Transferida a una Escuela de Brujas Tomo II

Intención Equivocada

Autor.

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Dejaré el enlace en comentarios y sin más, los dejo con el capítulo.

Visiones, recuerdos, ideas, sensaciones, todo tipo de cosas estaban viniendo a mi cabeza desde el exterior y era difícil averiguar a quien pertenecía qué... Bueno, en la mayoría de los casos, era obvio que esta excitación latente y el enorme calor en mi zona pelvica venían de Musidra y Domino; cielos, ¿cómo podía ponerme tan excitada con este ritual?

Su pongo que es porque en general, era la única emoción destacable a demás de la de la chica drogada y los sentimientos de curiosidad hacia mí por parte de las demás.

Al menos debieron haberse molestado en vestirse.

¿Por qué las otras actuaban como si fuera lo más normal del mundo, no sólo que estuvieran teniendo sexo allí mismo, sino que se pasearan desnudas por el cuarto.

De verdad debía ser este un lugar para ser libres tal como lo presentaron anteriormente, su propio país de las maravillas.

Y tras unos segundos, todas separaron sus varitas con rostros de gusto y placer, algunas incluso emitieron sonidos relajados y yo... Caí al piso con mis rodillas temblando, mis muslos comenzaban a empaparse, mi ropa interior no se había mojado tanto desde que estoy en esta escuela y comenzaba a escurrir como no creí posible mientras mi pecho subía y bajaba jadeante.

—¿Te encuentras bien? —Pao se acercó a mí con una sonrisa.

—Supongo que la excitación de esas dos fue demasiado, ¿por qué siempre hacen eso? —se rió la chica gamer.

—Deberíamos ayudarla —Svetlana se acercó y con brusquedad, me besó, forzando su lengua dentro de mí boca, su aliento y su saliva tenían un fuerte olor a las bebidas con que mi hermana siempre preparaba sus cócteles... ¿Vodka?

De vez en cuando me daba un poco cuando yo era pequeña, mencionó algo sobre ayudarla a dormir.

¿Cómo dormiría dándome de beber a mí?

Yo estaba tan aturdida por todo lo que pasó que no supe ni pude reaccionar, la poción de calma me mantenía tranquila, pero a la vez estaba nerviosa. Ni siquiera me di cuenta cuando una chica comenzó a masajear mis pechos desde atrás.

De un momento a otro, todas me rodearon.

—Parece un buen momento para una iniciación al estilo de las amantes de Lucifer —habló la líder, dejando caer su túnica y revelando su curvilíneo cuerpo; pechos medianos, trasero redondo, caderas delgadas y rectas, pero exuberantes a su manera, una belleza de ébano.

—Yo... —mis bragas fueron retiradas delicadamente por la chica gamer—. Yo no... —bien podría rendirme a este placer, pero...

Otra chica me besó, los pensamientos abandonaban mi mente, todo se volvía blanco... No, rosa, un placentero, agradable y enervante color rosado.

Yo...

No, había aún un pensamiento que se negaba a irse, uno que no podía dejar ir solo así.