29. La visita

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- No puedo creer que realmente hayas venido –susurra Alexa, intentando no llorar, por más que deseaba negarlo, la idea de estar lejos de todo lo que es su vida le hace daño. Enseguida se enreda en los brazos de Jerome.

- Deseaba enormemente saber que estabas bien –es la respuesta del francés, sin querer soltarla.

- ¿Cómo va todo por allá? Ahora puedes contarme a detalle –cuestiona Alexa, en cuanto se separan y lo invita a pasar.

Atraviesan el pasillo de entrada, Jerome observa los muros de piedra y la sigue hasta la sala de estar, se sientan uno junto al otro y él se pierde unos segundos en la maravillosa vista que ofrece el ventanal.

- No voy a mentir...

- De maravilla –bromea Alexa y ambos ríen.

- Un poco, hemos perdido un par de buenos contratos y nadie sabe cómo carajos hacías para lidiar con el alcalde –Alexa sonríe y la melancolía se refleja en sus ojos–, Pero que idiota soy –suelta de pronto Jerome y Alexa lo mira sin comprender–, estás hermosa –agrega después y ella se limita a negar.

- He ganado bastante peso –es su respuesta y él sonríe.

- No puedes negar que es bueno –ella niega.

- Entonces ¿el alcalde les ha dado malos momentos? –Decide cambiar de tema.

- No tengo el placer de haber negociado con él, pero puedo asegurar que detesta a Daven, a tu padre y definitivamente a toda la junta –Alexa ríe, no cree que una persona tan simple como el alcalde, pueda ser un problema.

- Increíble, la primera persona que detesta a Daven Jankovic...

- Creí que esa eras tú –ambos ríen.

- Definitivamente... -susurra y pierde la mirada unos segundos a través de la ventana.

- Al... ¿qué sucede?

- Lo tengo, tengo la información necesaria para arruinar la carrera de Daven –confiesa, mirando enseguida a Jerome para intentar leer su expresión– Dime algo –pide, cuando Jerome se limita al silencio.

- ¿Lo harías? –Pregunta Jerome, ocultando cualquier rastro de decepción en su voz.

- Lo haré...

- Sabes que no es mi persona favorita...

- Sabía que no me apoyarías en esto, pero de cualquier manera deseaba sacarlo de una vez –en realidad lo que espera es que Jerome le diga lo incorrecto que es.

- Entonces ¿por qué no simplemente vuelves y lo haces? –Jerome intenta comprenderla un poco, revuelve un poco su cabello y se acerca a ella sobre el sofá.

- No es el momento...

- Sabes que no deseas hacerlo, es la vida de un hombre –Alexa duda, lo mira directo a los ojos.

- Es mi vida, Jerome, maldigo el día en que decidí ir a ese estúpido bar...

- Al, es absurdo, el hombre está a punto de casarse, va a tener un hijo...

- Jerome –lo llama Alexa desconcertada.

- Elizabeth está embarazada –reafirma Jerome–, su vida está tomando algún orden...

- Y la mía se está yendo al carajo –susurra con lágrimas en los ojos, Jerome se acerca para envolverla en sus brazos y ella permanece inmóvil.

- Sé que has planeado tu vida en torno a tu trabajo, joder, lo sé mejor que nadie –dice refiriéndose a una de las razones por las que no pudo casarse con ella–, tal vez es momento de replanteártelo todo, Al y...

- Es lo único a lo que puedo aferrarme ahora, es el trabajo de mi vida, Jerome... dejé ir tantas cosas por la maldita idea de éxito que implanté en mi cerebro –saca aire lentamente, es la primera vez que expresa todo aquello que rondaba su cabeza y que siempre suprimió–. Mi vida fue un constante "hazlo perfecto", las mejores notas, la mejor en concursos, el mejor comportamiento... joder, cuando llegaste a mi vida fue la primera vez que hacía algo en contra de todo lo que se esperaba de mí y resulta que también eras el perfecto partido –sonríe, evitando las inmensas ganas de llorar.

- Todo para ganarte un lugar frente a un hombre que no te sabe valorar –suelta Jerome, sin pensarlo demasiado y esperando que no lo eche de su casa.

- Y pensando en que mi madre me dijo que podía hacerlo todo, pero al final no puedo, no de una manera correcta...

- Al, déjalo todo, comienza una nueva vida... deja atrás la idea de vencer a tu padre en un territorio en el que es experto, no lo necesitas –Alexa niega.

- Lo necesito, es lo único que tengo –Jerome niega.

- Sabes que no es así y aferrarte a esa idea únicamente te hace daño –Alexa recarga la cabeza en el hombro de Jerome.

- Quisiera volver el tiempo atrás y tomar la decisión correcta de volverme escritora, probablemente esta sería nuestra casa, tendríamos un par de hijos... -Jerome besa el borde de su frente.

- Nunca te engañé, Al...

- Eso es parte del pasado, sabes que mi padre te investigó...

- No, no lo hizo, esa solo fue su manera de poner mi reputación en el suelo –Alexa se mueve para verlo a los ojos.

- ¿Cómo puedes decirlo ahora? ¿Sabes cuántas veces repasé la idea de tú y esa mujer en mi cabeza? Noches eternas, lo único que podía hacer era maldecirme a mí misma por no ser lo suficiente para ti –Él no puede mirarla a los ojos por más tiempo.

- Nuestra vida hubiera sido un infierno...

- Tú eras mi vida, Jerome...

- No, Al, tu vida era la idea de escalar en la cadena que tu padre creo para ti en su empresa y eso nos estaba matando... te vi haciendo llamadas esa mañana, interrumpiendo abruptamente a la mujer que te colocaba el vestido para buscar algo en el ordenador que llevaste contigo el día de nuestra boda –Alexa mira sus manos y después lo mira a él, toma su rostro y lo obliga a mirarla.

- Sé que he sido la peor en muchos aspectos, pero te amaba tanto y de tal manera, que si me hubieras pedido que lo dejara todo, lo habría hecho –Jerome se mantiene en silencio, sintiendo el cálido tacto de las manos de aquella mujer a la que aún añora–. Nunca hubo en mi vida alguien como tú, alguien a quien tolerara llamarme idiota cuando lo merecía, alguien con quien me planteara la idea de escapar, de dejarlo todo –Alexa acerca sus labios lentamente a los de él y ambos se dejan llevar en un cálido y lento beso.

- No debí venir –suelta Jerome, después de parar abruptamente.

- Dime que no sientes nada por mí –pide Alexa, tomándolo por el rostro una vez más.

Él suaviza de inmediato la mirada y lleva una de sus manos al rostro de Alexa, acaricia su mejilla y susurra– nunca dejaré de sentir algo por ti –es su respuesta y ella se inclina nuevamente en su dirección para besarlo.

- No te detengas –pide Alexa, cuando Jerome se aleja por segunda vez.

- Es complicado... eres complicada...

- No ahora, ahora soy lo más simple que puede haber en tu vida, una mujer pidiéndote que le hagas el amor –dice tranquila y Jerome no puede evitar que sus palabras tengan cierto efecto en él.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora