Caridad Equivocada

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Autor.

Otro capítulo traído a ustedes por la generosidad de maker-00, agradezcan y resen ;v.

Besos y disfruten el capítulo.

Tan confuso, aún no entendía nada, sólo sabía que la directora llegó a detener la pelea y ahora nos encontrábamos en una especie de almacén haciendo fila para... para que la directora nos golpeara con la vara.

Un chico pasó, bajó ligeramente su pantalón y le dieron en el glúteo, siguió otro, otra chica después y luego...

—A ti ya te había dado —se detuvo la directora con otra chica que se metió en la fila, luego miró a un chico que estaba detrás de mí—. ¡A ti también, Lebriko!

Ambos chicos salieron de la fila mientras la directora movía la cabeza.

—¡El que sigue!

Continuamos avanzando y delante de mí estaba la chica líder del grupo, Valkan, quien se hacía la valiente, pero lucía bastante tensa como para saber que los azotes no le provocaban ningún placer.

Llegó su turno y se bajó ligeramente los shorts de un lado, pero en lugar de golpear, la directora se la quedó mirando seriamente.

—¡¿Pero por qué a mí me...?!

—¿Quién es la líder? —interrumpió la mujer.

—Pero...

—¿De quién es la responsabilidad si los chicos hacen algo malo o se lastiman?

La chica apretó los labios y bajó más sus shorts de la parte de atrás, a lo que la directora le golpeó dos veces con la vara, volviendo su rostro en una expresión de dolor.

—Sí te vas a adjudicar el papel de líder, tienes que responsabilizarte como una.

—Sí, profesora Morgana.

Se fue sobandose y acomodando su ropa, pero seguía yo, así que la directora solo me miró, era la última en la fila.

—Pero... yo no hice nada... nada malo.

La mirada de la directora se ensombreció con una seriedad que no admitía contradicciones.

Me di la vuelta hacia ella y levanté mi falda de atrás ante la vergüenza de estar frente a tanta gente.

El golpe no vino, así que miré a la directora que parecía estar perdiendo la paciencia.

—Te las vas a bajar o te las quitaré definitivamente.

—Ay...

Moví el lado izquierdo de mis bragas abajo del glúteo y casi enseguida vino el golpe. Los chicos en el lugar parecían reírse de mi dolor, en especial Valkan, aunque mi único consuelo fue que todos veían de frente, nadie desde atrás.

El golpe dolió tanto que casi se me salieron las lágrimas, de verdad no se contuvo... y yo no hice nada malo.

—¿Cómo... como está Sunil?

—Está fuera de peligro —la respuesta vino de Dreamcraft, quien salió de uno de los cuartos improvisados con maderas y chatarra al fondo de la gran habitación—. Pero es tan llorón que tuve que dormirlo para que se calmara.

Me sentí aliviada al saber eso, él era un buen chico y me ayudó, además de que por mi culpa resultó herido, de nuevo fui un problema; tal vez por eso la directora me golpeó.

Ella se dirigió nuevamente a Valkan.

—Ahora explícame qué estaban haciendo, les dije que me esperaran en lugar de buscar problemas.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora