Rivales Equivocadas

172 35 26
                                    

Autor.

Y...

¡Otro capítulo!

Este fin estoy que ardo!

Jeje, jeje, este capítulo es traído a ustedes por maker-00 alias Maker bebé.

De le mimos!

Pero no le agarren el p...

Advertencia, este capítulo es el capítulo que no sabían que estaban esperando.

¡Espero que lo disfruten!

Val y yo descansabamos en la cama, ella de espaldas y yo recostada sobre su pecho, abrazándola mientras me rodeaba con su brazo.

—Eso fue... grandioso —mencionó.

Asentí avergonzada.

—No puedo creer que lo hiciéramos.

—No puedo creer que fuera tu idea —devolvió bajando su mano a mi trasero, no me desagradaba, pero me gustaban más los mimos al terminar—. Pero aún sigo queriendo salir sin... tú sabes.

—¿Nunca has tenido una cita? —cuestioné curiosa.

—Jamás, no hay muchos lugares a donde una híbrida pueda ir sin como mínimo, recibir miradas de desdén, otra cosa sería decir que pertenezco a alguien, pero es tan humillante.

—Yo tampoco —respondí algo tímida tratando de animarla.

—¿Qué cosa?

—Nunca he tenido una cita.

—Bromeas, ¿no? —se levantó ligeramente, casi tirando mi cabeza de su pecho.

—Nunca, mis únicos contactos eran mi hermana y Michi... y algunos chicos con los que jugaba en línea.

—¿En línea? ¿cómo un trenecito de sexo?

—¡¿Qué?! ¡no! —respondí deprisa, levantándome por mi cuenta—. Recuérdame que te hable de videojuegos.

—Mejor háblame de cuanto te gustaron mis dedos en... —no necesitó decirlo, hizo un gesto con los ojos para molestarme, así que tomé una de sus flores y la comí.

—¡Erika! ¡te dije que no hagas eso de la nada!

¡Victoria!

—A todo esto, ¿en serio no te hacen daño?

—Pues parece que no —respondí acercando mi mano a su cabello para tomar otra. Tenía el cabello lleno.

Ella me apartó con un manazo ligero.

—Es extraño.

—¿Por qué? ¿alguien más se enfermó?

Apretó los labios con una mueca, no parecía muy cómoda con la conversación. Yo la seguí observando.

—¿Recuerdas que cuando nos conocimos hablé de otro chico que cuidaba a los niños en mi lugar antes de desaparecer?

Asentí.

—Él y yo teníamos algo, nos escapabamos de vez en cuando y esas cosas; siempre decía que le gustaban mis flores, pero comer más de una, a veces dos por semana, lo enviaba durante un día entero o más al baño.

—No sé porqué, son deliciosas —de nuevo estaba intentando tomar otra.

Sujetó mis manos.

—Siempre pensé que comer muchas era malo, pero tú las consumes como si fueran dulces.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora