¿A quién va a engañar Daven? En un principio intentó asegurarse de que estaba bien revolver el pasado con anécdotas de su hermana y su mejor amiga, ronda un par de veces el restaurante y a la tercera vuelta se dirige a la velocidad permitida en dirección al otro lado de la ciudad.
Daven entra el código que Alexa le ha enviado con anticipación y la puerta se abre para darle la mejor vista de lo que parece un pulcro y minimalista apartamento, observa a una ebria Alexa tumbada en el sofá con una enorme camiseta que se ha enrollado hasta quedar sobre su cintura y deja toda la parte inferior de su cuerpo a la vista.
- ¿Alexa? –se acerca él, intentando descifrar si duerme.
- Creí que aparte de cabrón eras un cobarde y no vendrías –Daven se da cuenta de que en la mesita frente a ella hay una botella vacía, dos vasos usados y un par de píldoras.
- ¿Así que te adelantaste con los tragos? –Pregunta, sentándose en el sofá individual cercano al sofá en el que Alexa se reincorpora, intentando que sus bragas no sean parte del panorama por más tiempo.
- ¿Un cigarrillo? –Ofrece la ebria Alexa, cuando nota que se ha quedado dormida sobre la caja metálica que los contiene y decide fumar.
- No fumo –es la respuesta de Daven y ella ríe.
- No puedo creerlo –comenta y tambaleándose avanza hacia la ventana más cercana para encender el cigarro.
- Dejé de fumar y beber por varios años, volví al whisky por necesidad de tener algo que me mantuviera en las reuniones de negocios, pero...
- Nadie te cree la pose del hombre perfecto –lo interrumpe de inmediato, mirando al exterior, observando cómo el humo se disipa y se aleja con el viento–, seguro tienes una larga lista de mujeres que has usado, fiestas que has explotado y todas esas cosa que detestas en Jerome, tan sólo eres otro hipócrita como mi padre –suelta después, mirándolo directo a los ojos, mientras el escarba en su pasado y se da cuenta de que alguna vez sucedió, pero todo es diferente ahora.
- Te equivocas, sé perfectamente porqué lo dices, aquella noche en la que nos conocimos... fue muy fácil para ambos terminar en un hotel, conociste a una mujer de mi pasado... pero tengo que aceptar que ir contigo fue un momento de debilidad para el hombre que intento ser ahora –Alexa sonríe con ironía y vuelve la mirada al exterior para liberar el humo nuevamente.
- También para mí lo fue... -intenta que ser llamada un momento de debilidad no le moleste– estaba tan furiosa porque una vez más mi padre ponía a mi hermano por sobre mí, simplemente porque él es hombre y eso es lo que la empresa necesita al mando, un maldito pene –Daven ríe, sin reales ganas de hacerlo.
- Estás tan ebria, que sé que puedo confesar que nunca quise tu puesto, si no hubiera sido por la insistencia de tu padre, yo estaría en algún otro lugar del mundo...
- ¿Qué dices? ¿No te das cuenta de lo afortunado que eres? Tu padre está tan orgulloso de ti, te presume en cada lugar al que va, no se cansa de hablar sobre el gran hijo que eres –comenta y sus ojos se inundan en lágrimas y enseguida las limpia, aunque es demasiado tarde, Daven lo ha notado.
La mujer apaga lo que resta de cigarro, cierra la ventana y se sienta cerca de él, quien no puede evitar observar con detenimiento ese par de piernas que lo atraen de una manera casi insana.
- Al final no somos tan distintos ¿no crees? –Pregunta, y ella discreta y deliberadamente deja que la camiseta suba de más, porque se da cuenta del efecto que tiene en él.
- ¿A qué te refieres? –se interesa.
- Ambos estamos en lugares que no deseamos, por decisiones de alguien a quien tememos decepcionar –ella niega.
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¿Quién es el jefe?
Roman d'amourAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...