Club Equivocado

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Todo estaba oscuro, aterrador, varias voces se escuchaban mientras mi cabeza permanecía cubierta, mis manos y piernas amarradas mientras era llevada flotando a quien sabe donde.

Estaba aterrada, tanto que finalmente rompí a gritar, no por ayuda ni por enfrentamiento, solo grité de miedo sin emitir palabras.

—¡Callenla antes de que alguien nos siga! —ordenó una chica.

—La chica que tiene los hechizos de silencio no vino.

—¡¿Por qué no?! Le dijimos explicitamente que viniera por si esto pasaba.

—Está cogiendo con otra chica.

—Mierda, ¿Dónde está Dómino? Le dije que trajera una pócima relajante.

—Esto... Ella es quien está cogiendo con Musidra.

—¡Puta madre! ¿Hay alguien con una habilidad útil que no esté cogiendo por allí?

—¡Yo! —afirmó otra chica.

—Genial, haz algo Clariza.

—No puedo, estoy muy drogada para lanzar hechizos.

—¡¡Puta madre!!

—¡Miren, un unicornio! —respondió la misma chica.

—Reisli, ¡te dije que dejaras tu unicornio en casa!

—Es que cookie se siente muy solo si no lo saco a pasear durante las tardes.

—¡¿Quiere alguien hacer algo con la chica gritona?!

—Puedo desmayarla unos minutos —expresó una finalmente.

—Por favor, Svetlana.

—¡Obmorok!

Y todo se volvió oscuro.

¿Qué fue todo eso?

Tuve un sueño extraño sobre un unicornio ruso fumando de una pipa llena de mangueras antes de despertar.

Todo seguía oscuro y yo me encontraba flotando, me tomó un momento recordar lo que pasó, fui secuestrada; sin embargo, ahora todo estaba en silencio.

¿Cómo podía alguien ser secuestrado en terrenos de la escuela? Peor aún, dentro de los edificios.

Al parecer, ser la amante de Lucifer me terminó trayendo muchos más problemas de los que creí, ¿volvería a ver a Avelin y a Mavis?

¿Y por qué en este momento cuando la familia de la gótica peligra? Algo debía hacer para ayudar a mi amiga, pero hasta en eso fui inútil, desaparecí sin que nadie supiera nada y le fallé, no puedo creer que la directora estuviera involucrada, yo...

Y de pronto sentí una presión familiar en mi trasero, estaba siendo sentada, fui depositada en el suelo con lentitud mientras despertaba.

—Ya llegamos —mencionó una de las chicas de antes. De fondo se escuchaban más voces y fuertes gemidos; hacía un calor agradable y el aire rebosaba de un fuerte y embriagante aroma a flores. Mi vientre se sentía cálido al olfatear.

Mi cabeza fue descubierta de golpe y un extraño panorama se mostró ante mis ojos.

—Bienvenida a la sala del dragón rojo, joven amante de Lucifer —un grupo de extrañas chicas se mostraba ante mí, la mayoría con diversas vestimentas casuales y una que otra, incluyendo a la que se presentó, con túnicas reveladoras acorde a la parte de su cuerpo que buscaban resaltar.

—Suenas como una abuela —se burló una mujer con el acento muy marcado, de minifalda negra que resaltaba sus largas y torneadas piernas cubiertas por un par de medias de red. Era muy alta y sus botas de plataforma solo la volvían más imponente

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora