Transferida a una Escuela de Brujas Tomo II

Gala Equivocada

Autor.

¡Viernes de brujas!

¡Banzai!

Espero lo disfruten mucho.

Elegante, ¿clásico?

No estaba segura realmente del estilo. La reunión se estaba dando en una especie de Pent House del mismo hotel en el que nos hospedabamos.

Fuimos recibidas por un alfombrado rojo con bordados dorados, en realidad toda la habitación parecía brillar con ese color, como se de algún modo, alguien le hubiera puesto filtro al hotel. Aunque claro, tal vez la luz reflejada en los pilares o parte del tapizado tenía que ver.

Un gran balcón rodeando todo el exterior, desde el cuál se podía ver en cada dirección de la ciudad.

Mesas apostadas a modo de bufette rodeando la parte principal de la sala, repletas de comidas exóticas y desconocidas, al menos para mí.

Todo era tan ostentoso, pero lo más impactante eran los brujos llevando la versión de lo que serian trajes elegantes en su cultura. Todos luciendolos con orgullo, con porte, como si esperaran que alguien les preguntara por ellos. No tenían comparación con las reuniones de brujas a las que estaba acostumbrada, carentes de pudor o de recato.

Nadie se estaba besando, el jacuzzi vacío y sobre todo, no había ni una sola pareja teniendo sexo.

Todos parecen más concentrados en conversaciones complicadas y repletas de términos de negocios, guerra, política y francamente me mareaba.

Inconscientemente comencé a buscar a alguna chica de mi edad, cualquiera; tal vez podría distraerme hablándole... si me atrevía a hablarle y... ¿a quién engaño?

Esta ya estaba predestinada a ser una noche aburrida.

Mi maestra, cargando un antifaz de plumas, a juego con su vestido tan negro que apenas reflejaba la luz. Incluso me dio uno y un cinturón igualmente emplumado de atrás; me alegraba tener algo que me cubriera la retaguardia considerando mi falda tan cortita, pero hacían cosquillas en mis muslos, podía soportarlo... tal vez.

Miramos al frente y depronto paramos al encontrarnos con Medea y Beril, me daba gusto verlas reunidas, pero mi maestra y la suya se barrían con la mirada, estaban...

¡Estaba usando el mismo vestido en blanco y negro!

Incluso sus antifaces se parecían.

—¿Copiandome? ¿necesitas a alguien más para saber cómo vestir? —Medea fue la primera en hablar.

—Bueno, a veces es necesario mostrarle a las monas cómo se debe lucir un atuendo.

Sus plumas, los dobleces, todo lucía muy parecido.

—Linda noche, Morgana —Medea sonrió enseñando los dientes.

—Lo mismo digo, Medea.

Beril y yo sólo mirábamos a las dos y entre nosotras si saber qué hacer.

—Vamos, Beril, debe haber gente con más clase en este lugar.

—Sí, Erika, no nos vaya a saltar una pulga.

—Nos vemos, Erika —Beril se despidió mientras era llevada a rastras.

La ropa de Medea a su lado, se estaba deformando y cambiando.

Miré de nuevo a mi maestra, su vestido también era diferente.

Caminamos hasta el centro mientras no podía dejar de mirar con curiosidad las motas de luz que brillaban intensas y parecían bailar mientras iluminaban todo el lugar flotando cerca del techo.