pareja –Daven intenta recuperar la razón por ambos.

- Eso no te impidió hacerlo con Amanda...

- Tú no eres Amanda –Alexa asiente y zafa su mano del agarre de Daven.

- ¿Tanto me detestas?

- Yo... Joder... es que no podría controlar lo que pudiera pasar entre tú y yo después, si permitimos que suceda ahora ¿Me entiendes?

- No –susurra ella, sin mirarlo.

- Que me vuelves loco, que si vienes a mí en este instante y me pides que te haga mía no podría pensar en nada más y después, después olvidaría que no podemos estar juntos y no podría evitar tomarte cada vez que estemos solos... ¿lo entiendes ahora? –Pregunta cuando ella se queda en completo silencio.

- Quiero que seas mío, quiero ser tuya, ahora y sin importar lo que pase después –Daven niega, sabiendo que es el alcohol quien habla por ella.

- Estás muy ebria...

- He estado peor y lo sabes –dice, acercándose nuevamente a él y sin permitirle decir nada más, une sus labios a los de él en un beso lleno de todo el deseo que ha acumulado.

Daven elimina cualquier pensamiento racional y recorre con sus manos desde sus hombros hasta la espalda baja, sintiendo el tacto de su suave piel y la delgada tela que la cubre, tira aún más de ella, para sentirla completamente pegada a él y subiendo una de sus manos hasta la nuca de Alexa, tira un poco de su cabello para separarla de él. La mira directo a los ojos por varios segundos y nuevamente une sus labios a los de ella, jugueteando con su lengua dentro de la boca de Alexa de vez en cuando.

Alexa introduce sus manos entre los hombros de Daven y el saco, para deshacerse de él, lo deja caer y comienza a trabajar con el nudo de la corbata, sin dejar de besarlo como hacía mucho deseaba hacerlo. De pronto él la rodea por la cintura con un brazo y con otra se apoya en su trasero para levantarla, ella lo rodea con sus piernas y él se dirige al interior de la habitación.

Daven la coloca de espaldas a él y retirando el cabello de su camino, comienza a besar su cuello, trazando un camino de húmedos besos que solo logran incrementar el deseo de Alexa por él– Espera –pide Alexa, cuando siente el recorrido de sus manos y nota que está a punto de dejarla completamente desnuda. Gira para quedar de frente a él y se deshace de la corbata de un tirón. Desabotona presurosa su camisa y no pierde la oportunidad de tocarlo, Daven tira la camisa a un lado y la mira, mientras ella se coloca en cuclillas frente a él, sonriéndole seductoramente se deshace del cinturón y juguetea con su boca sobre la tela de los pantalones, alentando cada uno de sus movimientos sabiendo perfectamente cuan enloquecedor es para Daven observarla en esa situación.

Finalmente sobra la ropa de Daven y Alexa lo mira a los ojos por varios segundos antes de introducir lentamente el miembro en su boca, su lento ir y venir y el jugueteo de su lengua, llevan a Daven a olvidarse de todo y centrarse en ella, en ese momento. Enreda el cabello de Alexa entre sus dedos y le indica el ritmo que le da más placer, ella simplemente lo permite, sabiendo cuán placentero resulta para él. Unos minutos después, se detiene y la ayuda a ponerse en pie para besarla nuevamente y finalmente despojarla de la única prenda que le impide sentir por completo su piel.

Con total calma, Daven recorre los costados de Alexa con la punta de sus dedos, causándole un increíble y excitante escalofrío, mientras la acaricia con devoción se dedica a mirarla, de pronto vuelve sus ojos a los de ella y ella le dedica una sonrisa seductora, tomándolo por los hombros lo guía hasta la cama. Le indica que se recueste y se coloca sobre él, sonriendo se acerca a su cuello, para comenzar a depositar cálidos y húmedos besos por todo la piel a su alcance.

Daven la detiene y tomándola por las caderas cambia su posición, quedando sobre ella, toma sus manos y las lleva por sobre la cabeza, ella sonríe y le dedica una mirada de aprobación–no tienes idea de cuánto he esperado por esto –confiesa Daven y enseguida une sus labios a los de ella en un apasionado beso.

Alexa acerca sus caderas a las de él, indicándole su deseo, sin dudarlo demasiado Daven entra en ella y comienza moviendo sus caderas con esa lentitud tortuosa que conoce, la enloquece de sobremanera.

- Espera –susurra Alexa, ahogando un gemido, él se detiene y ella, entre besos y caricias lo guía hasta quedar recargado en el respaldo de la cama. Lo mira a los ojos con deseo y mientras muerde suavemente su labio inferior se coloca sobre él– justo así –susurra a su oído, mientras inicia un lento movimiento de caderas.

Daven le permite hacer y llevar el ritmo, mientras observa extasiado el ángulo de su cuerpo arqueado por el placer, la posición le da completo acceso a sus pequeños pechos, mientras ella acelera el ritmo de sus caderas. Alexa estalla por primera vez sosteniendo a Daven fuertemente por los hombros se acerca para unir sus labios a los de él y en respuesta, Daven la toma por las caderas y continúa guiando sus movimientos, causándole pequeñas e increíbles oleadas de placer. Daven incrementa la velocidad de sus movimientos y pronto ambos estallan nuevamente.

- Definitivamente te extrañaba –susurra Daven, recuperando el aliento y ella responde enganchándose a sus labios una vez más.

Aún sentada sobre él y rodeando sus caderas con sus piernas, Alexa coloca su cara al costado del cuello de Daven y él recorre la suave piel de su espalda un par de veces antes de rodearla por completo con sus brazos.

- Tenías razón –susurra de pronto Alexa– no debía suceder.

- No me arrepiento –es la respuesta de Daven y ella libera un suspiro.

- Lo harás, en algún momento. Cuando vuelvas a casa con tu esposa, cuando te des cuenta que sigo siendo la misma desquiciada, cuando sepas que...

- Calla –pide él, interrumpiendo su discurso–, en este momento somos tú y yo, sin importar nada.

- Tampoco me arrepiento, sigues siendo el mejor polvo de mi vida–confiesa ella y vuelve a besarlo con pasión.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora