Amabilidad Equivocada

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La reunión terminó luego de plantear algunas cosas más sobre las posibles amantes, quienes, en el reclutamiento, tendrían algo de prioridad sobre las que llegaran. Se mencionó el nombre de unas diez brujas que fueron aceptadas en la lista, incluida Mavis.

Me hubiera gustado proponer también a Avelin, pero además del hecho de que se encontraba en una lista aparte como posible prospecto, yo no creía que ella estuviera interesada en ser una amante de Lucifer, sería más presión por parte de su familia.

También, Mavis lo necesitaba más, los problemas en su hogar disminuirían con una amante de Lucifer entre ellas, a diferencia de la familia de Avelin, que sólo acumula estatus.

De cualquier manera, ya había hecho lo que podía y me encontraba orgullosa por haber enfrentado el miedo de hablar frente a todas, así que me sentía satisfecha y me recosté en el gran sofá de la sala, tratando de relajarme pese a los gemidos de Musidra y Domino que se escuchaban de fondo, pues, pese a que lo importante de la reunión había terminado, aún no podía irme. Por consejo de Pao, tenía que cubrir algo del tiempo que estuve ausente y quedarme un poco más. Sería malo que apenas terminara la reunión, yo saliera corriendo.

—Entonces... ya que te quedaste, ¿podrías contarnos más? —Pao se acercó relajada... y con otra botella de sidra en mano.

—Pensamos hacer una fiesta para...

—Levanta la cabeza —interrumpió y obedecí, pero no esperaba que ella se sentara y... y apoyara mi cabeza en sus muslos, de verdad se portaba como una hermana mayor.

Ella comenzó a masajear mi sien y yo mantuve los ojos cerrados para evitar los nervios y la vergüenza.

—Continúa.

—Las... las chicas y yo... —estaba nerviosa, pero ella trataba de ayudar a que me relajara, debía mantener mi mente en ello—. Las chicas y yo tenemos algo de dinero y queremos dejar de trabajar en lo que resta del año... —casi perdí el aliento.

—Así que planean invertir en una gran fiesta para conseguir fondos —dedujo Pao y sus manos pasaron a mis hombros.

—¿Crees que les moleste a las demás?

—Para nada, nos apoyamos entre nosotras, y si les dices que necesitas dinero, no creo que nadie proteste porque cobres la entrada en la fiesta... Aunque las cosas deberán ser gratis para ellas partiendo del hecho de que su sola presencia te traerá clientes.

—Así es —era la voz de Lilinet, y a juzgar pro el sonido, venía con algunas bolsas de frituras—. Tengo un juego de luces en mi recamara, te lo puedo prestar... uy, lindas bragas.

¿Bragas?

Abrí los ojos por curiosidad y ella... ¡estaba levantando mi falda!

—¿Qué... qué haces?

—Busco un lugar cómodo para apoyarme y los adornos de tu falda se ven muy duros —haciendo la falda a un lado, ella se metió entre mis piernas y apoyó la cabeza en mi... en mi pelvis y mi vientre, mirando hacia arriba.

—¿Por... por qué allí?

—Porque así estamos cerca para hablar, tengo donde recargar la cabeza y porque tu trasero sería más cómodo, pero está hacia abajo.

—Ay... —estas chicas se tomaban mucha confianza.

—Tranquila, Erika, solo estamos charlando —Pao trató de calmarme con su masaje.

—¿Y en qué parte de las catacumbas será?

—Yo... sé moverme un poco por allí, sería... sería más profundo.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora