48. David sabe

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La presión que Alexa ha sentido las últimas semanas es equiparable únicamente a la cantidad de alcohol que ha bebido, todo fue cuesta abajo desde su visita a Daven y parece casi innecesario resaltar que él cumplió su palabra, la empresa Koch paso de una excelente racha a la casi quiebra.

Alexa bebe su segundo whisky de la mañana, mientras intenta pensar cómo le dirá a la junta directiva que todo se le fue de las manos, que perdió contratos, muchos negocios se han ido al carajo y lo único que pasa por su mente son las palabras de Daven aquel día de su visita.

La puerta de su oficina se abre de golpe y desde el escritorio, respira aliviada al ver a David, cree que al fin podrá desahogarse.

- Vengo a presentar mi renuncia... -un balde de agua helada cae sobre ella.

- ¿Qué? –Despierta de la ensoñación ante aquellas palabras– ¿Por qué David? –Cuestiona insistente ante el silencio del muchacho.

- Porque no sé si alguna vez pueda mirarte a los ojos de nuevo sin sentir que veo a una persona vacía, a una desconocida que es capaz de pasar por sobre las cosas más valiosas de la vida con tal de cumplir con sus ambiciones –Alexa se pone de pie y se acerca a su hermano.

- ¿De qué hablas? –No logra comprender con qué fundamentos está hablándole.

- ¡Daven está en la cárcel por tu culpa! –Estalla David– Perdió la oportunidad de conocer a su hijo, de tener una vida medianamente normal, por tu maldita ambición...

- No te entiendo –se hace la confundida– ¿A qué viene esto ahora? –Continúa– Yo te expliqué dónde estaba cuando sucedió todo lo de Daven ¿cómo puedes no creer en mí? ¿Es eso David, aun no crees que perdí a mi hijo y que por eso desaparecí? –David niega, le parece increíble que lo siga tratando como a un idiota.

- Alex, ambos sabemos que solo deseabas que te justificara ante la junta y eso fue lo que hice, como el idiota que fui... creí en ti, por sobre Daven... le di la espalda a la única persona que me apoyó cuando dejé rehabilitación, incluso convenció a mi padre de hacerme su asistente para que pudiera aprender... él no merecía esto, tampoco merecía que hciera lo que hice por ti –suelta, alejándose un par de pasos de ella.

- Pero yo no lo hice –él niega.

- Todos sabíamos de lo que eres capaz –vuelve la mirada a ella–. Y ahora lo he comprobado, así que deja de jugar a las mentiras...

- ¿Qué dices? –Ahora está realmente confundida, no hay manera de comprobar que fue ella, se encargó de destruir cualquier evidencia.

- Me subestimaste, una vez más, creíste que era tan idiota como para dejar las pruebas justo en mi nariz y que jamás me daría cuenta –alega David y enseguida la imagen del viejo computador en su oficina, llegan como golpe hacia ella.

- David... yo puedo explicarte...

- ¿Qué vas a explicarme, Alexa? –Suelta David, indignado– ¿Que la única persona que te importa eres tú o que eres tan hija de puta como para inventarte un hijo y apelar a mis sentimientos, para manipularnos a todos, usarnos como títeres de tu propio mundo?

- Yo no quería que todo escalara así, lo único que esperaba era que la junta sacara a Daven de la presidencia...

- Pobre Alexa –la interrumpe David, con lástima fingida– lo que ella deseaba era hacer daño, pero no enviar a Daven a la cárcel.

- ¡Yo no sabía que era tan grave! Maldita sea, David –estrella su vaso contra la pared y David niega, creyendo que es otro de sus juegos para manipularlo.

- Nadie creería eso de ti, eres una máquina que calcula todo a la perfección –ella niega, con los ojos en lágrimas.

- No, esta vez lo calcule todo mal –susurra.

- Mi renuncia estará en tu escritorio en unos minutos –asegura David, con la frialdad que le provoca creer que las lágrimas de Alexa son completamente falsas.

- No tienes que irte –agrega Alexa, justo antes de que David salga– ¿Qué harás?

- No te preocupes por mí, gracias al hombre que enviaste a prisión, ya no soy el mismo bueno para nada que era antes –Alexa lo mira molesta, como reprendiéndolo por sus palabras–. Tú sabes que eso es lo que todos creían de mí y tú eras la principal.

- Yo te necesito... -intenta ella.

- Tú solo te necesitas a ti y harás lo que sea necesario para cumplir tus deseos, no quiero seguir siendo un peón más en tus juegos de poder –Alexa no quiere comprender lo que está sucediendo, todo estaba tan bien entre ellos, él era la única persona en quien podía apoyarse incondicionalmente y se da cuenta que también lo arruinó.

- ¿Por qué me haces esto? –Lo toma por los hombros, mirándolo directamente a los ojos, esperando que note esa desesperación que no es capaz de expresar.

- Papá me dijo cómo me usaste, mientras yo le contaba la triste historia de tu hijo inexistente, y me negué a creerlo, no quería creer que me habías confesado una cosa de esa magnitud únicamente como parte de tu estrategia para parecer inocente de filtrar la información –David intenta desahogarse un poco–. No voy a mentirte, al intentar vaciar tu vieja computadora encontré la investigación sobre Daven, no tengo dudas de que fuiste tú quien le hizo tanto daño.

- Perdón –susurra ella.

- A veces, Alex, pedir perdón no es suficiente –es la respuesta de David.

- Espero tu renuncia –dice, Alexa, finalmente y vuelve a su escritorio. Saca la botella de whisky, luego de que observa a la última persona que la sostenía, marcharse.

El resto de la tarde lo dedica a beber, luego de cancelar todas sus responsabilidades del día, encerrada en su oficina, lo único que logra hacer es lamentar la manera en que obtuvo lo que siempre deseó.

- Estoy cansada –susurra– cansada de que me subestimen, de tener que ser una idiota para obtener lo que merezco y de estar obligada a botar la mitad de mi vida por obtener un puesto –continúa, mientras destapa la segunda botella de whisky.

Se recarga unos minutos sobre el escritorio y termina por quedarse completamente dormida, Fred entra unos minutos más tarde e intenta despertarla, pero ella apenas despierta para echarlo de la oficina.

- ¿Alex? –Escucha a la lejanía, como en un sueño– Alex, vamos levántate, te voy a llevar a casa.

- No quiero ir a casa, esto es lo que quería, la maldita oficina es lo que quería y ahora lo tengo... lárgate –susurra, mientras Amanda intenta levantarla de la silla.

- Vamos, Alex. Estás helada...

- Déjame sola, así merezco estar...

- Te llevaré a casa y ahí puedes estar sola, ¿de acuerdo? –Alexa niega con la cabeza y no hace esfuerzo alguno por ayudar a la preocupada Amanda a levantarla.

- Merezco esto, merezco que David se haya alejado, que Jerome no me responda las llamadas, que Daven me odie, que papá crea que soy peor que él... lo merezco, merezco todo –dice entre lágrimas, mientras Amanda la arrastra hacia el elevador.

- También mereces el puesto en la presidencia y que reconozcan que eres inteligente, perspicaz, que tienes todas las capacidades para llevar el mando de este lugar, mereces que te respeten, Alex –Alexa se abraza fuertemente de Amanda.

- Si tan solo hubiera hecho las cosas bien –susurra, mientras su amigapresiona el botón del estacionamiento en el control del elevador.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora