Era la comida más ruidosa qué había tenido nunca.
Las primas y hermanas de Mavis gritaban, comían a prisa y platicaban sobre lo increíble de la comida y el cómo nunca habían probado algo tan costoso como lo que trajo la mamá de Avelin.
Mavis escuchaba historias de sus hermanas sobre cómo habían estado reformando la casa desde que ella estaba en la escuela, sobre las nuevas aventuras qué habían tenido y sobre Ravis, qué había comenzado a salir en misiones con sus tías y Amavis de vez en cuando.
Aún así, la hermana no perdía oportunidad de coquetear con Avelin cada que se le presentaba, tropezando con ella o sujetando su pierna debajo de la mesa. Por supuesto que el algodón estaba nerviosa, su mamá se había sentado en uno de los laterales junto a Linalin, qué se encontraba a su lado.
Incluso la directora se sentó a comer junto a nosotras. Había tanto ruido y tanta gente, pero de algún modo, no me sentía tan nerviosa, todas estaban felices, como si la pelea de antes no hubiera pasado y yo me contagiaba de su alegría, no pudiendo evitar reír por sus constantes chistes y bromas.
Aún así, lo más difícil era pelear por la comida, la familia de Mavis sirvió todo en la mesa como si fuera un buffet y en cuanto las mayores dieron la señal, todas se abalanzaron sobre los platillos, agarrando cuanto podían de donde podían.
La madre de Avelin mostró algo de desagrado, pero no dijo nada, la directora esperó a que la mayoría se sirviera y tranquilamente usó sus cubiertos para pasar comida a su plato.
La abuela también comió, pero no tenía oportunidad de hablar con ella, tenía a mi lado a la directora y al otro lado a Mavis. Aunque lo más extraño del asunto, eran los acercamientos de la abuela de Camivis con la mamá de Avelin, llamándola avecita, pegándose mucho y por más incomoda que se sintiera la mujer, no la apartaba seriamente.
Todo era tan ruidoso que no podía ni pensar en mi nerviosismo.
—Erika —y la hermana más grande de Mavis me habló de pronto—. ¿Por qué te sientas tan raro?
Porque me arde.
—Me... me gusta estar así.
—Pero te puedes caer, no te sientes en la orilla.
—Estoy... estoy bien... gracias...
Ella frunció el ceño y depronto habló fuerte.
—¡¿Quién fue dura con la amiga de Mavis?! Asclevis, ¡te dije que no jugaras así con las visitas!
—¡Esta vez no fui yo!
... Ay.
—No te preocupes, Erika, no te volverán a tratar tan duro —Amavis era amable... o trataba.
—Gracias...
Me guiñó el ojo y se fue, la directora me miró interesada.
—¿Cómo están tus ojos?
—¿Eh? bonitos... creo...
La mujer torció los ojos en respuesta.
—Quiero decir, has estado parpadeando mucho y muy fuerte desde que llegué, ¿te duelen?
—Veo borroso desde la pelea de Linalin y la abuela —expliqué entendiendo un poco mejor.
—Los forzaste mucho, ¿no?
—No lo sé, veía sus auras y depronto no podía dejar de hacerlo.
—Bien, lo revisaremos en la escuela, por ahora ya no los uses para eso.
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Transferida a una Escuela de Brujas Tomo II
FantasyContinuamos con las desventuras de Erika y sus amigas tras la caída de la secta de Ginebra. Veremos a nuevos personajes, nuevas situaciones tan excéntricas como solo podrían ser al estar involucradas las brujas y aventuras que pondrán a Erika en sit...