Epílogo Equivocado

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Autor.

Bueno bueno, para qué esperar hasta el viernes?

Por fin el final, el tan ansiado epílogo de este tomo.

Disfruten.

Truenos, relámpagos, tormenta.

Es verdad, así me llaman ahora, la bruja de la tormenta, pero... ¿por qué estoy aquí?

¿Qué es aquí?

Bajo mis pies no parece haber nada, a mi alrededor está vacío; ni árboles, ni piedras ni camino, nada salvo tormenta.

Rayos y truenos llenando todo, iluminando la nada y mostrando nada.

Giro en todas direcciones, es aterrador, quiero encontrar algo, lo que sea o... tal vez no...

Un rayo ilumina y en un parpadeo, aparece frente a mí un ser alto, fuerte, de brazos largos y gruesos, ya no es bruma, es piel y hueso. Piel dura, tan dura que los cuchillos se romperían al intentar cortarla.

Me observa con el rostro en blanco, dos ojos vacíos y nada más. No hay nariz, no hay boca, no hay nada más que cuencas vacías e infinitas.

Retrocedo un par de pasos, realmente da miedo.

El monstruo se acerca; con un sólo paso de su gruesa pierna, avanza dos míos.

Sigo retrocediendo y moviéndose despacio, continúa avanzando, no puedo aumentar la distancia, no me atrevo a darle la espalda y no puedo retroceder por siempre.

—¿Quién eres? ¿qué quieres? —pregunto.

Otro rayo, el ser se detiene, enfoca más sus cuencas vacías en mi rostro, puedo sentir como si me estuviera viendo.

Otro rayo, esos agujeros se llenan de blanco y poco a poco se pintan de rojo. Una cortada se forma más abajo, su rostro comienza a estirarse y el lugar cortado a separarse mientras los hilos elásticos de carne luchan en vano por mantenerlo unido.

La sangre negruzca escurre y salpica hasta que la cortada deja entre ver dos hileras de enormes dientes.

—Di mi nombre —me dice con una voz horriblemente ronca.

—¿Qué? —tiemblo.

Otro rayo, un parpadeo y su cara está a pocos centímetros de la mía.

—¡Di mi nombre! —grita y...

Despierto.

Me levanté agitada, asustada, temblando... o algo así.

Miré a mi alrededor y las chicas seguían dormidas. Avelin y Val de un lado, Mavis de otro y mi cuerpo entre ellas.

¿Eh?

Miré de nuevo para estar segura.

No había despertado realmente, ¿esto era un sueño?

Intenté tocar a las chicas para asegurarme, pero mi mano las atravesaba, así que me puse de pie.

Era muy raro, pero al menos ya no estaba dentro de ese horrible sueño.

Suspiré de alivio y observé interesada la escena.

Definitivamente necesitaríamos una cama más grande.

Ahora, si de verdad estaba fuera de mi cuerpo...

¿Qué podría hacer?

Podría regresar, pero aún temía la posibilidad de regresar a esa pesadilla y aunque no sabía como pasó, decidí salir de la habitación.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora