- Debemos tratar esto con cuidado –alega Charles ante la junta, han pasado 2 meses desde que investigan a Daven y la compañía no ha ido muy bien a causa del escándalo.
- Mi renuncia está sobre la mesa, es imposible que continúe en mi posición cuando las investigaciones en mi contra siguen su curso –comenta Daven, ante la discusión de lo que se debe hacer.
- Eso es claro, Daven, pero no te echaremos de la empresa por una complicación cualquiera, que además estoy seguro se resolverá muy pronto –aclara David padre, ante la mirada incrédula de Alexa.
- No me entiende, señor Jankovic, renuncio –suelta Daven–, este escándalo arruinó el rumbo de mi carrera...
- Daven...
- No, la alianza Koch – Jankovic, era mucho más que una fórmula de negocios exitosa, era un escalón para el inicio de una carrera política, pero ya no hay vuelta atrás, ni siquiera cuando se aclare que en aquel momento yo sólo era un inmaduro con ínfulas de grandeza que se rodeó de las personas equivocadas –todo aquello lo dice mirando directamente a Alexa, quien evita por todos los medios mirar a los ojos a la sombra de lo que fue el gran Daven Jankovic, al hombre de barba desteñida, ojeras pronunciadas, cabello revuelto y traje desalineado que es ahora, gracias la enorme cantidad de problemas que el pequeño movimiento final en la estrategia de Alexa causaron para él.
- Lo lamento, Daven –agrega el señor Jankovic.
- Todos lo hacemos, tu trabajo como CEO fue impecable –agrega uno de los tíos de Alexa.
- Creo que lo mejor es que me marche, tienen una votación que hacer –Daven intenta despedirse con aquella frase, se pone de pie y se encamina rápidamente a la salida.
- Daven –lo llama Alexa, saliendo detrás de él– ¿qué vas a hacer ahora? –su respuesta es una sonrisa irónica.
- Ir a prisión, probablemente –responde luego de unos segundos–, pero no es algo que te interese ¿no?
- ¿También crees que yo lo hice? –Pregunta, intentando mirarlo a los ojos.
- Estoy seguro, pero tranquila, tú tendrás la presidencia y yo nada más perdí mi vida entera en dos meses...
- Daven –intenta detenerlo por el brazo cuando él gira sobre sus talones e intenta marcharse.
- ¡Basta Alexa! –suelta Daven, tirando su brazo para no sentir más su tacto–, ¿qué más quieres tomar de mí? Mi padre está en el hospital, Elizabeth y mi hijo dejaron el país, cualquier persona que hubiera conocido como amigo me ha dado la espalda... estoy a punto de ir a prisión por una estafa que ni siquiera cometí... tienes la maldita presidencia que tanto deseabas... ¡Déjame en paz! –dice alterado y, dejando sin palabras a la mujer que lo mira con los ojos en lágrimas, avanza rápidamente en dirección al elevador.
- Perdón –susurra ella, como si eso pudiera solucionar algo.
Regresa a la sala de juntas, intentando parecer tranquila, entra con total calma y se sienta junto a su padre, todos están en silencio y la miran por varios segundos.
- ¿Quiénes son sus candidatos? –Pregunta, intentando saber qué se ha perdido.
- David –dice uno de sus tíos.
- Alex, tu padre desea saber si tú estarías dispuesta a asumir la presidencia –cuestiona Charles con la calma que lo caracteriza.
- Saben perfectamente que lo haría –es su respuesta, pero ha perdido la sonrisa con la que deseaba aceptar el cargo.
- Bien, entonces votemos –indica su padre y levanta la mano en favor de Alexa–. Perfecto, a partir de ahora la empresa queda en tus manos, Alexa –dice después de un voto casi unánime.
La junta termina y Alexa se dirige a su nueva oficina, aquella que siempre soñó, la más amplia del edificio, la de la vista más impresionante de la ciudad, aquella en la que bailoteaba de un lado a otro cuando era niña, sentándose en la silla de su padre y deseando ser mayor para ocuparla ella y nadie más que ella.
- Al final de cuentas, no es tan grande –susurra, sentándose en el anhelado puesto.
Mira la pantalla del computador fijamente, sin darse cuenta de que su hermano la observa sonriente desde la puerta.
- Es lo que siempre deseaste ¿no? –Pregunta, sacándola de la ensoñación.
- Por supuesto –responde, intentando asegurárselo a sí misma.
- Me alegra, sé que no habrá nadie que haga mejor trabajo que tú... -dice mientras se acerca hasta quedar frente a ella.
- Te quiero en la vicepresidencia –comenta Alexa.
- ¿La junta lo aprobará?
- No necesito la aprobación de la junta, necesito a mi hermano junto a mí, apoyándome –le dice, dedicándole una sonrisa y dándose cuenta de que David es lo único que le queda.
- Aquí estoy Alex –responde David tendiéndole la mano, ella la toma y se levanta para abrazarlo con fuerza.
- Gracias –susurra.
- Voy a arreglarlo todo por ti ¿vale?, tomate el día libre, busca a Amanda y celebren que finalmente has llegado a la presidencia –Alexa asiente y le dedica nuevamente una sonrisa.
Decide tomar el consejo de su hermano, cree que tomarse el día libre le sentaría bien, le pide al chofer que se retire por el resto de la tarde y se dirige al estacionamiento para sacar por sí misma el auto, conduce un rato por la ciudad, de un lado a otro, sin saber realmente lo que desea hacer o a dónde ir.
- ¡Estúpida Alexa! –se grita a si misma mientras recorre la carretera sin rumbo fijo– ¿Por qué te sientes así? –Continúa– ¿No era lo que más deseabas en esta vida? –Se cuestiona furiosa consigo, con los ojos aguados– Tienes la presidencia –susurra– ¡tienes la presidencia! –Grita, intentando hacerse sentir tan feliz como debería estar– Maldita sea, tienes la presidencia... es todo lo que tienes –termina y decide orillar el auto para poder llorar sin la posibilidad de terminar con su vida.
Deja correr las lágrimas por varios minutos, hasta que decide que ha sido suficiente, no desea sentir más arrepentimientos, no por Jerome, no por Joyce y no por Daven y su familia, se mira al espejo y limpia los restos de rímel que han manchado sus parpados inferiores. Enciende el auto y conduce de vuelta a la ciudad.
- Amanda –saluda al teléfono.
- ¡Alex! Me enteré de tu nombramiento... ¡Felicidades! –Responde una Amanda emocionada.
- Sí... -Alexa duda, después de la felicitación– ¿Quieres venir al lugar de siempre?
- Estaba planeando visitar a Daven, lo vi muy mal cuando dejó la empresa hace unas horas –Alexa traga saliva.
- Tal vez mañana...
- ¿Por qué no vienes conmigo y después nos vamos de fiesta? –Tarda varios segundos en asimilar las palabras de la mujer.
- No creo que sea buena idea...
- ¿Quedaron en buenos términos? –Alexa no responde– Me refiero a la empresa en general.
- Sí, claro, la junta estaba completamente agradecida con él y le ofrecieron apoyo... pero yo no creo que él se sienta cómodo con mi presencia, nunca nos llevamos del todo bien –alega, con las palabras llenas de un nerviosismo que Amanda es incapaz de notar.
- Dicen que en los peores momentos es cuando se conoce a los amigos, te aseguro que estará feliz de saber que cuenta con nosotros –insiste Amanda, mientras Alexa no encuentra la salida de esa situación.
- Te veo mañana en la oficina, David acaba de citarme en casa de papá,adiós –responde Alexa, a tal velocidad que Amanda no tiene tiempo ni dedespedirse.
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¿Quién es el jefe?
RomanceAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...