Transferida a una Escuela de Brujas Tomo II

Chisme Equivocado

Caminé de regreso al salón de clases.

Al final, la directora me dejó ir con una pregunta clavada bastante profundo en mi corazón.

¿Qué clase de bruja quiero ser?

No es como si todas las brujas fueran iguales, así que fue mi error tratarlas como tal, pensarlas como la misma cosa.

Hay brujas tiernas y generosas como Avelin, brujas alocadas y acomedidas como Mavis, cuadradas y temperamentales como Lidia, sinceras y divertidas como Osiris...

Un mundo de brujas implica un universo de personalidades y lo que todas tienen en común, o más bien, lo que se busca que en una sociedad tan variopinta tengan en común sus habitantes es...

La búsqueda del placer.

Lo único que tiene en común cada bruja en esta sociedad es que cada una se empeña en buscar el placer, pero... ¿No es eso lo que busca cada persona en cualquier sociedad?

¿Qué diferencia entonces a las brujas de la gente?

¿Qué es una bruja?

Suspiraba con mucho desánimo ante esas preguntas.

Yo no obtengo respuestas, solo más interrogantes sobre este mundo.

Estaba tan distraída pensando en ello que llegando a mi salón, no noté a la chica a punto de embestirme.

Me derribó, colocándose sobre mí en el suelo, todo fue tan repentino que yo solo podía ver que me estaban atacando.

Era cuestión de tiempo para que algo así pasara, ¿Quién sería? ¿Lidia? ¿Bedelina?

¿Alguien más?

—¡Eika! —no, era... —. ¡Finalmente! —se trataba de Osiris.

Aclaré mi vista y la chica sonriente y morena se encontraba sobre mí, con actitud emocionada y una mirada cálida.

Era... Muy intensa.

Repentinamente, ella se agachó y me besó.

Me sorprendí y cerré los ojos con fuerza al verla acercarse tan rápido, solo para después sentir sus labios presionarse contra los míos.

—Gracias, ¡gracias! —se separó y comenzó a lanzar besos al azar sobre mi rostro. La poción de la directora aún mantenía leves efectos o yo habría entrado en pánico, pero aún así estaba asustada.

¡No entendía nada!

—¿Qué…? ¿Qué pasa? —me animé a preguntar abriendo un poco los ojos.

—Me gustas mucho, ¡mucho! —me besó de nuevo y yo miré hacia abajo buscando donde esconderme solo para darme cuenta de que sus manos estaban apoyadas en mi pecho.

Me quedé sin habla.

¿Cómo? ¿Cómo la quito de encima?

—Vamos a mi habitación —instó, pero... —. Olvídalo, hagamoslo aquí —y jaló los tirantes de su vestido escotado hasta el vientre, dejando entre ver las areolas color chocolate en su...

Me tapé los ojos y comencé a escuchar varios murmullos alrededor.

—Parece que la amante de Lucifer enamoró a otra chica.

¿Que yo qué?

—Sigue ganando seguidoras.

—¿En que momento se acerca a ellas?

—Quisiera también estar sobre ella.

—Yo quisiera estar enmedio de las dos.

Quité los dedos de mi rostro para buscar entre las voces y observé como el pasillo al lado del salón se había llenado de estudiantes. Todas nos miraban, incluso Avelin y Mavis.