Similitud Equivocada

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Autor.

¡Nuevo capítulo!

¡Gracias, supremo dios Maker!

Gracias a todos también por seguir esta bonita historia, espero que la disfruten mucho.

Ay, no puedo creer que las cosas se salieran tanto de control.

¡Yo sólo quería ir despacio!

Y de alguna forma, las chicas y yo terminamos haciendo un desastre. Es decir, siempre era agradable tenerlas acurrucadas encima, pero tuvimos que tirarnos a descansar en una pequeña esquina de la cama que terminó totalmente húmeda.

Ahora las chicas se daban algo de atención post sexo. Se besaban cariñosas frente a mí, a la altura de mi pecho mientras me abrazaban con sus piernas, yo ya había tenido suficiente desde la primera vez, pero ellas no parecían cansarse.

Lo más escandaloso era que sus manos apretaban y masajeaban mis pechos mientras se besaban, ¿no podían sólo relajarse y ya?

Ay cielos, ¿por qué me estoy mojando de nuevo?

No debería ser físicamente posible liberar más líquido de mi cuerpo.

Ellas se separaron y me plantaron besos igual de apasionados, los cuales recibí con gusto de una después de otra.

—Erika, me gustó mucho lo que pasó —Mavis se recostó en mi pecho, observándome desde allí mientras su mano bajaba—. Que tomaras tanta iniciativa y que me dieras órdenes.

—¿Eh? —no pude preguntar, gemí cuando me acarició abajo, estaba muy sensible.

—Te falta práctica, pero cuando nos pediste que besaramos tu pie, wow, no pensé que fueras tan atrevida —mientras la gótica hablaba, Avie lamía y besaba uno de mis pechos.

Era raro tratar de tener una conversación mientras otra persona me daba esa clase de cariño.

—Pero yo... —ay, otro espasmo.

—¿Qué deberíamos hacer ahora? —por extraño que parezca, sus toques no se sentían tan sexuales como de costumbre, eran más como cariños en mis zonas erogenas.

—No... no sé...

Mavis bajó y abrió mis piernas, provocando un escalofrío que me hizo levantarme cuando pegó su lengua.

—¡¿Y si vamos a comer?!

Ambas rieron, sujetando sus estómagos para darse cuenta de que no habíamos comido nada desde el desayuno.

Mi propuesta fue aceptada, así que salí junto con ellas y la caja; sólo espero que salir sin bragas no se me haga costumbre, estaba muy sensible para usarlas y además, ninguna de las tres parecía poder caminar correctamente.

Aunque seguro estaba mejor que Mavi, quien no dejaba de agradecerme por el pequeño huevo plateado cuya base aún se asomaba de su trasero mientras se vestía. Espero que no lo use siempre, es decir, la joya se ve bonita, pero debe ser incómoda, ¿no?

Ya en la cafetería, estábamos más tranquilas, calientes, pero relajadas.

Ser una bruja era una rara combinación de emociones y sensaciones.

—¿Y para qué son todos esos juguetes? —finalmente se les ocurrió preguntar.

—Estaba pensando en llevar unos a mis amigas del club del Dragón rojo —expliqué tomando mi chocolate caliente, estaba anocheciendo, por lo que debimos estar al menos cinco horas en arrumacos, esto podía hacernos perder todo el día o la noche—. Dómino, Musi, Net, Pao, Freila, incluso Caliope, todas me han ayudado mucho y siento que un regalo es al menos una buena forma de mostrarles mi aprecio.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora