- Mierda, mierda, mierda –suelta Alexa en cuanto sus ojos encuentran la hora en la pantalla del móvil que no ha parado de sonar desde una hora atrás y fue completamente ignorado. La chica se levanta de golpe y entra directo al baño, regando su pijama por el camino. Dentro de la ducha, apenas le da tiempo de recordar la noche anterior y no se detiene demasiado en las memorias, no quiere perder el vuelo que la llevará a una semana en Tenerife, por una reunión de la universidad.
Por lo poco que conoces a Alexa, podrías preguntarte– ¡¿Una reunión de universidad?! ¿No es acaso la típica solitaria que pierde contacto con cualquiera que la haya conocido en esa etapa? –Lo es, no he de negarlo, de cualquier manera he decidido sentarme tranquilamente a esperar saber qué es lo que pretende la señorita Koch en una reunión como esa.
Toma la maleta que preparó un par de días antes y anuncia al chofer que estará en la entrada en un par de minutos, el hombre amablemente toma su maleta, le abre la puerta y la dirige al aeropuerto.
Ya dentro del avión es sorprendente que sus pensamientos se dirijan a la noche anterior y no a sus planes futuros, ella suele pararse en el presente y dirigir la mirada al frente, nunca atrás. Sin embargo, hoy parece más distraída que de costumbre, recordando la locura de la noche anterior, aún se recrimina por no haber llevado a Daven a su apartamento y pasar el resto de la madrugada con él.
- Basta –despeja un poco la mente, no necesita pensar en él, ni en nadie, esta semana es aparentemente suya.
Espera con toda la tranquilidad que jamás se había visto antes en ella y cuando su transporte al hotel finalmente ha llegado, no grita o regaña por la tardanza, sonríe con amabilidad y entra al auto. Se escucha el tono de llamada de su móvil personal y sonríe al ver el nombre de Amanda en la pantalla.
- No puedo creer que te hayas ido –es lo primero que dice su amiga.
- Hola, cielo –saluda Alexa, con ironía–. Yo tampoco, pero necesitaba un tiempo.
- Te conozco, claro que no son las vacaciones que todos creen, jamás tomas vacaciones... ni para tu luna de miel estabas dispuesta a hacerlo... –Amanda se arrepiente de inmediato, lo que acaba de decir a cualquiera le parecería que ya no sería punzante para Alexa, pero ella la conoce y sabe que untó alcohol en un herida que no ha terminado de sanar–. Perdón, no quise decir eso –se disculpa, ante el silencio de Alexa, quien mira por la ventana y reprime sus emociones.
- Eso es pasado... pero tienes razón, no estoy tomando las vacaciones que mi padre desearía se extendieran eternamente...
- ¿Es verdad lo del contrato? –Pregunta entusiasmada e interesada su amiga.
- No, pero después de esto podría serlo –sonríe con satisfacción, sabe que lo tiene en sus manos y finalmente se descubren las verdaderas intenciones del viaje.
Cualquiera con dos dedos de frente se preguntaría ¿por qué sigue haciendo estas cosas por una empresa en la que no la valoran? Bueno, ella lo ve diferente, tarde o temprano, todo estará en sus manos.
Con varios pensamientos sobre el trabajo rondándole la mente, entra al hotel y se dirige directo al elevador, definitivamente necesita una ducha y arreglarse un poco antes de salir en busca de su blanco de este viaje.
Su móvil suena de nuevo, mientras se impregna las piernas en crema hidratante, mira la pantalla y después de dudarlo por un tiempo, responde– dime –es su saludo y al otro lado del teléfono, su hermano se queda en silencio, realmente no esperaba que respondiera.
- ¿Ya te dieron la presidencia? –Alexa se desconcierta un poco con la pregunta, David suele tener contacto continuo con su padre.
- Pronto –es su respuesta y David ríe.
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¿Quién es el jefe?
RomanceAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...