- ¿Qué es esto? –Pregunta Daven, cuando Amanda le tiende las hojas sobre las que Alexa pasó toda una madrugada llorando.
- Un intento de expiar las culpas –responde y Daven la mira molesto.
- No quiero saber nada de ella –le regresa el papel.
- Probablemente te interese, en cuestión de negocios –Daven toma las hojas de entre las manos de Amanda al escuchar aquellas palabras y comienza a leer.
"Daven
Conozco perfectamente tu opinión sobre mí y tus sentimientos, no sé si quiera si leerás esto, porque imagino que el solo hecho de escuchar mi nombre te asquea, lo sé y lo entiendo. Aquel día en que te visité, no deseaba que dejaras tu capital en la empresa, fue sólo la más estúpida de las excusas para saber si era verdad que me odiabas con esa intensidad que encontré en tus ojos.
Merezco, sin derecho a defensa, todo lo que me ha sucedido y no te escribo para pedirte que me perdones, porque sé que no podrás hacerlo, ni lo hago para suplicarte que salves la empresa de mi familia, porque entiendo que no querrías hacerlo, lo hago para que sepas que soy plenamente consciente de mis culpas y porque deseaba que lo supieras, que supieras que estoy pagando por lo que te hice y no creas que después de ello soy una persona que vive tranquilamente.
Sé que no tiene sentido alguno que lo diga, pero aquella tarde en que envié la información a la prensa, jamás pensé en las consecuencias de mis actos, no es ninguna justificación, siempre supe que estaba terriblemente mal y que probablemente mancharía tu imagen por un tiempo, pero jamás imaginé que terminaría siendo de esta magnitud y te haría tanto daño, nunca creí que te iba a herir de la forma más cruel y despiadada en la que he herido a alguien.
Sé que desde el inicio fui una calamidad para tu vida, el error que seguramente te arrepientes profundamente de haber cometido, pero yo no puedo arrepentirme, porque me hiciste sentir de una manera en la que solo había sentido una vez en toda mi vida.
Existen un par de cosas que debería confesarte en esta carta, porque tal vez sea la última oportunidad que tenga para decírtelo todo, pero sigo siendo la misma cobarde que aquella tarde en la oficina no pudo aceptar que te amaba, que las entrañas se me retorcían de pensar en que te perdería, que deseaba gritarte que la dejaras, que me llenaba de celos la idea de que dormías junto a ella todas las noches, sigo siendo la misma Alexa que tiene miedo a sentir y se coloca la más fría de las corazas.
Amanda cree que en esta carta estoy ofreciéndote la empresa Koch en charola de plata, por favor, no le digas que contrario a eso, solo te confesé lo mucho que me arrepiento de ser quien soy y hacer lo que hago.
Sí, la empresa se está yendo al carajo, pero debo confesarte que contrario a lo que piensan, me embriagaré por un par de días más y después voy a salir de esto como siempre, porque al final es lo único que me queda y por ello he decidido no seguir el consejo de la junta y de nuestra querida Amanda, de ofrecerte las cenizas de mi vida.
Atte. Alexa"
Daven ríe y Amanda se desconcierta ante tal reacción– ¿qué pasa? –Pregunta la mujer.
- Amanda, me sorprendes –suelta Daven, sin dejar de mirar la carta, por su expresión, Amanda no sabe cómo reaccionar– ¿cómo pudiste, si quiera, creer que Alexa iba a rematar la empresa de su familia?
- Ella me lo dijo, que era lo mejor que podía hacer en este momento, que la empresa no tenía salvación...
- Y en efecto, no la tiene, mi informante me lo ha detallado todo y es muy poco probable que pueda hacer algo sin deshacerse de los activos –Amanda lo mira fijamente.
- ¿Y de lo demás? –Daven niega.
- ¿Qué es lo demás Amanda? –Cuestiona Daven– ¿Perdonar a alguien que no ha cambiado, tender mi mano nuevamente a alguien que me apuñalará por la espalda tan pronto como le sea necesario?
- Realmente lo lamenta...
- ¿De qué lado estas? –Pregunta Daven, con total frialdad– Léela –le tiende el papel–, te darás cuenta de que no es más que otro intento de manipulación con palabrería barata, para rematarlo con un típico "soy Alexa Koch y nadie va a quitarme eso".
- Ella no está bien –Daven asiente.
- En algo tiene razón, merece todo lo malo que pueda pasarle.
- Creí que si te ofrecía la empresa, las cosas se calmarían entre ustedes –Daven sonríe, con ironía.
- No creo que exista algo entre nosotros, lo suficientemente fuerte, que me haga olvidar todo lo que ha pasado –Amanda pasa la vista por la carta, mientras Daven habla.
- Joder –susurra, realmente sorprendida.
- Te lo dije, no ha cambiado, ni cambiara, te está utilizando para apelar a mis sentimientos y que volvamos a ser socios...
- Te ama –suelta Amanda, sin escuchar lo que dice Daven.
- Alexa no ama a nadie –sentencia Daven.
- Aquí dice que...
- Sí, Amanda, leí la carta –la interrumpe.
- ¿Entonces sabes que te ama? –Daven rueda los ojos.
- Uno no manda a prisión a alguien que ama –Amanda asiente.
- Te ama –repite y Daven llama al guardia, para que lo saque de ahí.
- La siguiente vez que nos veamos, será en mi casa –Daven sorprende a Amanda–, y espero tres simples cosas de ti: uno, el conjunto de ropa interior rojo que usaste alguna vez para mí; dos, que me tengas una respuesta a la oferta que le haré a la pequeña Koch y que borres de tu memoria que Alexa dice sentir algo por cualquiera que no sea ella, incluyéndome –enlista el hombre, mientras el guardia llega hasta la mesa.
- ¿Saldrás? –Se emociona Amanda.
- Bajo fianza y sin poder abandonar la ciudad –aclara él, antes de queel guardia lo guíe al interior de la prisión.
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¿Quién es el jefe?
RomanceAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...