Disfraz Equivocado.

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Autor.

El siguiente capítulo es cortesía de MarVal1429 y @silviazapata1, jajaja, se lees está haciendo costumbres esto de hacer maratones.

Espero lo disfruten mucho, mucho.

Corría detrás de ella; de cerca podía apreciar la silueta del Domovoi, pero no era uno.

Era difícil seguir el ritmo, sobretodo por tanta gente, Avie incluso se quedó atrás, pero no quería perderla, así que esperé porque nos encontrara.

Pasamos por pasillos, la plaza del estadio antes de las gradas. Esquivé gente, muros, puestos de comida o regalos y tras pasar por otro pasillo, me topé con un mar de personas que todavía estaban entrando.

No la veía por ningún lado.

Observé y observé, pero nada, así que decidí arriesgarme y hacer lo que la directora me dijo que no hiciera, me quité los lentes y todo a mi alrededor se llenó de auras, de colores, niebla prismática y de luz. Era ligeramente confuso y el mareo no tardó ni dos segundos en llegar, así que me apresuré a mirar para todos lados.

Mis ojos se movían entre la multitud, iban de arriba a abajo grabando colores. Había púrpura, marrón, rojo, café, pero el que más abundaba era el verde.

Finalmente, tras varios segundos, lo encontré, el color azul fuerte con un ligero contorno de rojo, exacto e idéntico a lo que buscaba, ahora tenía menos dudas; el único problema era que estaba dentro de una puerta de personal autorizado al otro lado de la multitud.

Para alcanzarla, tendría que pasar por toda la gente.

Ay, diablos.

Tenía miedo, pero no quería perderla, ¿qué debía hacer?

Me armé de valor, aspiré profundo, contuve la respiración y con la vista al suelo, comencé a atravesar, chocando con algunas personas, esquivando a otras por sus pies, pero realmente no había forma de no entrar en contacto con nadie entre el mar de gente.

Choqué y choqué y cada segundo me ponía más nerviosa, más tensa, estaba entrando en pánico, si seguía así, me haría pipí, afortunadamente llegué a la puerta y entré más por huir que por perseguirla.

Llegué a un largo y oscuro pasillo con algunas puertas a los lados, pero debía ir al final. Me puse mis gafas y corrí hasta llegar a una especie de vestidores, donde,  frente a unos casilleros, me miraba con sorpresa. Su silueta era más o menos traslúcida, probablemente por esa cosa alrededor de su cabeza, pero no me engañaba. Retrocedió al ver que la alcance.

Su espalda chocó contra los casilleros, caminé despacio, quedamos frente a frente, podía ver al Domovoi cargando sus brochetas, pero mi mirada se fijó más arriba. Extendí mis manos, tomé la burbuja a su alrededor con cuidado y una imagen parpadeó.

La levanté y se volvió más dura, perdió la imagen traslúcida, volviéndose una simple cabeza parchada como las de esas mascotas de los equipos deportivos, ya no podía ver a su usuario.

La alcé más y finalmente su piel morena se mostró ante mí, sus ojos azules, el ligero sonrojo qué hacía brillar las manchas en su piel, sus hermosas orejas puntiagudas y el cabello azulado.

—Maldita sea... ¿por qué no puedo engañar a esos ojos? —se quejó Valkan avergonzada.

—¡Lo sabía! —no pude evitar el impulso de abrazarla—. ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿por qué huiste?!

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora