46. Lo que siempre quise

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Han pasado más de 3 meses desde que Alexa asumió su anhelado puesto en la presidencia, como era de esperarse su desempeño comenzó siendo impecable y no ha dejado cabida a cualquier duda sobre sus capacidades, la mujer más poderosa de la ciudad, la empresaria del año, la que logró limpiar el nombre de su empresa y continúo con la excelente racha, eso y más ha sido nombrada, la junta no puede arrepentirse de la acertada decisión que se tomó a la partida de Daven.

- ¿Cancelaste la junta con los alemanes? Fred –Pregunta Alexa entrando a su oficina, el asistente la sigue de inmediato.

- Sí, señorita –afirma– y su padre la espera en su casa a las 6:00 pm –agrega.

- Mierda –suelta Alexa.

- El señor David se instaló en su antigua oficina y me pidió que le avisara que la esperaba para celebrarlo –Alexa sonríe, la única persona que le ha dado un poco de felicidad a su vacía vida, ha sido su hermano.

- Gracias Fred, no me pases llamadas, estaré en la oficina de nuestro VP –avisa, antes de que el hombre salga de la oficina.

Camina como cada día, con la frente en alto y esa elegancia que siempre la ha caracterizado, sonriendo falsamente de vez en cuando y saludando amablemente a cada uno de sus empleados. Llega a su antigua oficina y le pide a la secretaria de David que la anuncie.

- Por Dios, señorita presidenta, usted puede entrar sin anunciarse –es el saludo de un amable David, en cuya oficina aún se observan un par de cajas sin desempacar.

- ¿Trajiste la champaña? –Pregunta Alexa, dejándose caer en el sillón.

- Encontré un par de botellas de whisky en ese frigo tuyo, me parecieron una mejor opción –ambos ríen y David saca una botella y sirve para ambos.

- Ah David –suspira Alexa, mirando fijamente aquel cuadro en la pared que presencio sus peores rabietas y algunos de sus mejores polvos– ¿qué tal la vicepresidencia? –Pregunta, volviendo a la realidad.

- Muchas reuniones sociales, viajes de trabajo y personajes internacionales –ambos ríen.

- ¿Lo estás disfrutando? –Lo interroga nuevamente, luego de beber de golpe todo el whisky

- No tanto como tú la presidencia –Alexa bebe de nuevo, en cuanto David vuelve a servir.

- Ajá –suelta Alexa, sabiendo perfectamente que han sido los 3 peores meses de su vida–. Para ser honesta, no es lo que esperaba...

- ¿Qué dices, empresaria del año? A solo 3 meses de asumir el puesto, cabe recalcar –Ríe David– Es lo que soñaste desde que entraste por primera vez a esa oficina y viste a papá negociar un contrato con la agresividad del tiburón que era.

- Tal vez no me di tiempo de soñar con otras cosas –comenta y le señala que le sirva más.

- ¿Qué otras cosas? ¿Una casa, una familia, un hombre a tu lado, hacer caridad, viajar por el mundo? –se interesa David y Alexa asiente.

- Todo eso –David se sienta junto a ella.

- No me digas que estás pensando en renunciar a lo que has logrado. Alex ¡eres la mujer más reconocida! Por lo menos en el mundo de los negocios –Alexa mira fijo aquel cuadro, mientras escucha a su hermano.

- Ya lo sé, sin mí, todo se hubiera ido al carajo –David sonríe, al fin un poco de la Alexa usual–. Aunque sigue sin ser lo que esperaba.

- ¿No está lleno de retos y personas que te subestiman, de idiotas que no reconocen el poder de las mujeres y animales que quieren meterse en tus pantalones? –Alexa ríe.

- Tienes razón, es lo que siempre quise –ambos ríen de nuevo.

- Lo mejor de todo es que al final no tuviste que ejecutar a nadie, llegó porque era para ti –Alexa asiente, sabiendo perfectamente todo lo que sacrifico por algo que ahora la hace sentir tan vacía.

- Olvidémonos de mí un momento, hasta yo estoy harta de escuchar lo grandiosa que soy –le dedica un coqueto guiño, intentando ocultar todo lo que le revolotea en la cabeza en el momento– ¿Cómo van las cosas contigo, en tu vida? –David mira en dirección al ventanal unos segundos.

- Mira, cielo, –comienza y ella ríe, recordando la manera en que habla su padre cuando intenta suavizar las cosas– soy gay –suelta unos segundos después y la sonrisa de Alexa se borra.

- Papá va a matarte...

- Ese es tu problema Alex, ha sido tu problema toda la vida, siempre te ha interesado de más la aprobación de papá –ella suspira como respuesta– ¿Lo sabías?

- ¿Qué eres gay o qué soy una idiota por buscar desesperadamente la aprobación de alguien a quien siempre le importó una mierda su hija? –David ríe.

- Jamás me sentí obligado a decirlo, ¿sabes? –Alexa asiente.

- Igual nadie te hubiera creído, te follaste a media población femenina –David sonríe.

- Estaba confundido, no quería aceptarlo, en el fondo sabía que papá iba a matarme...

- ¿Y ahora? –La sonrisa que David le dedica al ventanal aclara cualquier cuestionamiento que surgiera en Alexa– ¿Quién es? –Cuestiona ella, ante la brillante mirada de David.

- Nunca me había enamorado –confiesa y ella no puede evitar sonreír ante su boba expresión.

- ¿Quién es? –Insiste– Vamos, no seas idiota, cuéntamelo todo.

- Jim –Alexa intenta recordar a los conocidos con aquel nombre–, ni lo intentes, no lo conoces –advierte David– lo conocí en Italia, mientras cerraba un par de negocios.

- ¿Socio? –David niega.

- Es profesor de literatura, no tiene ni un centavo en sus cuentas bancarias porque todo lo invierte en viajar por el mundo y, Alex, tiene la sonrisa más bonita que haya visto jamás –Alexa sonríe y con la mirada fija en el ventanal, limpia una lágrima que se ha escapado de ella– ¿Qué pasa, no te da gusto? –pregunta su hermano ante la reacción.

- Todo lo contrario, me alegra profundamente, tú sí mereces un amor bonito, uno de esos que te calan hasta los huesos y te llenan de felicidad –David sonríe.

- Tú también, idiota –le dice, sentándose junto a ella.

- Tal vez lo merecía, Daves, pero he sido demasiado imbécil...

- No digas tonterías Alex, necesitas permitir que llegue... después de Jerome te volviste un maldito bunker –ella niega y bebe hasta el fondo, lo poco que queda en su vaso.

- Tienes razón –decide terminar la conversación, sabe que ni David, con toda su bondad, podría perdonar todo lo que ha hecho–, debo permitir que llegue –agrega.

La reunión con su hermano termina un whisky después, se siente un poco más mareada de lo habitual, pero sabe que es pasajero y en unos minutos podrá seguir cumpliendo con cada una de sus obligaciones.

- Envía ese computador a sistemas, te traerán uno mejor esta misma tarde –señala antes de salir de la oficina de David.

- Lo haré en cuanto traigan el otro, no puedo dejar el trabajo –es la despedida de David y ella asiente.

Camina lentamente hasta su oficina, sonríe a Fred, con la melancolía que sonríe últimamente y finalmente entra. Mira como cada día el lugar, observa cada detalle del lugar y luego se sienta detrás del escritorio.

- Lo tengo, lo tengo... tengo lo que siempre quise... ¿lo tengo? –susurra,mientras se deshace de las zapatillas y toma la botella que guarda bajo suescritorio.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora