Hermano Equivocado

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Autor.

Este capítulo es traído a ustedes por MarVal1429,espero lo agradezcan y disfruten.

Una gran noche.

Aunque era extraño, no necesité dormir lo usual para sentirme llena de energía; de hecho, me sentí muy bien.

Y tuve un sueño en el que Valkan, Osi, Avelin, Mavis y yo estábamos en la cama y...

Ay...

Me daba vergüenza sólo recordar.

Definitivamente tengo que dibujar eso... y conseguir una habitación más grande.

Aún así, casi muero de alegría cuando al abrir los ojos, encontré a Mavis acurrucada frente a mí. Debió pasarse durante la noche.

Quería quedarme un rato más entre las dos, pero tocaron la puerta tras diez minutos, así que, para que no se despertaran, tomé una batita y fui a ver.

—Erika, ¿lista para irnos? —era Mordred.

—Pero... ¿no es muy temprano? —¡el sol ni si quiera había salido!

—Bueno, dije que vendría antes del evento, tampoco podríamos hablar si tenemos el tiempo encima.

Genial... tenía que ser como su madre.

Tuve que vestirme enseguida, esta vez con una falda y blusa algo más largas y mejor ropa interior, más decente en realidad.

Me aseguré de pedir servicio a la habitación para despertar a las chicas con comida en puerta y dejé un mensaje antes de salir.

Mordred se mantuvo muy misterioso durante todo el camino, o más bien, se centró en simplemente mantener un ambiente casual, preguntando como dormí, qué me parecía el hotel, si era la primera vez que veía los juegos de Ostara. Realmente no parecía querer hablar de algo tan serio como parecía el día de ayer.

Terminamos en la misma cafeteria a donde fui con la abuela, con las mismas hadas atendiendo, pero casi sin personas alrededor.

—Pide lo que quieras —me dijo.

Tal vez esta vez sí podría tomar mi malteada.

Nos sentamos junto al balcón, con la bonita vista junto a la ventana que quería la abuela; no había que girar para ver la entrada o el exterior.

Mordred de inmediato subió los codos a la mesa, recargando la cabeza en sus manos mientras me miraba esperando mi malteada.

—¿De... de qué querías... hablar? —me ponía nerviosa por su mirada.

—De lo que sea, realmente no importa.

—¿Eh?

—Es sólo que eres muy interesante.

No pude evitar sonrojarme por la pena ante esa gran sonrisa. Miré alrededor, como si quisiera ocultarme de algo.

—¿Qué... qué parte de mí es... interesante?

—Todo —respondió sin titubeos—. Eres tan diferente a cualquier aprendiz que ha tenido mi madre, quiero saber qué vio en ti, hermanita.

—¿Herma, qué...?

—Eres su aprendiz, te veo como mi hermanita, así que háblame de ti.

—Bueno... soy... Erika y... ammm... tengo... diecisiete años y...

—¿Tienes algún talento?

Negué.

—No que yo sepa.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora